49. Destino aparente

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—Hidan, ¿Quién crees qué me gusta, idiota?—Le sonreí dulcemente—No sabes llevar una broma.—Dejé salir una leve risita, y me aparté de él para observarlo.

—¿Entonces qué?—Preguntó, cruzándose de brazos—¿Quién es esa persona?

Rodé los ojos y me llevé la mano a la cara.

—Tú, obviamente.—Manifesté—El albino inmortal que no se lleva muy bien con mi mejor amiga, esa es la persona que me gusta.

Su semblante cambió en menos de tres segundos; Antes, estaba con una cara de perros. Ahora...Sonreía tanto de manera perversa que hasta podía ver sus dientes. 

Me sonrojé un poco, pero antes de que pudiera pronunciar una palabra, ya me estaba besando. 

Llevó sus manos a mi espalda y me atrajo más a él. Fue bajándolas lentamente hasta mis asentaderas. Di un pequeño respingo, pero me aparté de él un momento. Él me miró extrañado.

—¿Y a ti?—Interrogué, seria—¿Tienes una persona así?

Me observó a los ojos, completamente severo. 

—Sí, la tengo. 

Sonriendo y con la intención de lanzarme a sus brazos en mente, me quedé parada sin hacer nada cuando escuché las palabras salir de su boca.

—Yuki tiene esa clase de personalidad que...Madre mía. Qué chica.

Sonrió como un poseso-psicópata-cabrón que roba gatitos y se fue corriendo. 

Huir es la palabra exacta, porque yo lo perseguía como si fuese la misma muerte que lo dejará sin descendencia y sin dientes.

—¡Vuelve aquí!—Gritaba a todo pulmón—¡No corras!

—¡No me arrepiento de nada!—Dio voces él también, acelerando el paso para que no lo atrapara—¡Qué dulce es la venganza!

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...

Fin pov Maica

Al final, Maica llegó a cogerlo, no podía escapar más. Hidan sabía que era así, por lo que le pidió perdón—riéndose. Riéndose mucho, pero lo hizo—. Sin embargo, él no se arrepentía de nada, porque la salmón le había hecho lo mismo.

Después de eso, y de resguardarse el albino en algún lugar para que una enfadada pero divertida salmón no le atrapase, se largó a buscar a su mejor amiga, tal y como habían quedado. 

Sabía que se había ido hacia el bosque, y hacia allí se dirigía. Quería que viera, además, que le había dejado algo de chocolate y pastel, porque conocía demasiado a su amiga y estaba al tanto de que, seguramente, se le había pasado más de una vez por la cabeza que se había perdido eso. 

Pero gracias a ella, no lo ha hecho del todo. 

Una vez ya fuera del recinto y caminando entre árboles, fue buscando a Alice. Se adentró más, buscándola en el rincón que le había dicho desde un principio; "La parte de arriba, donde la roca. Esa que se veía desde la base".

Y por allí se acercaba, hasta que se escondió en un grueso tronco de un árbol porque había escuchado otra voz aparte de la de su azabache. Una voz masculina que conocía. 

—Sabes que no me puedes retener mucho tiempo.—Recitó ella, como siempre, seria.

—Sabes que puedo hacer muchas cosas para que te quedes quieta conmigo.

«¡Madara!» Pensó la de pelo corto. Así que se trataba de él, quien estaba tan cerca de su amiga...

Y, ahora, venía el dilema en su mente; ¿La dejaba sola? ¿Los dejaba con intimidad para que hicieran cualquier cosa obscena? O, por el contrario...¿Salía para llevársela? Sabía que, si Alice se daba cuenta de que estaba ahí y no hizo nada, se enfadaría.

Mundo deseado|Akatsuki & Naruto|Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz