Capítulo 54.

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—Mamá... ¿Si una chica te pide tiempo para tratar de conocer cuáles son sus sentimientos, eso es malo para mi? —Según yo no, pero mi mamá debería saber mejor de esto.

Y pensarlo por un par de días no me ha dado buena espina. De hecho darle vueltas al asunto solo me ha ocasionado dolor de cabeza. Con razón no me gustaba pensar mucho.

—¿A qué te refieres? —Me pregunta mientras corta jitomates.

Siempre está en la cocina, y casi nunca como aquí... A veces es muy extraño esto.

—Pues... Ya sabes... —No era el mejor chico para dar explicaciones eso era seguro—. ¿Qué significa? ¿En serio va a tratar de averiguar los sentimientos o simplemente te están botando de una manera sutil?

Lo de la manera sutil lo he visto en películas, a mi no me suele pasar, por eso es que no comprendo del todo si realmente quiere o no botarme.

—¿Por qué preguntas eso? —Deja de cortar jitomates y me observa.

—Porqué no me gusta la idea —¿Qué demonios? ¿Por qué dije eso?

—¿Tienes miedo?  —Me encojo de hombros.

No lo se. No estaba muy seguro. Pero tal vez. Supongo.

—No se, tal vez de que se vaya... —Mis palabras que salen de mi boca no están concordando con mi mente—. Que lo que dijo no sean sus intenciones, y que solo lo dijo para hacerme sentir menos mal. En menos palabras tratando de disimular la verdad, o yo que se.

Suspira, después de varios segundo de que me observara, niega con la cabeza y sonríe.

—¿Estamos hablando de Leire? —¿Acaso es más obvio que nada? Claro mamá hablamos de ella, ¿De quien más?

—Si —Me vuelvo a encoger de hombros—, ¿Por? 

—Porque es la primera vez que me preguntas algo por el estilo y eso es raro —Creo que es raro para ambos tener esta conversación—. Mmm... Veamos ¿Qué fue lo que te dijo exactamente?

—Bueno... —Hago una pausa tratando de recordar que fue lo que dijo—. Me pidió un par de semanas para tratar de averiguar qué es lo que realmente siente por mí.

—Ya veo —Lo dice como si fuera normal y lógico—. ¿Entonces cuál es tu problema?

¿Como que cuál es mi problema mamá?
Se lo acabo de decir.

—El problema es que no sé si creerle —Te estoy diciendo eso desde el inicio, pareciera que no me estuviera prestando atención—. ¿Qué no se supone que cuando sientes algo por alguien lo dices y ya? ¿Para qué tardar más si se puede saber ya? 

Ella empieza a reír y me saca de onda.

—Ay Eliot —Dice como si me estuviera ahora reprochando, como una madre tratando de dar a tender que es algo obvio lo que estoy preguntando, como si estuviera tonto y lo más probable es que lo esté—. Puede sonar complicado, pero es sencillo.

Si ya lo note, ese es la razón por la que estoy sentado justo aquí preguntándote. Ay mamá.

—Por eso te pregunto —No puedo ser grosero con ella, hay que aceptarlo—. Si es sencillo, ¿Por qué es tan complicado?

Suspira. Probablemente está cansada de tener un chico que no lo entiende. ¡Pero entiende mamá! Es la primera vez que me gusta alguien. De verdad. Así que esto es más que difícil para mi.

—Ella simplemente tiene miedo, tú eres un chico calienta faldas —Abro mucho mis ojos ante su comentario, tengo que aceptar que es cierto, pero una cosa es saberlo tú y otra es que tu madre te lo suelte como si nada—. Vamos Eliot no me lo puedes negar.

—¿Gracias mamá? —Le digo elevando un poco mi tono de voz.

Creo que fue mala idea preguntarle sobre esto, no me está resolviendo nada.

—Es la verdad, ella es una buena chica y tiene miedo que también quieras jugar con ella como lo has hecho con las demás.

—Llevo más de un mes conviviendo con ella, si hubiera querido jugar con ella, ya lo hubiera hecho —Tiene que aceptarlo, todo mundo tiene que aceptarlo.

—Si Eliot, pero ella puede seguir pensando que puede ser un juego —Eso es cierto—, quiere alargar esto para ver si no estás jugando con ella, quiere ver si después de pasar más tiempo juntos, no quieras cambiar de idea y que sigas sintiendo lo mismo o que sientas algo en menos palabras, algo real, ella se encuentra asustada, es algo que experimentamos todas las mujeres. Y más al momento de conocer chicos como tu hijo.

—Mamá pero ella me importa —También está la apuesta, pero pues si me importa—, nunca duro mucho tratando de ligar con alguien.

—Eliot, esto es diferente, tú también deberías pensarlo un poco mejor, creo que esta podría ser tu relación más seria que hayas tenido en toda tu vida, creo que tú también lo deberías tomar con calma.

—¿Lo crees? —¿En serio lo debería de hacer?

Ella empieza a hacer la ensalada, tarda varios segundo en responderme.

—¿Qué si lo creo? Claro que lo creo.

Me encojo de hombros, tal vez si debería, tal vez no, simplemente no lo sé.

—Bueno, está bien, muchas gracias mamá, me has ayudado mucho —Supongo que en cierta manera lo hizo—, a pensar sobre eso y ya sabes.

—De nada Eliot.

Me levanto de la silla en la que estoy sentado.
Me dirijo a la puerta, quiero ir a mi cuarto a tomar una ducha, pero me detengo.

—Ah... ¿Mamá? —La vuelvo a llamar

—¿Qué sucede ahora?

—Pues verás, si sabías que era así con las chicas... —Me entro una duda enorme—. ¿Por qué nunca me dijiste nada al respecto?

Suspira... No me dice nada, solo me ve, después se muerde el labio y después frunce sus labios.

—Eliot, como tú podrás comprender, si yo te decía algo sobre eso. ¿Qué ibas a hacer tú?

—Mmm... No se.

—Vamos piensa —Insiste.

—¿Ignorarte? —Probablemente eso.

—¡Exacto! —Exclama mi madre, como si fuera la respuesta más inteligente del mundo.

—Ya no entendí, me confundo algo fácil.

Agacha la cabeza, como si se estuviera rindiendo, después la vuelve a levantar.

—Si te decía algo al respecto, me ibas a ignorar, si te lo prohibía, si te hubiera prohibido andar de volado, obviamente lo ibas a hacer adrede, así son ustedes.

—¿Ustedes?

—Tu ya sabes, los chicos de tu edad, cuando les prohibes algo o les dices si algo está mal, ustedes lo hacen, y mejor pensé.

—Aja —Supongo que comprendo algo.

—Así que pensé, que dejarte hacer todo esto por tu cuenta, y que vivieras tus propios errores, porque al final de todo ibas a encontrara a alguien especial y tal vez podrías cambiar, tal vez en cierta manera nada era seguro. Que estuvieras completamente loco por ella, y alejara de tu mente a otras chicas.

—¿Okey? —Una explicación rara—. Está bien mamá. Nos vemos al rato.

—Ah y Eliot, supongo que es mejor que no lo pienses mucho, es una buena chica. Y siento que ella es una buena chica para ti.

—¿Por qué lo crees?

—Porque te veo feliz, si te soy sincera yo pensaba que esto te iba a suceder dentro de varios años.

—¿Gracias mamá? —¿Infelicidad en varios años esperaba para mí?

—De nada hijo, cuando quieras saber la verdad, para eso me tienes.

No le digo nada, simplemente me voy a mi cuarto, y tomo una ducha, hoy sudé mucho en el entrenamiento.

Y realmente me encuentro cansado.

La apuesta perfecta [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora