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CAPITULO VIII

"Volo ut Sis"

(Quiero que seas tú)

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- ¡Pusieron timbre! ¡Toda una modernidad!...- risueño y sarcástico por la aversión a la "tecnología" de su tío, presionó el botón de aquella casa precaria pero de la que tan buenos recuerdos guardaba. Allí habría conocido el verdadero significado de pertenecer a una familia: desde sentarse en una mesa a hablar del día a día, hasta no sentir el sudor frío de pensar que su padre quizás llegaría con uno de sus tantos días malos, cuando desataba su furia contra su madre, y en algunas oportunidades, lo castigaba.

Al instante de arribar, saldría de brazos abiertos con el delantal manchado de tuco a cuestas y una gran alegría vistiendo sus ojos oscuros, Alicia Seijas de Polsky, la tía de Sebastián. Su madre desde sus 15 años.

- ¡Hijo mío!- deshaciéndose en muestras de emoción, la mujer bajita de 55 años, lo abrazó fuerte, tanto como pudo. Sebastián, mucho más grande físicamente que ella, la levantaría en andas estampando un ruidoso beso en su mejilla.

Dani sintió la necesidad de llorar, pero la agolpó en su garganta por unos segundos. Tenía frente a ella al verdadero Sebastián, el de esencia sencilla y humilde que no era egoísta. Aquel que se combinaba con el sombrío e implacable abogado.

- ¡Perdón! - dijo la señora en dirección a Dani, que limpiaba unas chispas de lágrimas en sus ojos - ¿Por qué no me avisaste que venías acompañado, Sebas? - lo regañó meneando su cabeza.

Limpiándose las manos en el delantal, se acercó hacia Daniela, literalmente escondida detrás de su sobrino.

- Soy la tía de este maravilloso hombre - llenando su cara con una amplia sonrisa, posaba sus manos sobre los hombros de Dani dándole un beso - me llamo Alicia.

- Yo soy Daniela - respondió al saludo y al beso.

- Tía, ella es mi novia.

Alicia hizo de sus ojos dos gemas enormes, retrocediendo un pequeño paso. Sonrió feliz, desbordante.

- Bienvenida a la familia, Daniela.

Esquivando dos perezosos perros que la miraban sin el mínimo atisbo de ladrar, hechos un ovillo entre unos trapos de friza, Dani ingresó a la vivienda.

- De saber que venías con tu novia, ordenaba un poco más- dijo dirigiéndose a su sobrino- Disculpá Daniela, mi marido es un desbolado.

A medida que avanzaba, Alicia recogía papeles y ropa de su esposo Víctor, desparramados a lo largo de la sala.

Sebastián tomó el abrigo de su reciente novia para llevarlo al cuarto de su tía, en tanto que Dani, guardaría sus manos en sus bolsillos traseros de sus vaqueros, deteniéndose en las innumerables fotos que colgaban de la pared más extensa de la casa.

- Nos enorgullecen los logros de nuestros hijos - señalando un par de retratos, Dani observó a un joven Sebastián llevando el mástil de la Bandera de ceremonias.

- ¿Este es Sebastián? - siguiendo sus rasgos en la foto un poco fuera de foco, dudó en voz alta.

- Sí, el Sebas era muy buen alumno. Salió abanderado el último año del secundario. Eso sí, ¡era muy rebelde! - agitando su mano, se ubicó junto a Daniela, que continuaba analizando las distintas imágenes con gran atención - Este es Leandro, ¿lo conocés?

"Donde se esconden los ángeles"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora