Instantáneo.
¿Cuántas veces tenemos la oportunidad de encontrar ese "algo"?
¿Cuántas veces hemos encontrado esa pieza que, sin saberlo, hemos buscado por tanto tiempo? Nunca sabremos cuándo es el mayor día de nuestra vida, uno simplemente no puede reconocerlo. No hasta que está sucediendo. No hasta que lo estamos viviendo.
Hay momentos, que creemos marcarán nuestra vida; nos despertamos, abrimos los ojos y nos decimos a nosotros mismos "¡Éste será un día especial, hoy sucederá!", pero aquello que tanto ansiábamos, se torna en un día cualquiera, uno que puede ser olvidado fácilmente con el paso de los años.
Sin embargo, hay días que simplemente vuelven trizas todo nuestro equilibrio, nuestro entorno, días que... nos obligan a cambiar.
Como humanos, es normal pasar la vida entera preocupándonos acerca del futuro, tratando de predecir lo que podría suceder. Como si dándonos una idea de lo que viene, tuviéramos tiempo de prepararnos, impedirlo, o simplemente suavizar el impacto, pero ¿no es ese cambio, al que tanto tememos, el que nos hace ser quienes somos?
El día en que nos comprometemos con alguien, el día donde rompen nuestros corazones. El día que conocemos nuestra alma gemela, el día donde perdemos toda esperanza. El día que descubrimos quiénes somos, qué queremos... El día donde nos damos cuenta... que no hay tiempo suficiente... porque deseamos vivir por siempre.
ESOS, mis queridos amigos, son los mejores días.
El inconfundible aroma del café, perfumaba el ambiente. Las luces brillaban, la gente abundaba y la escena era bellamente adornada por los altos árboles gingko tan característicos de la zona.
Garosu-gil —cuyo nombre significa "calle bordeada de árboles"—, era el camino favorito de Suran para regresar a casa.
¿Y quién podría culparla? Esa calle combinaba perfectamente lo viejo y lo nuevo.
Cuando uno escucha "Gangnam", de inmediato imagina lo que muestran los medios: agencias de entretenimiento, locales con artículos ridículamente costosos y estrellas caminando por doquier... eso... o la famosa canción que hizo al mundo conocer algo sobre K-pop. Sin embargo, dentro de esa zona, también pueden encontrarse puestos de jóvenes aspirantes a diseñador, que dirigen sus propias boutiques independientes y, a pesar de contar con vistosos y extravagantes escaparates, cuentan con precios accesibles; haciendo de la zona, un punto donde las distintas clases sociales convergen.
Otra característica de Garosu-gil, que adoraba Suran, eran los innumerables locales de comida como restaurantes, bares y cafés, con un estilo tan único que, aún sin ser amante de la milenaria bebida, pareciera imposible resistir el impulso de visitar cada uno de ellos. Elegir solo uno como favorito, parecía complicado.
Normalmente, Suran disfrutaba de mirar los alrededores mientras escuchaba algo de música, perdiéndose entre la multitud por su estatura de apenas un metro cincuenta y ocho, pero en esta ocasión, su mente estaba tan ocupada que ni siquiera había notado haberse desviado de su camino.
No había tiempo de llegar a casa. El algoritmo que daría sentido a su programa ya estaba formulado en su cabeza y necesitaba escribirlo antes de perder la idea.
Alzó la mirada rápidamente, sus pupilas se encontraron con un tranquilo café, bastante pequeño en comparación al resto, y cuyas mesas parecían estar vacías en su mayoría.
«Perfecto —pensó»
Tomó asiento en una de las mesas exteriores, agradeciendo internamente la atención de los trabajadores al poner la clave del wi-fi en cada mesa.
Tal vez, podría parecer grosera al llegar de esa forma —sin haber pedido algo antes—, pero eso era lo de menos, escribir aquello era de vital importancia.
El botón de encendido dio vida al artefacto. La pantalla se iluminó requiriendo la contraseña para el inicio de sesión, donde Suran tecleó una combinación de números y letras.
¿Porqué las cosas parecen tardar tanto cuando uno más las necesita? Ese corto lapso de tiempo, donde los segundos transcurren como angustiosos minutos ¿no resulta inconveniente a cualquiera? Por fin podía empezar. Tal como lo había dejado, antes de suspenderla, en la computadora se mostraban diversas ventanas; algunas de internet con incontables búsquedas sobre estructura de códigos, otras sobre alojamiento de datos en archivos, y principalmente, la ventana del compilador que mostraba una línea parpadeante al final de una condicional inconclusa.
¡Aún tenía la idea! Seguro podría hacer que funcionara y al día siguiente sentiría un peso menos encima, solo debía escribir un par de números, el resto de las condicionales y...
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*ᴸᵉᶜᵗᵒʳᵈᵉᴹᴾ³ˑʲᵃᵛᵃ
*ᴼᵇʲᵉᵗᶤᵛᵒ: ᵘˢᵒ ᵈᵉ ᵃʳᶜʰᶤᵛᵒˢ ⁻ᵉˢᵗᵉ ᵖʳᵒᵍʳᵃᵐᵃ ˡᵉᵉʳᵃ́ ˡᵒˢ ᵈᵃᵗᵒˢ ᵈᵉ ˡᵃ
*ᶜᵃᶰᶜᶤᵒ́ᶰ ʸ ᵈᵉᵛᵒˡᵛᵉʳᵃ́ ˡᵃ ᶤᶰᶠᵒʳᵐᵃᶜᶤᵒ́ᶰ ˢᵒˡᶤᶜᶤᵗᵃᵈᵃ ᵖᵒʳ ᵉˡ ᵘˢᵘᵃʳᶤᵒˑ
*ᴬˡᵘᵐᶰᵃ: ˢᵘʳᵃᶰ ˢʰᶤᶰ
*/
ᶤᵐᵖᵒʳᵗ ʲᵃᵛᵃˑᶤᵒˑ*;
ᶤᵐᵖᵒʳᵗ ʲᵃᵛᵃˑˢʷᶤᶰᵍˑ*;
ᵖᵘᵇˡᶤᶜ ᶜˡᵃˢˢ ᴸᵉᶜᵗᵒʳᵈᵉᴹᴾ³ {
ᵖᵘᵇˡᶤᶜ ˢᵗᵃᵗᶤᶜ ᵛᵒᶤᵈ ᵐᵃᶤᶰ ⁽ˢᵗʳᶤᶰᵍ[ ] ᵃ⁾ {
ᵗʳʸ {
/ / ˢᵉ ᵖᶤᵈᵉ ᶰᵒᵐᵇʳᵉ ᵈᵉˡ ᵃʳᶜʰᶤᵛᵒ
ˢᵗʳᶤᶰᵍ ᵃʳᶜʰᶤᵛᵒᴹᴾ³ = ᴶᴼᵖᵗᶤᵒᶰᴾᵃᶰᵉˑˢʰᵒʷᴵᶰᵖᵘᵗᴰᶤᵃˡᵒᵍ ⁽"ᴱˢᶜʳᶤᵇᵃ ᵉˡ
ᶰᵒᵐᵇʳᵉ ᵈᵉˡ ᵃʳᶜʰᶤᵛᵒ"⁾;
ᶤᶠ ⁽ ᵎᵃʳᶜʰᶤᵛᵒᴹᴾ³ˑᶤˢᴱᵐᵖᵗʸ⁽⁾⁾ {
/ / ᶜʳᵉᵃ ᵒᵇʲᵉᵗᵒ ᶠᶤˡᵉ ᵖᵃʳᵃ ᵐᵃᶰᶤᵖᵘˡᵃʳ ᵃʳᶜʰᶤᵛᵒ
ᶠᶤˡᵉ ᶜᵃᶰᶜᶤᵒᶰ = ᶰᵉʷ ᶠᶤˡᵉ⁽ᵃʳᶜʰᶤᵛᵒᴹᴾ³⁾;
/ / ᴸᵉᶜᵗᵒʳ ᵈᵉ ᵈᵃᵗᵒˢ ᵈᵉˡ ᵃʳᶜʰᶤᵛᵒ ⁽ᶠˡᵘʲᵒ ᵈᵉ ᵉᶰᵗʳᵃᵈᵃ⁾ˑ
ᶠᶤˡᵉᴵᶰᵖᵘᵗˢᵗʳᵉᵃᵐ ᵃʳᶜʰᶤᵛᵒ = ᶰᵉʷ ᶠᶤˡᵉᴵᶰᵖᵘᵗˢᵗʳᵉᵃᵐ⁽ᶜᵃᶰᶜᶤᵒᶰ⁾;
/ / ᶜᵃˡᶜᵘˡᵃ ᵗᵃᵐᵃñᵒ ᵈᵉ ᵃʳᶜʰᶤᵛᵒ
ᶤᶰᵗ ᵗᵐᶰᵒ = ⁽ᶤᶰᵗ⁾ ᶜᵃᶰᶜᶤᵒᶰˑˡᵉᶰᵍᵗʰ ⁽⁾;
/ / ˢᵃˡᵗᵒ ᵃ ˡᵒˢ ᵘ́ˡᵗᶤᵐᵒˢ ¹²⁸ ᵇʸᵗᵉˢ ⁽ᵈᵒᶰᵈᵉ ˢᵉ
/ / ᵃˡᵐᵃᶜᵉᶰᵃ ˡᵃ ᶤᶰᶠᵒʳᵐᵃᶜᶤᵒ́ᶰ ᵈᵉ ᵃʳᶜʰˑᴹᴾ³
ᵃʳᶜʰᶤᵛᵒˑˢᵏᶤᵖ ⁽ᵗᵐᶰᵒ⁻¹²⁸⁾;
/ / ᴸᵉᵉ ᶤᶰᶠᵒʳᵐᵃᶜᶤᵒ́ᶰ ʸ ˡᵒ ᵍᵘᵃʳᵈᵃ ᵉᶰ ᵃʳʳᵉᵍˡᵒ
ᵇʸᵗᵉ[ ] ᵘˡᵗᶤᵐᵒˢ¹²⁸ = ᶰᵉʷ ᵇʸᵗᵉ [¹²⁸];
ᵃʳᶜʰᶤᵛᵒˑʳᵉᵃᵈ⁽ᵘˡᵗᶤᵐᵒˢ¹²⁸⁾;
/ / ᶜᵒᶰᵛᶤᵉʳᵗᵉ ᵃʳʳᵉᵍˡᵒ ᵉᶰ ᶜᵃᵈᵉᶰᵃ ˡᵒˢ ᵈᵃᵗᵒˢ ᵃ ᵐᵒˢᵗʳᵃʳ
ˢᵗʳᶤᶰᵍ ᵈᵃᵗᵒˢ = ᶰᵉʷ ˢᵗʳᶤᶰᵍ⁽ᵘˡᵗᶤᵐᵒˢ ¹²⁸⁾;
/ / ˢᶤ ˡᵒˢ ᶜᵃʳᵃᶜᵗᵉʳᵉˢ ᵉᵐᵖᶤᵉᶻᵃᶰ ᶜᵒᶰ "ᵀᴬᴳ"˒ ʰᵃʸ ᶤᶰᶠᵒˑ
ᶤᶠ ⁽ᵗᵃᵍˑᵉᵠᵘᵃˡˢ⁽"ᵀᴬᴳ"⁾⁾ {
ˢʸˢᵗᵉᵐˑᵒᵘᵗˑᵖʳᶤᶰᵗˡᶰ⁽"ᴺᵒᵐᵇʳᵉ: " ⁺ᵈᵃᵗᵒˢˑˢᵘᵇˢᵗʳᶤᶰᵍ⁽ |
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Todo se esfumó.
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Green Tea
Teen FictionHay momentos, que creemos marcarán nuestra vida; nos despertamos, abrimos los ojos y nos decimos a nosotros mismos "¡Éste será un día especial, hoy sucederá!", pero aquello que tanto ansiábamos, se torna en un día cualquiera, uno que puede ser olvid...
