El trayecto en el bus hasta Ellis fue demasiado lento, escandaloso y en su totalidad una completa tortura. En cuanto baje de este y estuve frente al enorme edificio de mi escuela me sentí totalmente cansada, me mire en la ventanilla de uno de los autos estacionados frente a mí y me di cuenta de que me veía exactamente como me sentía. Cansada y adolorida.

Tenía los ojos hinchados, el cabello amarrado en una simple coleta y ni una simple gota de maquillaje, quería entrar a clases y terminar de una buena vez con el ensayo para poder ir a casa dormir.

– ¡Soph! ¿Ya viste que...? Wooow ¿Estás bien?

James no pudo disimular mucho la sorpresa de verme de aquella manera y no sabía cómo se suponía que debía tomarme aquello.

–Bien, sí. ¿Qué pasa?

– Pero sí parece que has estado llorando toda la noche, ¡de bien nada! ¿Qué pasa?

Exclamó James, mirándome preocupado provocando que las ganas de llorar me volvieran de nuevo.

–No quiero hablar de eso James, es enserio.

–Pero... ¡diablos! No puedes entrar a Ellis luciendo de esta manera. ¡Vámonos!

Me tomo de la mano y comenzamos a caminar, sacudí la cabeza en cuanto recordé que aun teníamos clases a las cuales entrar.

–James, ¿A dónde vamos? No podemos irnos, tenemos clases, además tenemos el ensayo, ya sabes que Michael solamente está buscando una excusa para sacarnos a todos de la orquesta.

– ¿Estás loca? A ti no te sacaría ni porque fueran todos los miembros del consejo a pedírselo en persona.

– ¿Qué se supone que significa eso?

–Tu tranquila ¿sí? Volveremos a tiempo para el ensayo, pero por ahora no necesitas entrar a ninguna clase, necesitas decirme que paso, ¿de acuerdo?

Caminamos en silencio tomados de la mano durante unos cuantos minutos hasta que sentí a alguien tomarme del brazo. Me di la vuelta con cierta brusquedad, provocando que James estuviese a punto de caerse por mi culpa.

–Señorita Jones, ¿se puede saber a dónde... estás bien?

Michael pregunta aflojando un poco el agarre en mi brazo, intentó soltarme para poder ignorarlo y seguir mi camino, busco a James con la mirada pero él ya me ha soltado la mano y nos da la espalda, pareciera que quisiera darnos nuestro espacio. ¿Por qué parece saber más de mí que yo misma ese maldito pelirrojo?

–Estoy bien, señor Fassbender.

Una mueca burlona apareció en su rostro, regresó a ver en dirección a James quien parecía muy entretenido con el pasto frente a él.

–Tú y yo tenemos que hablar.

Negué con la cabeza, ¿a qué venía eso?

– ¿De la orquesta?

–De nosotros.

Moví mi brazo con brusquedad, no quería tenerlo cerca, él había comenzado los problemas también.

– ¡No hay ningún nosotros! ¿Qué diablos pasa contigo? ¡Déjame sola!

Me di la vuelta sin dejar que me respondiera, no entendía si simplemente quería jugar conmigo, ¿qué diablos era lo que se planeaba al tratarme de aquella manera? Tome a James de la mano y ahora era yo la que caminaba a toda velocidad.

Pedimos dos capuchinos y nos sentamos en una de las mesitas más escondidas de la cafetería. Le di un sorbito a mi café, la sensación del líquido caliente cayendo por mi garganta hasta mi estómago me relajó notablemente.

Love Song.Where stories live. Discover now