¿Amigos?

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Es un día, un día en el que el sol está completamente opacado gracias a enormes nubes grises. Caían gotas de dichas nubes, dando comienzo a la lluvia.

Por las calles se encontraba el súper héroe azulado, Splendid, después de uno de sus miles intentos fallidos de salvar a los habitantes.

Splendid caminaba mirando al suelo, algunas lágrimas desbordaban por sus mejillas, las cuales se podían confundir fácilmente con las gotas de agua que caían del cielo. El héroe intentaba ocultar su mirada con el flequillo de su cabello. Su mente estaba siendo opacada por una infinidad de pensamientos negativos, los cuales solo lograban bajarle más su frágil autoestima.

Poner esa sonrisa llena de alegría falsa siempre al ver a los ciudadanos ya lo tenía con un enorme dolor de cabeza. No podía dejar de escuchar todas esas voces bastante hirientes resonando en su cabeza, como una cinta grabada que no dejaba de repetirse.

De no ser por su super oído, nunca hubiera escuchado lo que los ciudadanos que intentaba salvar, pensaban de él.

Héroe de pacotilla.

Estaríamos mejor sin alguien tan estúpido salvando personas.

¿Por qué este intento de héroe no se ha ido de la ciudad?

Entre otras oraciones repletas de palabras de odio que parecían apuñalar a su débil corazón.

No dejaba de escuchar esas voces, se estaba atormentando a sí mismo sin querer. Siguió su camino igual de decaído, hasta que una dulce voz le llamó la atención.

-¿Estás bien?-

Dos palabras, dos palabras que nadie nunca le había dicho.

Palabras que estaban llenas de ternura y mucha preocupación.

Splendid no quiso contestar, pensó que de seguro era su lado bueno del subconsciente intentando animarlo y no dejar que se venga abajo.

Ni siquiera se digno a levantar la mirada del frío suelo para ver si tenía a una persona en frente o si todo era un producto de su imaginación, pero se quedó completamente quieto ante la voz, como si al no avanzar confirmaría que no era un producto de su imaginación.

-Hmmm, ¿te pasa algo?- Le preguntó, sin recibir respuesta alguna. -¿Por qué lloras?-

Splendid finalmente levanto la cabeza para mirar de donde provenían las palabras, encontrándose con un chico peli verde de ojos esmeralda, el cuál vestía un característico uniforme militar. Obviamente al mirarlo sabía que se trataba de de Flippy, el ex veterano con un trastorno mental que le ocasionaba tener dos personalidades.

-No... no es nada.- Optó finalmente por contestar, sin ánimos y con un tono bastante seco.

-¿Cómo que no es nada?- Flippy en ese momento parecía una madre regañando a su hijo mentiroso. -Estás llorando...-

-Solo....tuve un mal día.- No era mentira.

Hizo un intento de esbozar una sonrisa sincera, fallando, ya no podía engañar a nadie en este punto. Estaba completamente roto por dentro: siempre parecía que iba a salvar el día, pero fallaba igualmente, decepcionando a todos.

-Pero...- El Flippy amable de siempre, intentando ayudar aunque sea un poco a la gente cuando él tiene problemas peores; como Splendid al parecer no quería cooperar, al instante se le vino una idea -¿y si hablamos en mi casa? Está lloviendo...- seguía con su lindo semblante lleno de amabilidad.

Flippy llevaba consigo un paraguas con el que se estaba cubriendo, lo extendió un poco para tapar del agua a Splendid también.

-No, gracias...- Quería mojarse en la lluvia. Para Splendid los días lluviosos tenían el significado de días tristes. En estos días, quien ande en la lluvia sin paraguas, es para estar triste y sumirse, junto con las gotas de agua, en su propia miseria.

Héroe Y MilitarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora