Las chicas

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-Yo le habría destrozado la habitación- Jana estaba partiendo el sándwich con los dedos mientras se metía pequeños trocitos en la boca. Siempre comía muy despacio y masticaba cada bocado más de veinte veces. Me ponía histérica- Aunque tuviste muchos huevos de entrar en su casa.

-Yo creo que se pasó tres pueblos- Giré la cara para mirar a Clara. Ella sólo se había pedido un batido y aun ni lo había tocado- Hizo bien en ir a coger sus cosas, pero ahí debía haberse quedado todo.

-Cómo se nota que no te han dejado nunca- Jana sonreía y casi podía adivinar lo que estaba pensando - El día que te pase sabrás por qué se ha comportado como una psicótica.

-Estoy aquí, gracias- Gruñí, algo ofendida por el apelativo.

Jana rió y sacudió la mano para quitarle importancia. Ese día llevaba el pelo azul eléctrico recogido en una trenza desenfadada y sus ojos del mismo color estaban enmarcados por una gruesa raya de eyeliner. Siempre me había parecido la más guapa y a la vez la más extravagante de las tres. Le gustaba ponerse ropa atrevida, aunque nunca en exceso. Ese día llevaba una camiseta que dejaba su tripa al descubierto, unos shorts demasiado cortos y unas medias de medio muslo demasiado largas. Clara, sin embargo, siempre había sido la voz de la razón y la más recatada. Su pelo rubio platino era liso y le caía suelto por la espalda. Llevaba una blusa azul ligera y unos vaqueros simples. No solía llevar nada de maquillaje, como hoy. Tampoco lo necesitaba, sus ojos caramelo brillaban por sí solos.

-Imagínate que la denuncia-Clara seguía con su rollo insufrible de madraza- Dejó sus llaves por ahí tiradas ¡Eso es una prueba!

-Ese capullo no tiene los huevos de hacer eso- Jana no paraba de reírse y de quitarle importancia a mi alocado impulso de anoche- Y si lo hiciera unas llaves no son prueba suficiente. Relájate- Ahora me miraba a mí- No te va a pasar nada.

Le devolví la sonrisa bastante más tranquila. La verdad es que no tenía ni idea de qué clase de impulso psicótico me había dado para atreverme a hacer semejante barbaridad. El collage de fotos había sido demasiado para mí, definitivamente.

-Encontrarás a alguien en seguida- Me siguió tranquilizando mi extravagante amiga-Siempre lo haces.

-Son todos unos capullos- Me quejé mientras me zampaba lo que me quedaba de sándwich de un bocado- No he tenido una relación decente en mi vida. Soy la viuda negra de las relaciones de pareja.

-Es que te buscas cada uno...-Suspiró Clara mientras ponía los ojos en blanco.

-Joder Clara, cállate- Gruñe Jana- Deja de hurgar en la herida. Ya sabemos que todos sus novios han sido unos gilipollas, no necesita oírlo más.

-Sigo aquí- Digo, alucinando por momentos- Llevo aquí sentada toooda la conversación.

-Tendrás valor de decir que es mentira, tienes un gusto pésimo con los hombres.

-¡Tú tampoco has tenido una relación duradera!

-Porque no he querido- Jana tomó un sorbo de su zumo con una sonrisita de insuficiencia. Odiaba su media sonrisa, me ponía de los nervios que fuera tan creída.

-Porque nadie la aguanta.- Jana atravesó a Clara con la mirada- Pasa de ella Naomi, sólo has tenido mala suerte.

Suspiré mientras me apoyaba en el respaldo del asiento de la cafetería. La verdad es que lo que se dice suerte no había tenido mucha en cuestión de relaciones. Novios serios había tenido unos cinco y ninguno me había durado más de un año. Nunca había llegado a celebrar un verdadero aniversario.

Jana pasaba de todo, le gustaban los rollos de una noche y no quería complicarse la existencia. Clara, sin embargo, llevaba con el mismo chico desde que tenía quince años, es decir, unos diez años de relación. Su novio era bastante rarito, no era un chico que pudieras encontrar en un pub bailando y tomándose una copa con sus amigos, era más bien un informático solitario y bastante friki. Tenían una relación simple y segura, sobre todo para ella ya que era bastante improbable que le pusiera los cuernos como me había pasado a mí en alguna ocasión.

Sacudí la cabeza descartando esos oscuros pensamientos. Bastante tenía con pensar en mi último fracaso amoroso como para seguir recordando los anteriores.

En cuanto volví a prestar atención a la conversación me di cuenta de que se estaban burlando de mí y tocando precisamente el tema que no quería ni oír.

-Mi favorito fue Marcos-Jana se reía siempre mi primer novio, ya sabéis, con el que pierdes la virginidad y todo son fuegos artificiales hasta que se tira a tu compañera de clase- Era el típico chulito de secundaria, de esos que fumaban sin tragarse el humo porque eran muy malotes.

-Yo creo que el peor fue Hugo. Valiente capullo, no he visto un tío más machista en mi vida. Menos mal que lo dejaste, estaba a punto de arrancarle los dientes cuando nos lo dijiste. ¿Recuerdas lo del pan?

-Dejad el tema por favor, ya sé que soy un desastre- Me froté las sienes con cansancio, intentando que el tema no me afectara demasiado. Bastante tenía con mi reciente ruptura como para recordar las anteriores.

-Es que tienes muy mal gusto con los hombres—Clara había tomado un sorbo del batido y se había levantado con el móvil en la mano—Me voy, cosas de familia.

Nos lanzó besos y se fue a todo correr dejando el dinero del batido en la mesa.

—Yo también me tengo que ir ¿Hablamos luego niña?

Asentí, un poco triste porque no quería quedarme sola. Saqué el dinero justo y se lo di a Jana mientras pedía la cuenta al camarero.


Los pasos de NaomiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora