Cap.37 "RENCUENTRO "

3.5K 337 25
                                    

 "Como quieras" Esas eran las últimas palabras que le había dicho Hoseok, y palabras que no podía quitar de su mente el pobre aliencito. "como quieras"... después de todo, Hope siempre le había dejado en claro a Tae que no quería nada con él, pero nunca pensó que sería tan cruel como para ni siquiera importarle un poco los sentimientos del moreno. Esos ojos oscuros mirándolos sin ningún brillo, esa mandíbula tensa y esos puños cerrados, además de ese pelo azabache que hacia juego con su oscura personalidad... Hoseok definitivamente nunca le tuvo un mínimo aprecio a TaeTae. Y eso era para partirle el corazón al menor.
Ya estando en su departamento, con solo la luz del atardecer alumbrando su habitación, Tae estaba acostado en su cama, mirando el techo con ojos perdidos y con su corazón hecho trizas, sus lágrimas estaban secas en sus hinchados ojos, y no paraba de tener hipos por sus anteriores sollozos. Había llorado desde el momento que vio a Hoseok y terminó lo que sea que tenían. Después de eso, su día fue para abajo en un cerrar de ojos.
Su madre no había llegaría ese día por temas de trabajo, y Tae se sentía más solo que nunca. El pensar que tenía que estar con sus pensamientos sentimientos toda la noche en su mente, lo hacía estremecer por el simple hecho de que sabía que no iba a poder dormir. Era como esos días cuando era más pequeño y el menor no podía parar de llorar por la muerte de su padre, pero esas veces, siempre se iba con ese moreno de ojos castaños y tiernos, que le hacía acelerar el corazón con esa dulce voz que le cantaba cada vez que lo veía llorar, cuando lo abrazaba, su mundo paraba un momento de girar, y se quedaba tranquilo al lado de ese joven, que ahora era el universitario que tuvo que rechazar por un chico malo. ¿Pero qué es lo que le pasaba a Tae?
De seguro que si hablaba con Jaejoong, él le diría de inmediato que fuera con Yonghwa, que le diera una segunda oportunidad, que olvidara a Hoseok, que hiciera valer su cuerpo, tanto como sus sentimientos, que no se dejara llevar por la lujuria de ese chico malo, y que si se dejara llevar por la perfección del universitario. Pero Tae sabía que no podía hacer eso, y no era tanto por la lujuria que sentía por Hoseok, si no que era por el amor que sentía por ese azabache hombre, ese que después de todas esas veces que le había dicho que no correspondería sus sentimientos, le había asentido al momento que el moreno le preguntó si le gustaba, ese joven que le daba besos en su cuello y lo dejaba sin respiración cada vez que lo miraba, ese joven que lo abrazaba por detrás se reía por lo bajo, dándole cosquilleos en la espina dorsal del menor, ese joven que con solo un beso le daba vueltas incontrolables al mundo del pequeño aliencito. Ese joven que tanto amaba el moreno, y que no lo podía quitar de su mente ni de su acelerado corazón.
-Hoseok –susurró ese nombre que lo hacía estremecerse cada vez que lo tenía en presencia.
Al día siguiente, Hae se despertó con un golpeteó fuerte en su departamento. No había ido a su escuela ya que había pescado un resfriado, no era una buena idea dormir con la ventana abierta con el invierno prominente.
Al mirar por el orificio de su puerta, notó que era Jin. El menor se mordió el labio en nerviosismo, después de todo, Tae había terminado con su mejor amigo y no sabía que le diría este. Lo único que no quería, era tener más esperanzas falsas.
-Tae –habló el joven del otro lado de la puerta. El moreno puso rápidamente su espalda en la madera y trato de calmarse un poco. Tratando de no hacer ruido –Sé que estas ahí, no fuiste a la escuela, y Hoseok tampoco. Y no estás allá.... Tae, por favor abre, tengo que hablar contigo. –El corazón del menor estaba acelerado al escuchar ese nombre que lo hacía alucinar. Pero con todas sus fuerzas, se puso derecho y miró nuevamente hacia donde estaba la puerta. Lentamente la abrió y dejó pasar al joven.
-Ji...
-Tae, lo siento mucho. –el joven miró hacia arriba y observó los ojos castaños del otro, estaban algo vidriosos, y el moreno no podía entender el por qué.
-no tienes que disculparte Jin, tu no...
-Yo te dije que siguieras con él, yo fui el idiota que te dio alas cuando sabía que Hoseok no daría su codo a torcer, yo fui el culpable de que todo esto terminara de esta forma, yo fui el chico malo que te incentivó a meterte con un imbécil como Hoseok. Lo siento mucho, Tae, te mereces a alguien mucho mejor, a alguien que te aprecie, que te quiera tanto como todos lo hacen acá, que te respeten por lo que eres, y que por sobre todas las cosas te pongan de prioridad, algo que sé muy bien que no ibas a tener con Hoseok, es por eso que vine hacia acá para disculparme contigo, porque fui el idiota más grande. Porque yo fui el que te hizo seguir con esto. Discúlpame. –las palabras salían como dagas que le clavaban lentamente en el corazón del moreno. Sus ojos le dolieron un poco al sentir como unas lágrimas querían salir rebeldemente desde allí. Pero no quería derramar más de esas, quería ser fuerte, quería superar rápido a ese chico malo, quería olvidarlo, y no recordar nunca más esas caricias de dedos fríos y delgados por su cuerpo.
-Jin, tú no tienes la culpa. –comenzó en un hilo de voz, fallando drásticamente a todo su fuerza de voluntad –La culpa es mía y de nadie más, yo fui el imbécil que dejó que lo trataran de la forma que lo hicieron. Solo que pensé que por un momento, y en el fondo del corazón, que algún día Hoseok si iba a corresponderme, pensé que si me quedaba un tiempo más con él, Hope iba a quedarse conmigo. Pero fue una estupidez, después de enterarme que estaba comprometido. Además de irse con ella y "rotar" de personas conmigo. Yo... -su voz se quebró y sintió como la mano de Jin se posaba delicadamente en su cabello –Yo de verdad pensé que a él le gustaba aunque sea un poco.
Perdió su propio juego, y dejó escapar su tristeza contra el pecho de Jin. Sus sollozos hacían eco en el living de su departamento, y después de un buen tiempo, sintió como el mayor lo sentaba en el sillón y lo abrazaba con fuerza. Después de todo, Jin había estado siendo su pilar desde hace un tiempo atrás.
-Lo siento mucho, TaeTae –le susurró el mayor contra el cabello del otro. El rostro del menor estaba enterrado en el cuello de Jin y no lo sacaría de ahí por un buen tiempo, necesitaba calmarse para poder mirar al otro. –No puedo hablar por Hoseok, pero si puedo decir que lo conozco desde hace mucho mucho tiempo, y yo también pensaba que Hope iba a rendirse contigo, después de todo, él jamás se había comportado así con alguien, eres la primera persona que conozco que haya durado tanto con este idiota. Además de ser el primero que Hoseok presenta a sus amigos tan... formalmente, y en realidad, todo lo que hacía Hope contigo era extrañamente nuevo para nosotros. Como si fueran pareja oficial, Hoseok te abrazaba, te besaba, te protegía, y te reclamaba como suyo siempre que estábamos cerca. Y ni te cuento de los celos, que pude ser el espectador en todas esas desagradable ocasiones. –El menor sonrió un poco al poder recordar esos exquisitos celos de Hoseok, esas veces que el ex rubio le decía que era solamente de él, con esos rellenos y gruesos labios pasando por su punto débil, en el cuello, mordiéndolo y succionando hasta dejar su marca, que después el moreno la tenía por toda una semana. Esos momentos de pasión que el menor no podía olvidar aunque quisiera. Era imposible quitar esos dedos fríos de su cuerpo, estaban impregnados en su piel, tanto como ese aroma que lo hacía delirar al solo olerlo.
-Ya no importa nada, Jin. –habló el moreno, cerrando los ojos y tratando de hacer desaparecer todas esas imágenes que lo hacían estremecerse. –Voy a olvidarlo, como sé muy bien que él ya lo hizo. –palabras difíciles de pronunciar, al mismo tiempo que también eran difíciles de creer.
-Si te sirve de algo –empezó el mayor, acariciándole el cabello castaño del aliencito. –Cuando no vi a Hoseok llegar a la escuela, me preocupé un poco, ya que teníamos algo pensado para hacer este día. Y tampoco te vi a ti, de hecho le pregunté a Jimin en dónde estabas, y me dijo que no habías llegado. Saqué por conclusión que estabas con Hobi. Pero necesitaba a ese idiota, así que fui a su departamento. –El menor se sorprendió un poco al escuchar a Jimin en la conversación, después de todo, Hoseok se llevaba muy mal con su amigo, y pensaba que la pandilla del ex rubio también lo hacía. –Al llegar, toqué la puerta varias veces, y nadie me respondía, pero sabía que había alguien, se escuchaban cosas colisionando. –El mayor se aclaró la garganta y prosiguió –pensaba que tu y Hoseok... bueno... estaban teniendo relaciones –el menor sintió como todas su mejillas se calentaban por la vergüenza y su corazón palpitó rápido por las imágenes mentales de él y su Hoseoki, no... ya no era su Hoseoki, de hecho, nunca lo fue. –Pero me di cuenta al segundo que no era así, porque escuché vidrios quebrándose. Así que toqué la puerta con fuerza. Hasta que un destrozado Hoseok la abrió, mirándome con ojeras y olor a alcohol en su cuerpo, no podía pararse bien y se veía más cansado que nunca. –narró el mayor, aunque Tae aun no entendía que tenía que ver eso con el moreno. –Cuando entre, su departamento estaba hecho un desastre, todas las cosas estaban despedazadas, papeles por todas partes y sus muebles dados vuelta. Era extraño, ya que el idiota siempre ha sido un adicto a la limpieza. Cuando pude hablar con él, me contó todo lo que le dijiste Tae –El moreno se sentó derecho en el sillón y miró a los ojos de Jin, tratando de averiguar si había algo de mentira en sus orbes, lo cual solo pudo notar sinceridad y un toque de preocupación. –Me contó que habías terminado lo que tenían, que no ibas a estar más a su lado, que te habías decidido, que te irías con Yonghwa, que vivirías tu vida, que nunca más serías de Hoseok, y que jamás en tu vida mirarías nuevamente a Hope... -Su cuerpo se tensó al solo pensamiento del azabache diciendo esas cosas, tan dolidas, como si de verdad le importara el hecho de que Tae ya no estaría más en su vida. –Estaba hecho un desastre Tae –le aseguró el otro, tratando de mirarlo, pero el castaño solo tenía los ojos pegados en sus manos, convenciéndose que todo esto era una ilusión, y que en realidad, el moreno era solo uno más en la vida del ex rubio.
Después de pensamientos deprimentes en el sillón, el moreno se paró y forzó una sonrisa, parándose desde el lado de Jin y mirándolo hacia abajo.
-¿Quieres un té con torta? –le preguntó el castaño, cambienado el tema y también el ambiente, de incomodo a menos incomodo. Pero aun así, estaba el tema presente en cualquier momento. El mayor notó lo que quería lograr el moreno, y sonrió al igual que él, pero esta fue una verdadera.
-Me encantaría, aliencito. –le dijo, parándose y acompañando a Tae a la cocina. Este le dijo que se sentara en la mesa, y que no tardaría. Después de unos minutos, el moreno llegó con dos platos, uno en su mano y otra en su antebrazo, para poder sostener la taza de té en su otra mano.
-¿y tú no tomarás? –le preguntó el mayor –puedo notar que estas un poco nasal, ¿estás enfermo? Necesitas algo para calentarte. –El moreno sonrió sinceramente con ese habitual gesto tierno y felino y negó con su cabeza. En verdad estaba enfermo, pero no sabía si lo de lo nasal era por todo el llanto o por el resfriado.
-Estoy bien, solo quiero algo de dulce en mi boca. –comentó. Tratando de desviar los pensamientos de Hoseok de su mente.
Era primera vez que Jin y Taehyung hablaban tanto, de hecho, jamás había hablado tanto en su vida con una persona. Generalmente el moreno era de pocas palabras ya que se aburría rápidamente, las palabras nunca fueron para él, su acento de Daegu hacia las cosas un poco más complicadas de lo que ya eran, y el cohesionarlas hacía su vida menos simple de lo que quería que fueran. Era por eso que era más tímido al hablar y prefería demostrar las cosas en vez de hablarlas, pero esta vez, fue al contrario. Tae le contó mucho de su vida en Daegu a Jin, y de alguna forma también se enteró de la vida del mayor. Cosas que jamás pensó saber. Cosas familiares, de calibre y personales. Cosas que atesoraría en su corazón de saberlas. Definitivamente Jin era alguien diferente a como se hacía de ver, era alguien sensible, de pensamientos fuertes y profundos, había tenido una vida dura y seguía pensando que Hoseok podía cambiar en algún momento, por eso se esforzó en que Tae estuviera con el azabache, después de todo, su mejor amigo había salido de un pozo cuando sostuvo la mano del aliencito.
-Y dime Tae, ¿tu y Yonghwa... siguen viéndose? –le preguntó, en un tono menos interesado, pero el moreno sabía muy bien a donde iba la conversación y lo que quería averiguar el mayor.
-No –respondió en seco, recordando ese momento en que terminó su amistad con el universitario por el bien de su relación con el chico malo. –Lo dejé de ver después que me besó en la heladería, en realidad, no quiero hacerle lo mismo que Hoseok hizo conmigo, es por eso que no le daré alas porque sé que no volaré con él. –Su acentó más que marcado en cada silaba, sentía como una furia le quemaba el estomago y la culpabilidad le carcomía los huesos. Era un hecho que Yonghwa quería más que un amigo con Taehyung, pero aun así, el cómo terminó la valiosa amistad que tenía con el mayor, al moreno le dolía el solo pensarlo. Ahora mismo se odiaba y quería ir al departamento de al lado y pedir disculpas por ser tan grosero.
-Significa que... ¿tu y Yonghwa jamás estarán juntos, no importa que Hoseok ya no esté contigo? –preguntó con una curiosidad evidente en sus pupilas.
En realidad, el moreno no se había dedicado a pensar en tener otra relación que no fuera J-hope, después de todo, había sido ayer el momento de su ruptura y no se sentía con ganas de tener a nadie más a su lado. Pero... de alguna forma recordar esos exquisitos momentos con los tiernos ojos de Yonghwa lo hacían estremecerse por tanta dulzura.
-No he pensado en estar con nadie por el momento, y creo que no estaré con Yonghwa, no quiero perder nuestra amistad. Aunque... -los ojos del mayor lo miraron con atención y un resplandor de preocupación –Tal vez, más adelante, si Yonghwa y yo tenemos química, no voy a negarme a él. Siempre he creído que él es el mejor candidato a novio, ya sea para una chica como un chico. Es cariñoso, afectuoso, es un caballero, es bueno con los niños, es amable, humilde, inteligente y no voy a negar que es muy guapo, además que canta como los ángeles y es el único que me ha compuesto una canción. No tiene ningún tipo de error por ninguna perspectiva. –La sonrisa de Jin se había desvanecido de su rostro y solo podía notar como sus castaños ojos dejaban de brillar.
-Entonces... ¿Volverás con él, y Hoseok pasará a la historia? –preguntó con evidente tristeza.
-No sé que pase durante todos estos meses que quedan antes de irnos de la escuela, lo único que puedo decir, es que Hoseok y yo no estaremos juntos, ha roto demasiado mi corazón y no creo que sea capaz de soportar más humillaciones. Yo solo quiero vivir y descansar de él y su entorno. Solo quiero volver a mi vida normal, y si me dieran la oportunidad de volver a Daegu, lo haría sin pensarlo dos veces. No tengo ningún apuro con estar con alguien en mi vida. Solo quiero olvidar. Eso, nada más. –La conversación se estaba tornando nuevamente a algo más depresivo y profundo, algo que Tae no quería que pasara, quería dejar de sentir ese nudo en la garganta que lo sofocaba como nunca antes, y quería volver a la normalidad. Al momento de mirar el reloj de pared que tenían puesto en su departamento, notó como ya era tarde, y había hablado por más de 10 horas con el mayor. Impresionante para el moreno.
-Bueno, ya van a ser las doce y necesitas dormir, aliencito. –dijo Jin parándose de su silla, mirando la hora también. –Espero verte mañana, y fue un honor entablar esta conversación, Tae, espero que se repita. –Se despidieron con un abrazo y Tae cerró la puerta.
Respiró, exhaló e inhaló, varias veces, dejando que el aire pasara por su cerebro y lo hiciera funcionar. Necesitaba aire en sus pulmones como en sus venas. La conversación lo había dejado agotado tanto psicológica como físicamente. Fue directo a su cama y se durmió, sin escuchar a su madre que llegaba del trabajo.
Ya había pasado una semana desde la "ruptura" de Taehyung conJ-hope. Y al parecer, los rumores corrieron rápido por los pasillos, era impresionante para Tae darse cuenta que fue un tema el hecho de que un "amigo" de J-hope dejara la pandilla sin ser odiado por esta. El moreno trató con todas sus fuerzas de faltar a las clases de matemáticas, las que se topaba con el chico malo. Tenía siempre una excusa.
Los amigos de Tae estaban más atentos que él, y se notaba el cariño que cada uno le tenía al aliencito, después de todo, su enfermedad seguía acrecentándose y ahora ni siquiera tenía voz para poder hablar con propiedad sin escuchar una afonía evidente.
-Debes beber miel –le dijo Henry en el casino, sin notar unos oscuros ojos mirándolo. –te hará mejor, mi madre siempre me daba –le comentó. El mayor le asintió y se abrazó más a su roja bufanda. Sentía su cuerpo débil y caliente.
-Déjame ver. –habló Jung Kook, acercándose al moreno y posando su mano en la frente de este. –Tae estás ardiendo, debes ir a la enfermería.
El moreno asintió levemente y se paró débil de su silla, ya ni podía respirar bien al sentir esa mucosidad por su nariz. Su voz estaba más nasal que nunca y su color de piel estaba extrañamente pálida.
Al caminar por los pasillos y llegar a la puerta de la enfermería, vio a un azabache observándolo con esos ojos que hacían derretir al moreno. Era extraño el modo en que Hoseok de verdad era una droga para el castaño, y después de esa semana sin esa droga, su cuerpo pedía a gritos de ella. Temblando más de la cuenta y sintiendo como sus piernas no podían controlar la ardiente tensión que existía entre ellos, el mayor caminó rápidamente hasta donde estaba el castaño, este lo miraba con ojos vidriosos por el resfriado.
-¿qué haces? –le preguntó el mayor, arrinconando al tembloroso moreno, que no paraba de crear ilusiones con su mente enferma. –¿Sabes que estás deplorable, acaso no te cuidas? –Tae rio por lo bajo, su corazón se aceleraba con cada palabra que el otro decía, su respiración se entrecortaba mucho más de lo que ya estaba debido al resfriado y esos estremecimientos habituales no paraban desde su espalda. No sabía si se sentía caliente por la fiebre o por ese aroma exquisito de Hoseok que lo estaba empezando a afectar.
"Tae, Tu terminaste esto, él fue el peor contigo, no sedas a sus encantos"
Una mano se posó en su rosada mejilla y lo acarició con la yema de su dedo pulgar.
-¿Quién te está cuidando? –le preguntó, el moreno solo podía mirar al otro hacia arriba, no podía cohesionar ninguna palabra y sentía que su corazón explotaría por ese candente contacto. –Tae, ¿qué pasa? –le habló con voz delicada, como si se dirigiera a un cachorro sin hogar. –Tae, mírame bien, necesitas un médico. –El moreno podía sentir como un sudor frió se creaba en su frente, además de su caliente cuerpo, que necesitaba esos gruesos labios con él. Se sentía débil, tanto físicamente como emocionalmente, necesitaba a Hoseok, lo quería para él, quería sus abrazos, y todo lo que se prometió esa semana, todos esos intentos por no verlo, fueron un fracaso en ese mismo instante. Con un aliencito apoyado en la pared, sin respiración por esos fríos dedos que tanto amaba en su candente piel. Lo necesitaba más que nunca. Y no quería saber que estaba delirando, porque este había sido el sentimiento más sincero que tuvo durante toda la semana con respecto a su chico malo.
-Te amo –le habló el castaño, sin poder contener sus sentimientos, sin poder contener ese pesar, esa tristeza –Y te odio. –lo miró furioso, trató de zafarse del agarré del azabache pero su cuerpo estaba muy débil. Además de poder notar la cara de confusión del otro.
-Estas delirando, Taehyung –escuchó lejos, viendo como se desvanecía el mayor segundo a segundo, por unos resplandores morados y negros que se hacían presente frente a sus ojos. Sus piernas se debilitaron y lo último que pudo escuchar antes de desmayarse fue el grito desesperado de su nombre.
Cuando despertó se sentía más extraño que nunca, al notar donde estaba se dio cuenta que no era su habitación, sino que era una cama de hospital y Jimin estaba ahí con él, además de su madre hablando con el médico.
-Tae, que bueno que despertaste –le habló el otro, el castaño trató de ajustar su mirada a la luminosa sala blanca.
-¿qué pasó? –preguntó el moreno, con confusión de todo, en realidad, no sé acordaba mucho de lo que había sucedido, lo último que recordaba eran unos oscuros ojos mirándolo, nada más, ni sabía de quien eran.
-Emm... bueno... -Jimin se tocó la nunca algo incomodo por lo que iba a decir –J-hope te encontró y dijo que te desmayaste al instante, y llamó rápidamente a una ambulancia y te trajo acá, y habló con tu madre, y ... eso, ahora se fue, y nosotros salimos de la escuela. De hecho, hay varios preguntando por ti, pero... solo dejan a una persona y tu madre acá. –él corazón del moreno se aceleró con solo pensar que Hoseok había estado acá, además de hablar con su madre, y salvarlo, preocupándose por él y ... No, Tae se había prometido en no estar con Hoseok nunca más en su vida, y no por esto daría su brazo a torcer, no. Se prometió y decía mentalmente todas las mañanas que jamás nunca en su vida estaría con Hoseok nuevamente... Pero.... Que haya hecho algo así por él, le hacía regocijar su corazón en una desequilibrada alegría, y ese amor latente estaba más potente que nunca en sus sentimientos. Definitivamente necesitaba quitar a ese azabache de su cabeza, porque si no era así, se volvería loco de tantos sentimientos encontrados.
-Taehyung, mi amor – le dijo su madre, posando sus labios en la coronilla del moreno. –me asusté demasiado. –comentó, abrazándolo con fuerza, y en ese momento el menor se dio cuenta que tenía una intravenosa en su mano, ya que no pudo abrazar a su madre con propiedad. –No pasará esto de nuevo, y lamento mucho lo que pasó, trataré de volver más temprano para verificar tu salud, ¿de acuerdo? –le habló, el castaño negó con su cabeza con una sonrisa.
-Ahora estoy mejor, fui yo el descuidado. –El médico se acercó al enfermo.
-Hola Taehyung, soy tu doctor, mi nombre es Yoo Jae Suk, y temo decirte que te doy una semana de licencia, no saldrás de tu hogar y estarás en cama, bueno, para jóvenes como ustedes no es tan lamentable noticia, jajajaja –rio, tratando de crear un ambiente más ameno, lo cual no trajo demasiada gracia para los jóvenes que no pudieron reírse con el chiste menos gracioso de la historia.
-Errmm... -comenzó Jimin –velo por el lado positivo Tae, no exámenes por una semana. –El moreno rió un poco pero aun estaba algo estupefacto por lo que había pasado con J-hope.
-De acuerdo –dijo su madre –Nos iremos mañana.
Para Tae el día fue largo y tedioso, si le gustaban las visitas, y se sentía querido al tener a todos sus amigos cerca, además que después en la noche, llegó Jin con Bang, un Suga con una rosa y Rapmon y Zico sonrientes como siempre. Algo que tocó el corazón del moreno en muchos niveles, pasando desde el cariño que sentía, hasta el respeto que les tenía.
Entablaron conversación con él y fue una de las más entretenidas, siempre haciéndolo reír y en ningún momento tocando el tema que Tae trataba de evitar a toda costa, sin querer ni siquiera pensar en ese azabache hombre que lo había salvado.
Ya al día siguiente, Tae estaba en su cama, recién bañado, con su castaño cabello brilloso por el shampoo y la secadora, y con una sopa a su lado, viendo la televisión que había sido cambiada desde el living a su pieza. Se sentía en el cielo. Era como un día de invierno en Daegu o en su habitación.
-Tae –le habló su madre desde afuera, entrando lentamente a su pieza. –Qué bueno que tienes ordenado acá. –Le aclaró –No quiero que vuelva a pasar esto nuevamente, así que le pedí a tu amigo que te viniera a visitar. –El corazón del moreno se aceleró rápidamente, amigo, ¿qué amigo?... No, no podía ser Hoseok, él... él no vendría para acá, sus mejillas se sonrojaron con el mero pensamiento de tener a ese azabache cerca, necesitaba olvidarlo y no era una buena opción tenerlo cerca de él ahora, menos cuando estaba enfermo y podía delirar en cualquier momento. –Entra. –le habló su madre a ese "amigo".
Apareció en su puerta ese castaño de ojos tiernos y exquisitos, con su cabello estilizado hacia atrás y con ropas totalmente excitantes, el cuerpo del moreno tembló rápidamente al mirar a ese Yonghwa que le hacía pensar cosas malas en ciertos momentos. Definitivamente al universitario no lo había olvidado del todo.
-Hola, Tae, seré tu niñera por toda esta semana. –rió con esa sonrisa dulce que solo él podía ofrecer.    



BAD BOY [VHOPE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora