|Disputa|

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Nathan.

•Quizás algunos días atrás nunca hubiera imaginado que haría este tipo de cosas: tatuarme, saltar en bungee, ver el nacimiento de Samy, viajar en autobús, nadar en el lago Champlain, subir una colina en el parque nacional de Yosemite, regresar a T...

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•Quizás algunos días atrás nunca hubiera imaginado que haría este tipo de cosas: tatuarme, saltar en bungee, ver el nacimiento de Samy, viajar en autobús, nadar en el lago Champlain, subir una colina en el parque nacional de Yosemite, regresar a Tacoma y nadar como si de una piscina se tratara en el acuario. Aún tenía la sensación de estar soñando; lo curioso era que ni siquiera en aquellas noches más extrañas, ni en mis sueños más locos me había visto haciendo todo esto.

"Seguramente se lo debo a la señorita dramática"

-¿Qué tal estuvo?- preguntó el señor Tarrens, quién nos esperaba afuera con unas tasas de café-¿Divertido?

-¡Ya lo creo!- confesé con ilusión. Aún cuando esas ideas fuesen descabelladas, no podía negar que me resultaban divertidas y emocionantes- debería pensar en hacer de eso una atracción para los visitantes.

-Eso sería excelente- mencionó con risas-Si no fuera porque la señorita Mitchell terminaría por arrancarme los brazos.

"¿Mitchell?"

-Le agradezco que me permitiera hacerlo- dijo Eleanor con su sonrisa gentil- sin duda algo que no olvidare.

-Para la niña más mona, lo que sea- respondió complaciente el señor Tarrens tomándola de sus manos-¡Joder!, Eleanor estás helada hija.

-Estoy bien...-respondió Eleanor de forma tajante, para luego apartar sus manos rápidamente del señor Tarrens. Dibujando de nuevo aquella expresión extraña.

-Vale, imagino que se han de quedar a cenar ¿no?- inquirió con alegría en sus pequeños ojos el señor Tarrens.

-La realidad es que...-estaba por responder cuando como siempre mis palabras se pausaron en mis labios.

-Lamento decirle que tenemos que irnos- se disculpó con prisas la chica- tenemos una agenda apretada y pocos días.

-Es una pena que tengan que irse tan pronto, sin embargo entiendo-el rostro del señor Tarrens dibujó una expresión llena de picardía y travesura, mientras intercambiaba miradas entre nosotros- seguro que con el asunto de la boda apenas y tienen tiempo.

-Claro...-respondí con sonrisa fingida- es algo como eso.

Aquel tema de la boda cada vez resultaba más incómodo. Sin mencionar que cuando regresáramos tendríamos que enfrentar esa conversación con Hudson; pues hasta ahora todos creían que habíamos pausado dicho evento en lo que lográbamos estabilizarnos... Sin embargo no habría duda que pasado un tiempo comenzarían a cuestionarse; y no estaba exactamente listo para ese momento.

-De nuevo gracias...-agradeció Eleanor con una sonrisa fresca e inocente- de las experiencias que atesorare.

-Por ti, lo que sea- de forma sorpresiva el señor Tarrens tomó a Eleanor del brazo para estrecharla en un fuerte abrazo. No sólo ella, sino que yo también me sorprendí. No obstante Eleanor dibujaba muecas en su rostro de absoluta incomodidad, debido a la muestra de afecto tan imprevista-vuelvan pronto y si me permiten, se ven excelentes juntos.

La muerte se llama... Eleanor. ||| Mrs. Write ||| EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora