capítulo 17 - relaciones tóxicas

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Una vez más me encontraba en la entrada del instituto, sentada en los grandes ventanales de la sala de profesores junto a Camila. Esta se encontraba hablando por teléfono mientras que yo simplemente miraba al frente, porque sí, me gustaba torturarme a mí misma.

Kian se encontraba a unos metros de mí, pero no estaba solo: estaba junto al amigo que siempre estaba con él (y que nunca recordaba el nombre), Valerie y... Elaine. La peliazul estaba al lado de Kian y aunque estuvieran conversando los cuatro, no pude evitar fijarme en lo cerca que estaban esos dos, y como sus manos chocaban de vez en cuando como si fueran dos imanes con magnétismo, deseando juntarse. También me fijé en la cara de Kian, la cual de vez en cuando se giraba a mirarla, con una sonrisa que pensaba que, en algún momento, conseguiría que me perteneciera. Pero estaba claro que no iba a serlo.

Mi mente no podía dejar de pensar en que, quizás, si Elaine podía sacar esas sonrisas (tan bonitas, tan enamoradas) pudo haber conseguido también sus lágrimas, lágrimas que yo paré cuando me lo encontré devastado.

"No soy tuyo."

"Bueno, yo tampoco soy tuya."

Ya lo entendía: él se refería a que ya tenía dueña y yo todo lo contrario: que no tenía a nadie en mi corazón... aún. Porque tenía expectativas con él, expectativas que quedaron demasiado altas.

Supongo que algunas personas no están hechas para el amor, no sólo el amor romántico sino en general. Era como si la gente no pudiera sentir aprecio por mí, cómo si al principio le creara un poco de curiosidad por conocerme, pero una vez que lo hacen salen totalmente decepcionados y no quieren seguir haciéndolo. Y dolía, porque si me dieran la oportunidad podrían conocerme de verdad, más allá de la chica tímida que perdió a su abuela en un 'accidente', más allá de la niña que fue abandonada por su padre, más allá de la chica que siempre estaba leyendo y escribiendo cosas sin sentido en una hoja suelta, más allá de la barrera de chica fría de la que hablaba Kian y con la que me sentía totalmente identificada.

"Estaba intentando pedir un taco de pollo picante y la chica me entendió que quería seis. No quise corregirle porque en realidad sabía que en mi interior quería decir seis." Camila me quitó de mi ensoñamiento, lo cual agradecí porque no me gustaba el rumbo que estaba tomando. Odiaba que mi mente siempre que podía se fuera a temas que hacían daño.

"¿Así que ahora tienes seis tacos para comer al mediodía?" Los padres de Camila se habían ido de vacaciones unos días, así que ella en vez de hacer una fiesta salvaje como haría cualquier adolescente, se sentía la ama pidiendo de comer cada día en un restaurante diferente, para probar comida de diferentes países.

"Exacto."

No dije nada más y seguí observando la escena frente a mí, y la verdad es que me estaba poniendo enferma. Porque no la entendía: el otro día, en la misma situación, él se había girado a mirarme y me sonrió; y ahora no existía. Como si mi existencia hubiera sido eclipsada por alguien mejor.

"Oye Camila ¿sabes algo sobre la relación de Kian y Elaine?" Le pregunté a mi amiga. Ella era la persona más asocial (a decisión propia) que había conocido, pero eso sí, se enteraba de todo. Hablar con ella era como mirar el blog de Gossip Girl, acababas por saber la vida de todos los estudiantes.

"Puf... eso sí que es una relación tóxica." Dijo poniendo cara de asco. "Se conocieron hace tres años y empezaron a salir, pero rompieron enseguida. Desde esa no son amigos, ni tampoco novios; en plan ellos pueden estar con otras personas pero de vez en cuando ellos también se enrrollan. Es asqueroso, no sólo la situación en sí que me parece lo menos romántico que he escuchado, sino por el daño que hace."

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