—¿Apuntaste?- una mujer me preguntó un poco molesta, niego apenado y le pido, por favor, que repita su orden.

Al tener listas las órdenes, caminé hacia el mostrador y le extendí la libreta a Henry que tomó esta y se la llevó a la cocina. Me recargué en tablero, y observé todo a mi alrededor, las personas riendo, charlando, comiendo, estudiando, etc.

Pero, él era la excepción, él sólo leía y daba pequeños sorbos a su café. Le decía 'él' porque no sabía su nombre aunque había veces en las que trataba de adivinarlo, pero fracasaba rotundamente. Tampoco sé si estudia en algún instituto o ya está en la universidad pero puedo percibir que le fascina la historia, ya que, cada vez que trae su libro nunca despega su mirada de él. Aunque a veces quería ir a pedir su orden, pero era muy tímido para hacerlo.

Su horario era el mismo, 4:55 hasta que ya no haya mucha gente en el lugar. Escuché como me llamaban desde la cocina, y me adentré a esta; Henry me extendió el azafate con los pedidos y los voy entregando uno a uno a los clientes.

Después de un rato lavando los platos, me pregunté si sabrá de mi existencia o si ya se habrá dado cuenta que lo observo cada vez que entra. La campanilla sonó, giré a ver si alguien había entrado, pero observé como su espalda fornida desaparecía de mi vista. Todas las noches eran así.

Eran un cuarto para las diez, el cansancio era notable en mi rostro así que tomé asiento en su lugar y me acomodé un poco. De mi bolsillo saqué un cuadernillo donde llevaba las notas de los gastos, comencé a sacar las cuentas y no veía ningún cambio, todo seguía igual y odiaba eso.

Mis padres trabajan a menudo para poder pagar mi universidad, y Yo trabaja todos los días para ayudarles con algo; me crucé de brazos molesto, si las cuentas seguían así nunca podría ayudarles con el gasto y eso me enfadaba.

Miré por la ventanas observando a las pocas personas que pasaban por la calles, unas corrían tratando de parar un taxi y las demás esperando en el paradero. Decidí volver a retomar la cuenta, y rogué que me haya equivocado en algún número, mientras realizaba la acción comencé a cantar una canción. Leyla me interrumpe y se sienta frente a mí.

—¿Algún cambio?- preguntó con un tono de esperanza.

—Los números siguen siendo elevados, creo que nunca lo conseguiré- me acomodé en el asiento, y jugué con las servilletas.

—Quiero ayudarte Ruben, te pagaría el doble, pero estamos en las mismas; Richard quiere cumplir sus últimos años de vida en Asia y digamos que no me alcanza el dinero para darte un aumento- tomé su mano en un gesto de agradecimiento.

—De todas formas, gracias- murmuré- Espero que Richard pueda cumplir sus últimos años de vida como se lo merece- ella sonrío.

Richard es el esposo de Leyla, tiene cáncer avanzado en los pulmones y le quedan dos años de vida según los médicos. La primera vez que lo vi fueron hace tres años exactamente, donde pensé que sería buena idea tener una capital para la universidad, al fin y al cabo, todo terminó saliendo mal.

—Tienes una voz hermosa ¿sabías?- dijo y agregó- Puedes cantar aquí en la cafetería y recibir propina por aquello- dijo emocionada.

Niego.

—Gracias por tu comentario, pero no creo que vaya a funcionar- me excusé.

—Sé que puedes, ¿crees que no me he dado cuenta de todas las veces que traes tu guitarra y cantas en la parte trasera del lugar? vamos muchacho, tienes un gran talento.. ¡Aprovéchalo!- me dio un leve empujón en el hombro, y asentí.

Más allá de estudiar comunicaciones en la universidad, desde muy pequeño mi sueño fue ser cantante y no me avergüenzo de ello, es más, si eso me hace ganar dinero ¿Qué podría perder?

—Bien lo haré, pero si no hay ningún cambio tendré que seguir el mismo ritmo que llevaba antes- la alarma de mi móvil sonó anunciándome que era hora de irme.

—¡Así se habla! Mañana comenzarás y si te va bien entonces serán así todas las noches- reí y me levanté del asiento.

——

Los sábados eran días completos de trabajo, así que no tuve tiempo de poder ensayar una canción pero no hacía falta, ya que, me sabía muchas de memoria. Y estaba emocionado porque esperaba con ansías esta noche. Tomé la hora de almuerzo y comencé a terminar mi trabajo de química, aunque no podía concentrarme con los nervios que sentía.

No era como si realmente fuese una persona extrovertida, yo era tímido y mucho sólo que no lo era con el ámbito que conocía y además, no pone nervioso el hecho de cantar frente al público en la cafetería, sólo que me ponía nervioso el hecho que él estaría entre esas personas.

Y trato de sacar una idea positiva de esto, él notará mi presencia y podré hacer que despegue su mirada de aquellos libros.

Las siete de la noche marcaban, y yo me encontraba parado a mitad del lugar; Leyla trataba de tener la atención de todos y al hacerlo me dejó el resto a mi. Acomodé mi guitarra y afiné un poco las acordes, sentía la mirada de cada uno de los clientes.

No teníamos micrófono así que sólo tuve que alzar la voz para presentarme.

—Hola-dije en un tono elevado- Soy Ruben Doblas y hoy les cantaré una canción de Bring me The Horizon, se titula Can you feel my Heart, realmente espero que les guste-.

Sonreí nervioso al ver sus miradas sin expresión, comencé tocando los acordes, despacio, mis manos temblaban y aún no era capaz de mirar a aquel chico.

« Tengo miedo de acercarme

Y odio estar solo

Anhelo esa sensación de sentirte a mi lado.»

Levanté la mirado para poder verlo. Cada palabra iba dirigida hacia él y aunque no me miraba o no le importaba mi existencia, yo seguía con mi mirada clavada en su rostro. Las demás personas me observaban atentos, y comencé a cantar más fuerte.

Él seguía ignorándome por completo y yo seguía cantando cada vez más fuerte sin despegar mi mirada de él y sus libros. Quedaba muy poco para el final, y aunque mi corazón se hacía trisas cada vez que faltaba poco, y me preguntaba del porqué no había notado que alguien estaba cantando.

La canción concluyó y los clientes aplaudían, y me felicitaban. Yo les murmuraba un 'gracias' y no quitaba mi mirada del chico y él seguía sin mirarme. Me giré sobre mis talones para seguir con mi labor, una parte de mi se encontraba feliz de saber que mis propinas se duplicarían el doble o más, pero la otra estaba triste porque aquel chico no se dignó a mirarme y eso me estaba matando por dentro. 

But first, Coffee|| RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora