Los porqué y cómo de cada uno de los comportamientos humanos (parte II)

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-Hoy es un día hermoso -suspiró Ursula-. Qué suerte que es sábado, ¿no?

-Sí. -Celeste se metió en la boca un enorme bocado de pastel de chocolate.

Había sido una muy buena idea salir a desayunar al jardín. Ya se sentía la presencia de la primavera en el aire. Los pajaritos cantaban y había flores y mariposas por todas partes. Celeste se sentía dentro de uno de esos cuadros que decoraban la oficina de Moon.

-Me pregunto qué estará haciendo nuestro hermoso director esta mañana. Me encantaría verlo paseando por el jardín con su traje estilo romántico y el cabello mojado. -Volvió a suspirar como chica enamorada, y sonrió pícaramente. ¿Qué estaría imaginando?

-¿Y tú? -preguntó-. ¿A quién tienes ganas de ver? ¿A Howl? ¿Al chico nuevo? Escuché por ahí que se apareció en la puerta de tu habitación a mitad de la noche. ¿Es verdad?

-¡¿Q... quién te dijo eso?! -se atragantó Celeste. Los chismes sí que corrían rápido en la escuela, aunque no eran del todo ciertos. Silver no había aparecido solo. Howl estaba con él.

-¿Quién más? ¡La chismosa de Catalina! Según ella, todas las chicas del curso andan esperando que las visite también. Pero yo le dije que él solo tenía ojos para ti -Ursula le hizo un guiño y Celeste se ruborizó-. ¡Cómo me gustaría a mí que Oliver me visitara! Lo ataría a mi cama y no lo dejaría escapar.

De nuevo, suspiró. Sí que estaba loca por el director Moon. Cada vez que alguien lo mencionaba, ella hacía eso.

-Hay un rumor con respecto a nuestro más reciente compañero. He escuchado que podría ser un delincuente. Aunque, francamente, no lo creo. Seguro que fue Catalina la que inventó eso, luego de que Alan le comentara que intentó atacarlo en la biblioteca. Por supuesto, omitió las circunstancias en las que dicho encuentro tuvo lugar. Así que no cuenta como intento de asesinato. En fin, ¿a cuál prefieres? -soltó de repente. Celeste puso cara de no entender-. Y no te hagas la tonta. Sabes perfectamente de lo que te estoy hablando.

-¿Lo sé?

-¿El misterioso Víctor Howl o el rebelde Silver Grey? -inquirió la joven del cabello revuelto, inclinándose hacia ella.

-No sé. Los dos me gustan por igual -confesó la chica pelirroja.

-Ese sí que es un problema -murmuró Ursula, bebiendo un sorbo de café negro-. Y dime... ¿Ya te han besado? Hace días que te andan rondando.

-¿Eh? ¡No! ¿Cómo se te ocurre? -gritó la joven, mirando para todas partes por si alguno de ellos andaba cerca. No vaya a ser que estuvieran escuchando.

Por fortuna, estaban solas.

-¡Pero Celeste! Tienes que besarlos para poder compararlos. Sino, ¿cómo vas a saber cuál te gusta más? ¡No seas tonta! Ninguno te rechazará si lo haces. Yo lo haría si fuera tú (entre otras cosas). Sé que siempre te hablo mal de los hombres, pero no lo pensaría dos veces con semejantes pretendientes. Si los dos te gustan ve por ellos.

-¿Pre... ten... dientes? -Celeste tragó saliva.

¿Había escuchado bien?

-Hay que estar ciego para no darse cuenta. Silver está loco por ti, y Howl siempre te clava los ojos cuando te distraes. ¡Cómo quisiera que el director me viese a mí de ese modo! -Se enojó repentinamente-. ¿Sabes lo que anda murmurando la tonta de Catalina? Que es gay. ¡Él! ¿Puedes imaginarlo? ¡Qué desperdicio sería! Pero a ella ya no le creo. Ah, no. ¿Y sabes lo que anda comentando? Que él se tiñe el cabello. Me dijo que, en realidad, lo tiene totalmente blanco. Y además, que tiene el cuerpo lleno de extrañas y horribles cicatrices. Mi precioso Oliver... ¿Por qué me lo difama? ¿Por qué, Celes? ¿Por qué?

Noche de lobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora