RESACA

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Era sábado por la mañana. Me levanté con una resaca enorme. No tenía que haberle hecho caso a Saray y emborracharme tanto. Me entró una arcada y salí corriendo al baño. Como era de esperar, vomité. Mi madre me oyó tosiendo y la oí subiendo corriendo las escaleras:

-¡Karen! -se arrodilló al lado mío. Me apartó el pelo que por suerte no había quedado manchado- Venga, ya... -me acarició la cabeza para tranquilizarme justo cuando paré de vomitar- ¿Ya? -levanté el rostro del váter y asentí- Anda, lávate los dientes -me revolvió el pelo y seguí su orden. Una vez lavados, bajé a la cocina donde estaba mi madre con mi hermano pequeño- Te he preparado una manzanilla -me tendió el vaso- Para el estómago -cogí el vaso y le dí un beso en la mejilla-

-Gracias mamá, eres la mejor -me senté al lado de mi hermano y le susurré un "buenos días". Estaba adormilado y le hice cosquillas. Me gruñó. Tratar con mi hermano por las mañanas es un caso imposible- Gruñón -me reí-

-¿Qué tal te lo pasaste ayer cariño? -me preguntó mi madre mientras que huntaba la mantequilla en las tostadas-

-Muy bien. Saray me presionó para beber y por su culpa me he levantado así -bostezé. Estaba reventada-

-¿Adrián? ¿Fue? -alzó las cejas y me mostró una sonrisa burlona. Me estaba chinchando-

-Mamá... Tu no por favor -me tapé el rostro con las manos-

-Oh venga cariño, es un chico super mono y bueno, es perfecto para ti -se sentó en frente mío y de mi hermano-

-Ya lo sé mamá... Pero lo quiero sólo como amigo -bebí un sorbo de la manzanilla-

-Lo que tu veas Karen -se limitó a responder- Piénsalo -pegó un mordisco a su tostada. No sé que le había dado a todo el mundo con que tenía que acabar con Adrián. ¿Es que una chica y un chico no pueden ser tan sólo amigos?-

-No tengo nada que pensar, mamá -me bebí de un trago la manzanilla, arrepintiéndome depués porque la garganta se me quedó ardiendo. Lo dejé en el fregadero y salí cabreada de la cocina.

Subí a mi cuarto para ducharme. Eché un vistazo a mi móvil que se encontraba en mi mesilla. Tenía dos llamadas de Adrián. ¿Qué querría? Me lo pensé unos segundos pero al final lo hice. Marqué su número y a los cuatro toques me lo cogió:

-Karen -sonaba preocupado-

-Hey, ¿qué pasa? -fui al baño para ir preparando las cosas para ducharme-

-Es John -John era uno de los componentes de nuestra pandilla- Ha tenido un accidente con la moto.

-¡¿Qué?! -se me cayeron las cremas al suelo las cuales las llevaba en la mano-

-Hace una hora que ha sido llevado al hospital -lo oía nervioso. Muy nervioso- Te he estado llamando, ¿dónde estabas?

-Me he levantado con resaca y luego he estado desayunando. Me he dejado el móvil en mi habitación -me toqué la frente. Me la notaba ardiendo-

-¿Te encuentras en condiciones para venir a ver a John? -lo oí cerrando la puerta de su casa-

-¡Claro! Aunque estuviera con 40 grados de fiebre, iría -se rió ante mi comentario, pero enseguida se puso serio. No era momento para sarcasmos-

-¿Voy a por ti? -me pareció oír que se estaba montando en el coche-

-Si, no quiero irme sola -dije con pena. Ojalá lo del John no fuera nada grave-

ESCLAVA DE SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora