Capítulo 5: Una sirena y dos muñecas

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Se había puesto el bikini verde con estampado de hojas y pequeñas flores hawaianas rosas. Miraba su reflejo una y otra vez en el espejo que estaba colgado en el interior de la puerta de su armario. Se miraba de frente, perfil y espalda, no muy convencida de lo que veía, pues nunca le había gustado la idea de enseñar tanta carne. Se puso de perfil una vez más, echó los hombros hacia abajo y los llevó hacia atrás, colocando la pelvis ni muy hacia delante ni muy hacia atrás para conseguir erguir su espalda por completo. Eso hizo que adoptara una postura más esbelta.

Siempre trataba de mantenerse erguida y con la espalda recta, pues era algo que le había inculcado su madre desde temprana edad y que los profesores de esgrima habían reforzado.

Su teléfono móvil sonó. Le había llegado un mensaje y dejó su observación personal para leerlo:

"Hola, soy Jim. Lilo y yo iremos ahora a la playa, ven cuando puedas, te esperamos allí, cerca de la torre del vigilante. Avisa si no puedes venir."

Jane se sentó en la cama para responder al mensaje con un "Ok. Estaré allí en un rato". Se puso una camiseta gris y larga que le cubría la mitad de los glúteos y unos pantalones vaqueros que le llegaban un poco más arriba de de mitad del muslo. Cuando se fue a calzar su madre llamó a la puerta y, tras darle permiso, Wendy abrió la puerta y se apoyó en el marco.

- Jane, cielo, voy a bajar al centro con el coche. ¿Quieres que te deje en la playa?

- Si... vale. Gracias.

Tras preparar una mochila con un par de cosas que podría necesitar (toalla, agua, ropa limpia...) salió de casa y se subió al coche con su madre.

Durante el trayecto miró al espejo retrovisor de su derecha. Se le hacía muy extraño ir en el coche sentada a ese lado. No quiso ni pensar cómo sería para su madre después de llevar toda la vida conduciendo por el lado izquierdo de la carretera.

Llevaba la ventanilla ligeramente abierta, de modo que una pequeña y agradable brisa soplara en su rostro y revolviera su pelo.

Su pelo. No podía dejar de verlo en el espejo, y sabía muy bien porqué era: Los comentarios de Hiro afloraron en su mente cuando vio su reflejo en el retrovisor lateral y su pelo danzaba como las orejas caídas de un perro al sacudirse.

- Mamá... ¿Te gusta mi pelo?

- Vaya pregunta. Claro que me gusta.

- <<Eso es porque soy tu hija, seguro>> ¿No te parece que tiene mucho volumen aquí? - Preguntó llevándose las manos a las puntas -. ¿No te recuerda a un caniche o algo así?

- Eso es porque ahora estás despeinada – respondió Wendy sin apartar la vista de la carretera.

Jane se retorció un poco en el asiento mientras seguía palpando su pelo, tratando de aplanarlo. Su madre la vio de reojo.

- Si quieres puedo buscar alguna peluquería y pedir cita para que te hagan un retoque.

- No. Da igual.

- ¿A que viene esa repentina preocupación por tu pelo? Tranquila, seguro que a tu amigo le da igual.

- ¡Qué pesadita estás!

- Lo siento – dijo entre risas - ¿Te dejo aquí?

- Si, gracias.

Bajó del coche y se despidió de su madre.

- Si necesitas que te recoja llámame.

- Si. Vale. Gracias.

Wendy se fue y Jane quedó finalmente sola, con su mochila, sus nervios y la continua plegaria de <<Por favor, que no esté el perro>>. Por un momento se arrepintió de haberle comentado el plan a su madre; Pensó que, tal vez, había sido mejor mentirle a Jim y decirle que no le habían dado permiso. Pero ahora ya estaba ahí, no había vuelta atrás.

2nd Generation (Español) -PAUSADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora