El Asunto Tiburón.

En başından başla
                                    

— ¡Hola chicas! —Saludó Cleo, atravesando la cortina para luego, sentarse a nuestro lado— ¿Qué hay de nuevo?

—Mira, Cleo —dijo Byron, pasando a nuestro lado—. Tú papá está en televisión.

—He pescado en estas aguas por mucho tiempo —comentaba el Señor Sertori, y por un segundo me pregunté por qué lo entrevistaban a él e inmediatamente vislumbré, al fondo de la pantalla, detrás de él y el reportero; el barco que había atrapado a aquella tortuga marina en su red, lo tenía claro en mi mente, muy claro en realidad. Era el barco del padre de Cleo—, y solo hay algo que pueda causar tanto daño... —pude ver en los rostros de Emm y Rikki que también lo habían reconocido. Esto era malo— Solo un enorme Tiburón. —concluyó.

—Pobre papá. —murmuró Cleo, con rostro preocupado.

Quise decir algo pero no encontré la forma ni las palabras adecuadas.

—Lamento tener que decirte esto, Cleo, pero tú papá no atrapó un tiburón; era una tortuga —soltó Rikki, suavizando el tono de su voz—. Cortamos la red para liberarla.

—Imposible —replicó luego de unos segundos y pareció confundida—... papá no atrapa tortugas.

Instintivamente miramos a Emma.

—Es cierto, Cleo —confirmó—. Lo siento.

Hubo un momento en el que ninguna de nosotras dijo nada y permanecimos en silencio. Pude percatarme, cuando alcé la mirada y vi a Cleo que por su rostro asomaron una par de emociones; dolor y desconcierto eran unas de ellas.

—Pero él dijo que hacía lo correcto —insistió nuevamente. Empujó su silla hacia atrás y se puso de pie—. Tengo que hablar con él. —soltó, esta vez, decidida.

—Mmm, ¿estás segura? —inquirí, cuando Cleo comenzaba a dar un par de pasos hacia atrás.

—Tal vez ahora que lo sé... me diga la verdad. —se encogió de hombros.

— ¿De verdad piensas que va a decirte la verdad? —cuestionó Rikki. El rostro de Cleo se contrajo en una mueca de dolor—... Ya te mintió una vez...

—Rikki. —riñó Emma, en tono suave.

— ¿Y qué es exactamente lo que vas a decirle? —Pregunté y Cleo pareció pensarlo un momento—. Digo, somos las únicas testigos pero...

—Pero somos sirenas —terminó por decir Rikki, sin mostrar emoción—. Es su palabra contra la de fenómenos marinos. —agregó y por la forma en que miró a Cleo aprovechaba también para dedicarle una mirada de reproche.

—No voy a mencionar nada sobre eso. —aseguró Cleo, incómoda.

*.*.*

— ¡Lo negó todo! —Manifestó Cleo, cuando regresó de nuevo al café—. Fue horrible. Y ¿qué más podía decir? —Inquirió, encogiéndose de hombros, mientras tomábamos asiento—. "¿Sé que mientes papá porque mis amigas sirenas te vieron pescar cerca a la playa?"

—Y usaba redes ilegales. —comenté, recordando que no tenía rejillas que permitieran liberar a una criatura atrapada.

—Es cierto. No tenía rejillas, Cleo.

—Esto está cada vez peor —se lamentó—. Es mi papá. —soltó, encorvándose en su asiento.

—Bueno, francamente nosotras no vimos a tú papá. —mencionó Rikki y asentí.

Los ojos de Cleo brillaron por un instante, esperanzados, pero luego volvieron a opacarse.

—Pero, era su barco, ¿no?

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin