Capítulo XIV: 'el mundo de los sueños...'

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Sentir sus brazos alrededor de mi cuerpo me tranquilizaba, hacia que los malos recuerdos se fueran y que solo me concentrara en el aroma de su piel, en el calor que emanaban sus manos y la energía que daba su respiración entrecortada por la cercanía entre nuestros cuerpos.

Por otro lado me sentía mal porque a pesar de todo seguía volviendo a ella, seguía volviendo a querer estar donde estaba, entre sus brazos. Me había propuesto huir de algo que era imposible y que nunca será posible porque ella es mi deuda pendiente y hasta que no la saldé parece que mi corazón seguirá detrás de ella, detrás de esa mirada que tantas veces me ha atrapado pero que a la vez me ha soltado.

-¿Q-qué haces aquí?-dije nervioso por su cercanía.

-Tu hermano se ha quedado dormido y como te he oído gritar he venido a ver qué ocurría-dijo agachando su cabeza- ¿Qué ha pasado?-preguntó preocupada.

-Ha sido una pesadilla...solo eso-dije quitándole importancia.

-¿Las tienes muy seguido?-preguntó con miedo.

-Desde que murió mi madre sueño con ello...

-¿Y qué pasa en ese sueño?-preguntó sin soltar mi mano.

-Sueño con la conversación que tuve con mi madre antes de que muriera...-dije con los ojos brillantes- ella murió en mi brazos...-dije derramando una lágrima.

-Lo siento...-dijo mirando mis ojos con los suyos llenos de lágrimas sin derramar- tuvo que ser duro ¿verdad?

-Lo más duro de mi vida...y eso que dejarte ir fue duro-dije acariciando su cara.

-A veces me arrepiento tanto de haberme ido porque una parte de mí me dice que podríamos a ver sido felices...-dijo apoyando la cabeza en mi pecho.

-No te arrepientas, porque a pesar de todo, a pesar de mí has seguido a mi lado...-dije acariciando su cara-Ella me hizo prometerle que iba a luchar por ti y que te dijera algo de su parte...- dije haciendo que levantara la cabeza para mirar mis ojos.

-¿Se acordó de mí en ese momento?-preguntó con una media sonrisa.

-Claro que lo hizo, tú eras muy especial para ella...-dije limpiando las lágrimas que cruzaban su cara.

-¿Qué te dijo?-preguntó contenta.

-Que te diera las gracias por demostrarle que de verdad el amor lo era todo...-dije con una sonrisa por el recuerdo de mi madre.

-Pero si yo no hice nada...-dijo mirando una foto de mi madre que había en la mesita.

-Tú lo hiciste todo...-dije mirando nuestras manos entrelazadas- Él que no hizo nada fui yo, que no cumplí lo que le prometí...-dije arrepentido de no haberlo hecho.

-Seguro que ella desde donde esté sabe porque no lo hiciste...-sentenció con una sonrisa.

-¿Por qué se convirtió tan difícil esta historia?-pregunté mirando sus labios, tenía ganas de ellos.

-Porque nosotros la hicimos complicada...-dijo mirando mis ojos.

Poco a poco me fui acercando más a su rostro, tan cerca que podía sentir hasta su aliento en mi cara y esta sensación me daba la vida. Mi cuerpo producía más adrenalina de la que nunca había producido. Por un momento miré sus ojos que estaban concentrados en mis labios y no pude reprimir una sonrisa que contagié también a ella. Era bonito, era bonito poder seguir viviendo momentos así a su lado, después de todo lo que le había hecho.

Estaba rozando sus labios cuando la puerta de mi habitación se volvió abrir y entró mi hermano adormilado, entonces nos separamos por auto reflejo.

-Mi niño... ¿ya te has despertado?-dijo Ainhoa sonriendo.

-He tenido una pesadilla...-dijo con un peluche en su mano.

-Anda ven aquí campeón...-dije dando palmaditas en el colchón. En pocos segundos mi hermano estaba entre mis piernas como Ainhoa unos minutos atrás dándome un abrazo.

-¿Y esto?-susurré en su oído.

-Extrañaba que me llamarás así...-dijo con una sonrisa que amaba ver en su rostro.

-Oye, que me pongo celosa...-dijo Ainhoa haciendo cosquillas a César.

-Ainhoa, tú eres mi heroína...-dijo abrazándola a ella también- Gracias a ti mi hermano parece que va a volver a ser el mismo de antes...-dijo guiñándome un ojo.

-Yo no he hecho nada, tú hermano siempre estuvo ahí solo que no sabía cómo demostrártelo...-dijo sonriéndome con esos labios que había deseado besar.

-Vamos hacernos una foto...-dijo mi hermano entusiasmado.

-No César, sabes que no me gustan...-gruñí.

-Anda hazlo por él, antes te gustaba recordar los buenos momentos...-susurró Ainhoa en mi oído mientras que mi hermano iba a buscar el móvil.

-Vale...-dije con el ceño fruncido.

-Gracias por hacerlo feliz...-dijo dándome un beso en la mejilla.

Me limité a sonreírle ya que mi hermano había entrado en la habitación. Después de tomarnos la foto estuvimos hablando, jugando y cantando juntos. Fue una gran tarde al lado de las dos personas que más quería en este mundo. Y por un momento sonreí mirando al retrato de mi madre dándole gracias por estos momentos, porque esto seguro que había sido gracias a ella.

-César ya es tarde, tienes que irte a la cama...-dijo Ainhoa levantándose de la cama.

-Vale...-dijo él resignado-¿Os puedo hacer una pregunta?-dijo mirándonos desde el marco de la puerta.

-A ver que estas tramando...-dije sonriendo.

-¿Sois novios otra vez?-preguntó sonriendo.

-No, todavía no...-dije sonriéndole a Ainhoa, podía sentir sus nervios.

César salió de la habitación y Ainhoa se quedó de pie mirándome con una sonrisa pícara.

-¿Todavía no?-preguntó muerta de risa.

- No lo somos pero lo seremos pequeña...-dije quitándole esa sonrisa de la boca.

CONTINUARÁ...


La casualidad más bonita de mi vida (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora