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JUNIOR

La noche estaba recién empezada y aunque mi idea original era llevar a Antonio a comer a un restaurante lujoso, cuando me pidió por favor que nos sentáramos a ver las estrellas en una de las colinas más altas de la ciudad y puso esos ojitos de cachorrito triste, no pude negarme.
De pasada y a último momento, había comprado una botella de vino blanco para mí y una lata de refresco par Antonio ya que era menor. ''Te lo llevaste a Bristol sin el permiso de sus padres y te lo jodiste en tu habitación pero te preocupas si bebe alcohol'' gritaba mi consciencia cuestionándome, pero era difícil escucharla cuando el mocoso jugaba con mi ropa y me molestaba.
El cielo estrellado brillaba demasiado, jamás en todos mis viajes a Bristol lo había visto así, y eso me hacía preguntarme si realmente yo había visto el cielo alguna vez.

-Ju ¿en qué piensas? -me preguntó Antonio mientras se acercaba más a mí y me miraba a los ojos fijamente hasta que por fin le correspondí la mirada.


Sus ojos marrones eran como un flechazo certero justo en el medio de mi corazón y lo agarré con facilidad de las caderas haciendo que se pusiera a horcajadas encima de mis muslos, deseando simplemente el contacto de su cuerpo.


-En que jamás había visto las estrellas -respondí y Antonio subió la mirada al cielo en el momento exacto en el que la luz de la luna bañaba su cuerpo. Parecía como si él brillara con luz propia y me quedé aletargado, solo contemplándolo. Su voz irrumpió en mi ser sacándome del estado hipnótico en el que me encontraba.

-Las estrellas son bonitas ¿no crees? Pero son tan inalcanzable y están tan lejos que a veces dudo sin son reales o solo nos las imaginamos como si se nos implantara un chip en la cabeza que dijera ''allí hay estrellas, mira las estrellas'' -susurró con la voz de miel.


- ¿Dudas de la existencia de las estrellas? -le pregunté sonriendo de lado graciosamente.

-Veras... -comenzó a decir mientras se bajaba de encima mío y se concentra en cortar pasto con su mano como quien no quiere la cosa-. Cuando vives en un lugar tan jodido como el mío y tu familia es una basura, y no vas a la escuela porque no puedes y no tienes más que un solo amigo al que vez únicamente en las noches...te es difícil creer en algo bonito en tu vida... -y lo miré. Sus ojos tristes por primera vez fueron perfectamente notorios para mi antigua ceguera y pensamiento de que Antonio estaba a gusto con su vida-. Es como si nada fuera real, Ju... -me dijo esta vez mirándome fijamente y unas lágrimas traviesas se agolparon en sus ojos haciéndolos de cristal, tan frágil que en cualquier golpecito leve podrían romperse-. Ni siquiera puedo creer que estoy aquí contigo, que tuvimos sexo y el que más disfrutó fui yo, que me tomas de la mano para cruzar la calle porque sabes que no sé cruzarla solo, que me miras de una manera en la que jamás me habían mirado y aunque sea mentira siento que respiro, que estoy feliz, que me siento bien -y dos trazos de aquellas gotas saladas surcaron su piel bajando desde sus parpados hasta sus labios entreabiertos-. Quiero ir a la escuela -susurró y ahora el llanto era incesante, sin hacer mucho ruido pero con sollozos lastimeros provenientes no de su boca, sino de su alma-. Quiero poder juntarme con personas de mi edad y hacer cosas que los chicos de diecisiete años hacen y quiero que alguien me mire de una manera especial y quiero olvidarme de que tengo una familia a la que no le intereso...quiero ser normal, quiero estar feliz, quiero estar bien.

Y lo atraje sin poder contenerme más, abrazándolo con fuerza al instante en el que rompía en llanto aguanto desde hacía demasiado tiempo. Su cuerpo convulsionaba levemente entre mis brazos y no podía evitar sentir esa horrible sensación que presionaba mi pecho con dolor.

-Junior... -susurré en su oído y las palabras se me atascaron en la garganta sin poder salir.

-Lo siento, lo siento, Junior...lamento esto -se disculpó intentando alejarse, pero mis manos lo sostuvieron fuerte, acariciando con parsimonia su cabello lleno de rulos sedosos.


-Déjame salvarte -le pedí susurrándole directamente al oído mientras su llanto se calmaba de a poyo convirtiéndose solo en unas lagrimillas escapándose hasta cortarse definitivamente.

-No puedes, nadie puede...tú tienes una vida -me recordó de golpe y entonces suspiré.

-Quiero decirte tantas cosas que aún no puedo -le advertí mirándolo a los ojos y secando las lágrimas estacionadas en sus mejillas-. Mi niño precioso...
Una sonrisa amplia se dibujó en su cara y los hoyuelos se le notaron más, como un pequeño. Se acercó a mi lentamente y sus labios vacilantes atraparon los míos, besándolos de manera pausada y profunda, casi explorando con su lengua mi cavidad bucal.

-Ju...quiero que lo hagas de nuevo -me susurró mirándome fijo a los ojos mientras mordía su labio inferior despacito y se acercaba a mi camisa con sus manos, desabotonandola lento.

¿Acaso podría decirle que no a él? Si las ansias de su cuerpo se acrecentaban a cada paso que daba. Mis labios viajaron hasta su mandíbula besándola repetidas veces y terminaron en su cuello dejando pequeñas marquitas rojas allí de chupones.

-No quiero hacerte el amor aquí y que alguien llegue y te vea sin ropa, no me agrada esa idea -le comenté mientras miraba sus ojitos marrones brillar con ternura y una sonrisa pequeña deslizarse en sus labios.

- ¿Te molesta que alguien más me vea desnudo?


-Por supuesto que si -respondí sin pensar y entonces el niño se rió haciendo que sus perfectos hoyuelos se marcaran.


Antonio se tiró encima mío un momento solo apoyándose sin ser molesto y nos quedamos en silencio durante un largo rato mirando el cielo azul oscuro estrellado.

-Ju...cuéntame de ella -murmuró inaudiblemente mientras dibujaba círculos imaginarios sobre mi pecho. Sabía que se refería a Mary. Y sinceramente no quería pensar en ella en ese momento, pero él me había abierto su corazón, me había contado cosas y yo deseaba hacer lo mismo.

-Se llama Mary. La conocí cuando éramos adolescentes. Su padre y mi padre son muy amigos y pensaron que sería buen negocio unirnos y así unir las empresas de ambos.


- ¿Estás enamorado de ella? ¿La amas? -y sin pensar un segundo respondí.

-No lo creo -y clavé mis ojos pétreos en él-. Es decir...la amé y la quiero mucho pero...no sé -Antonio se sentó mirándome y sonrió.

- ¿Cuándo la ves sientes que el tiempo se detiene y que aunque todo se sigue moviendo tu solo la vez a ella?

-No -le respondí levantando una ceja y mirándolo extrañado.

- ¿Te sudan las manos o te late rápido el corazón si ella está cerca? -preguntó de nuevo viéndose confundido.


-No -volví a decirle y esta vez me senté a su lado-. ¿Eso se siente cuando te enamoras?

-Si -respondió sin dudarlo como si fuese lo más obvio del mundo.


- ¿Y cómo sabes tanto de estar enamorado? -lo iré curioso.


-Porque lo estoy -admitió y sus mejillas se sonrojaron de sobremanera al tiempo que su mirada cristalina se dirigía al cielo.


Seguí sus ojos preguntándome porqué tanto misterio respecto al asunto y me quedé colgado en el cielo justo al momento que una estrella fugaz rompía la armonía cruzando velozmente.

-Pide un deseo -susurró cerrando sus ojos y tomando mi mano. Yo no pude cerrarlos. No pude dejar de ver como él aún creía en la magia de las estrellas y yo...estaba tan amargado. Sin embargo quise complacerlo y las palabras salieron disparadas de mis labios como si fuese imposible detenerlas.

-Deseo que este momento dure por siempre -susurré y Antonio se volteó abriendo los ojos, sorprendido y también la boca ligeramente, pasmado.


Me acerqué a sus labios y lo besé con parsimonia tomando su rostro entre mis manos y acariciando sus mejillas.

Esa noche no volvimos al hotel. Esa noche, a pesar de todo lo dicho por mí, terminamos haciendo el amor en la hierba poco crecida de aquella perdida colina en Bristol, casi tocando las estrellas con las manos.

Esa noche supe que no podría alejarme de él. Que no quería.


Y amanecimos abrazos, semidesnudos, y yo sintiendo como el corazón se me aceleraba cada vez que Tony ponía sus manos sobre mí.

Él sería mi pequeño secreto.






CHICOS/AS AVISENME SI NO LES SALE EL CAPITULO 8 WATTPAD PUSO LA HISTORIA EN CONTENIDO ADULTO :(

SALUDOS XX


Placer Culposo (Gay/Yaoi)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora