37.

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Harry se había despertado hacía dos horas, pero no quería levantarse de la cama. Emma le había colgado ayer. ¡Le había colgado para luego apagar su celular! Él no sabía si sentirse afligido, molesto o reírse porque se la había descobrado cuando él le cortó la llamada por Skype.

Colocó un brazo sobre sus ojos mientras resoplaba con fastidio.

—Que voy a hacer contigo.

—No sé qué harás conmigo, pero vas a alimentar a Elmo porque no para de repetir el nombre de Harry Potter—comentó su hermana mientras se acostaba sobre él. El ojiverde rió.

—Eres muy pesada, bájate.

—No quiero, tengo flojera—él acarició su cabello mientras reía suavemente.

—¿Y mamá?

—Fue al hospital.

—Se supone que hoy era su día libre—murmuró Harry haciendo una mueca.

—Dijo que quería trabajar hoy para ganar dinero extra.

—Ya veo...

—Oye Harry.

—Dime—la pequeña levantó su cabeza y comenzó a jugar con el cabello de su hermano.

—¿Y la chica bonita? No pude conocerla, pero su hermana me cayó bien.

—Apenas si hablaron—replicó mientras reía.

—Aun así.

—Bueno... Al parecer la chica bonita no quiere salir de su castillo para hablar conmigo—la pequeña lo golpeó en la cabeza con considerable fuerza a pesar de su pequeño puño. —¡¿Por qué hiciste eso, Sophie?!

—Esto no es una película de Disney, bobo—le sacó la lengua. —Por supuesto tienes que ir a buscarla.

—Mejor la llamo.

—Ir a verla es más mejor.

—Más mejor está mal dicho.

—Cállate, Harry.

(...)

—¿Desde cuándo me controlas, Eliot?

—Desde nunca, solo quiero que me digas a dónde vas.

—No es de tu incumbencia.

—Eres mi hermana—Emma no aguantó más tiempo el descaro de su hermano así se volteó y lo señaló con molestia.

—Basta con eso, no era tu hermana cuando te fuiste del estado después de ese estúpido festival dejándonos a mamá, a Elena y a mí para hacerte el millonario y andar con todos tus amiguitos—el chico tensó la mandíbula y ella soltó un suspiro, eso sería suficiente para que la dejara de interrogar.

Luego de haber tomado su celular y las llaves de la casa, decidió dar un pequeño paseo. Pero nada parecía distraerla de recordar la voz de Harry llamándola ayer por la noche. Apostaba lo que sea a que Josh le había dado su número de teléfono, pero ¿qué importancia tenía ya? Ella misma había lanzado la soga al cuello y ahora solo le quedaba afrontar la situación por más dolorosa que pudiera llegar a ser.

Marcó el número del rizado y se sentó en una banca sin poder detener el ritmo de sus piernas por el nerviosismo que recorría su cuerpo en ese momento.

—¿E-Emma?

—¿Quieres venir a verme a la cafetería que se encuentra cerca de la emisora? —preguntó la chica sin dar tantos rodeos observando a la gente que caminaba frente a ella. —Creo que te debo una disculpa.

Radio Curly. #1 Styles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora