CAPÍTULO 58: Where...is...she?

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-No lo voy a preguntar por segunda vez. ¿Dónde tenéis a la chica?- Exclamó haciendo hincapié en cada una de las palabras de la pregunta. Emma llevaba dos días desaparecida, y desde que se la habían llevado no habían dejado de tender trampas a demonios para interrogarlos.

Las primeras horas, Dean había estado completamente ausente. Pero en mitad de la noche, cuando los demás en la habitación no habían podido luchar más contra el sueño y estaban quedándose dormidos, él había levantado la vista, se había incorporado y echado a andar por la puerta de la habitación del motel. Y los demás habían salido tras él sin decir ni una sola palabra.

El primero se lo encontraron por casualidad, y resultaba que no era del equipo rebelde. Se trataba de uno de los de Crowley. El Rey del Infierno había mandado a sus secuaces para vigilarlos y asegurarse de que cumplían su palabra.

No por eso lo habían tratado mejor que al resto, de hecho Dean se había ensañado muchísimo más con él, culpando también a Crowley de todo lo que estaba ocurriendo. De ese primer secuaz sacaron los nombres de los principales que se habían levantado contra Crowley, asegurándole que tras el interrogatorio le dejarían vivir.

Obviamente, aquello había sido mentira.

Se apoderaron del teléfono móvil de aquel demonio y llamaron al primer y único que teléfono que estaba en la lista de llamadas recientes. Se lo había cogido uno de los segundos al mando, pero al decirle quiénes eran, el de acento británico no había tardado en ponerse al otro lado de la línea.

Dean había sonreído al oír la voz cabreada de Crowley. Este había soltado toda clase de serpientes por la boca antes de oír la amenaza de los tres cazadores. Más nombres de demonios del otro bando o seguirían cargándose al resto de los suyos para obtener más información.

El demonio no opuso mucha resistencia, al fin y al cabo le interesaba que sacasen a Emma viva de aquello si no quería que todo el submundo se levantase contra él.

-¿Creéis que me importa que me matéis? – Preguntó socarronamente el demonio ante la atenta mirada de los tres cazadores y el ángel. Dean se quitó la corbata que había llevado como accesorio del traje usado como fachada para encontrar a aquel bicho mientras le miraba lleno de furia. En aquellos momentos se cuestionaba si Emma había tenido razón, si realmente la marca podría haber dejado algún efecto secundario en él.

Cogió el cuchillo de la mano de Liz, la última que se había encargado de torturar a aquel demonio, y atravesó el hombro de la criatura con él, quedándose a la altura de su oído.

-¿Dónde tenéis a Emma?- El ente dentro de aquel hombre gritó, finalizando el alarido con una carcajada macabra.

-Emma...- Comentó entre las risas.- Así que así es como se llama la gatita peleona.- Dean frunció el ceño separándose un poco del tío para mirarlo a la cara.- Dios, estamos disfrutando mucho con ella, no sabes cómo grita.- Dean tensó la mandíbula, apretando los dientes como si se tratase de un perro de presa, tratando de contenerse.- Oh, espera... Quizá sí que lo sabes.

Fue como si apretasen el gatillo, no tuvo que pensárselo dos veces para sacar el cuchillo del hombro y enterrárselo en el cuello. El demonio convulsionó entre destellos anaranjados, dejando caer su rostro después de que Dean retirase el arma. El menor de los Winchester tuvo que coger a su hermano y separarlo para evitar que se desquitase con el cadáver de aquel individuo.

-¡Dean, para!- Pidió después de recibir un codazo en el estómago por parte del aludido al tratar de librarse de su agarre. Lo estrelló contra la pared con ayuda del ángel, mientras Liz lo observaba todo sin ningún gesto de sorpresa en el rostro. Aquello se había vuelto una costumbre en los dos últimos días.

BECOMING A HUNTER ⇘ SUPERNATURAL ✓ EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora