Parte 6. Narración de los Hechos de la TARDE del 26 de Octubre

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Parte 6. Narración de los hechos de la tarde del26 de octubre

De camino a la calle Sexta, después de haber comido algo rápido, Parker nos llamó. Nuestro singular amigo Lou Chan y su obediente hijo estaba siendo dócilmente procesados por el equipo de Sinclair. Increíble. Tal colaboración rallaba la sospecha. Nos preguntó por el procedimiento a seguir. Rot le ordenó que les dejaran ir si no encontraban nada más, aparte de la muy probable coincidencia del cabello asiático encontrado en el piso de Bristol. No era incriminatoria de forma clara. Fue encontrado cerca de la puerta del piso, en el suelo. En definitiva, sólo indicaba que Kuan Yin había estado allí, algo que ya habíamos confirmado.

Más tarde confirmamos que no hubo ninguna prueba, huella o rastro añadido que le implicara en mayor medida. Ni epiteliales, ni huellas, ni más cabellos, ni una mota de coca, ni tan siquiera de polvo. Nada que demostrara que Lou Chan o su hijo hubieran tocado a Bristol, y menos a Barrow.

Pedimos al bueno de Parker que, cuando terminaran con el padre e hijo, se reuniera con nosotros en la peluquería, pero que antes enviara a alguien a ver a la señora Deveró a mostrarle fotos de Lou Chan y su hijo, por si la anciana les reconociera como los asiáticos del autobús y nos estuvieran engañando en eso. No contábamos con que fuera así, pero no queríamos dejar cabos sueltos.

Yo seguía dándole vueltas al asunto de Lou Chan. Me resultaba tan extraño como sospechoso que alguien, con negocios cuando menos, oscuros, fuera tan receptivo y colaborador con la policía. Por otro lado, toda esa pausa, la frialdad de ambos, sobre todo, de Lou Chan, sus gestos sutiles y medidos... Controlando la situación, colaborando sin dudas... Así sólo actúa una persona inocente, o un inteligente, muy inteligente asesino, como parecía que era nuestro asesino.

De no haber existido el asesinato de la señora Newell y de no haber estado tan seguros de que se trataba del mismo asesino, Lou Chan y su hijo serían nuestros principales sospechosos. Y serían sospechosos perfectos. Sus coartadas dependían de su familia, sus actividades y negocios eran dudosos, tenían el móvil perfecto para haber matado a Barrow. Teníamos pruebas de que habían estado con Susan Bristol... Pero... Nada les relacionaba con Newell. Tan sólo los vídeos mostraban a alguien que físicamente y por sus ademanes, podrían coincidir con Lou Chan, pero aun así... el hombre del vídeo tenía cierto amaneramiento que desentonaba con Lou Chan.

En el trayecto hasta la peluquería, Rot debió mirar el reloj unas 10 veces, estaba nervioso, o preocupado, no estaba segura.

—¿Tienes una cita o qué? —pregunté sin poder resistirme.

—Son las tres y media... y no hemos tenido ningún aviso —dijo mirando al frente mientras conducía—. Parece que hoy va a descansar... —explicó al fin.

—¿Esperas otro muerto? —pregunté.

—En el fondo, no. Sería demasiado precipitado incluso para él —contestó frunciendo el ceño.

—Queda toda la tarde... y toda la noche —recordé—. ¿Por qué lo descartas ya?

—Intuición. No existe ninguna razón, pero... —explicó encogiéndose de hombros.

Palomas y GorrionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora