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1. Obstrucción de la felicidad.

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15 de enero, 2016.

―No puedes hacerme eso.

Mi padre no lo entiende, él realmente no lo entiende.

―Claro que puedo ―me dice sonriendo, recostándose de su escritorio de brazos cruzados con aires de superioridad―. Estás fuera de control, Libby... y yo sé que todo esto tiene que ver con que no dejas tu celular ni por cinco minutos.

Ahí está ¡Él no lo entiende!

Claro que lo puedo dejar de lado, necesito estar conectada; tengo un novio y amigas virtuales que me necesitan, tengo un montón de redes sociales que atender, personas a las que dar Like y Seguir, gente que considera que soy importante y talentosa. Realmente importante y talentosa. Necesito estar en contacto con esas personas, necesito mi celular tanto como necesitaría mis pulmones. Y nunca me he detenido a pensar que tal vez eso suene un poco tétrico pero ¿Qué importa? De todas maneras, es cierto.

―¿Cómo es posible que te hayas olvidado del primer partido de futbol de Tegan, de la graduación de Poppy, de mi cumpleaños y del cumpleaños de tu madre? ¡Incluso del funeral de la abuela Blue! Solo por estar aquí en casa, haciendo quien sabe que en tu computadora ―se ve indignado, molesto y altanero, como odio esa fase de él―. Podría perdonártelo si pusieras de tu parte en el colegio, pero recibí una llamada de tu director... faltaste a varias clases desde septiembre hasta las vacaciones de invierno, renunciaste al equipo de voleibol, algo que te encantaba, para tener las tardes libres para hacer nada. Cariño, el año que viene es tu último año ¿Crees que en la universidad van a tolerarte este tipo de cosas? ―mi padre suspira cerrando sus ojos y apretando los parpados y luego los abre, me mira y niega con la cabeza―. Tu madre y yo quisiéramos encargarnos de esto nosotros pero nuestro trabajo, justo ahora, requiere concentración... así que llamamos a una persona que sabemos que va a nivelarte.

Estoy aterrada... yo nunca había tenido un problema de esta magnitud con mis padres. Ellos son buenos padres, son pacientes y comprensivos pero estoy al tanto de que todo el mundo tiene un límite. Yo nunca lo he quebrado, pero creo que esta vez se me fue la mano. Sin embargo, mantengo la esperanza de que no sea tan malo como me lo estoy imaginando, de que un gramo de la santa misericordia que mi padre sé que tiene guardada por ahí detrás de su cara de decepción va a ayudarme en esta.

―Sé que es difícil un cambio a estas alturas, mucho más uno tan drástico como lo es un cambio de ambiente tan brusco... pero hemos tomado la decisión de enviarte con el abuelo Micah, en Arizona, donde no vas a poder acceder a una fuente de internet hasta que termine el año ―sentencia y esas palabras parecen partirme a la mitad.

Deja caer esa noticia sobre mí como un piano sobre una caricatura. El amargo sabor del castigo me hace querer vomitar y comienzo a reír como si fuera algo ridículo porque en el fondo espero que lo sea, estoy esperando que él se ría y diga que solo me va a quitar mi celular por unos días, que es solo una advertencia pero él no deja su expresión seria ni por un momento y es cuando mis lágrimas salen. Él se levanta y se da la vuelta hacia la ventana evitando mirarme, porque yo sé que es lo que hace. A él no le gusta verme llorar.

―Pensé que ibas a quitarme el celular, solo eso ―digo sollozando de pronto―. No puedes hacerme eso, papá.

―¿De qué serviría quitarte solo el celular, Libby? ―él se encoge de hombros―. El internet aquí está en todas partes y yo soy débil en cuanto a ti. El abuelo Micah tiene mejor resistencia... además, en su casa no hay nada que se pueda considerar tecnológico y estoy seguro que un cambio de ambiente te ayudará a darte cuenta de lo que hay a tu alrededor.

―No ―me levanto y pongo mis manos sobre el escritorio de papá inclinándome hacia adelante―. ¡No puedes hacerme esto, no puedes! Yo puedo hacerlo mejor, iré a los partidos de Tegan y me disculparé con Poppy, les compraré regalos a ti y a mamá y le llevaré flores a la abuela, me esforzaré, papá ¡Lo prometo!

[Des]conectada |Payson 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora