IX. Etihw (3)

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Advertencias: Posible OoC, historia completa de mi autoría, cualquier parecido con otra es coincidencia.

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Todo había parecido que saldría tan bien. Etihw estaba emocionada que Kcalb la acompañara al combate contra Black, aunque sonase algo narcisista, por alguna razón, había querido lucirse frente a él.

Pero no vio venir la daga de Rieta.

Ella, a diferencia de muchos estudiantes de Blanc, no odiaba a los Black, les era indiferente, no le molestaban, no le agradaban, no les veía ningún problema y ninguna virtud, además de que era la principal competencia académica de la escuela Blanc, pero aquello era de admirar, no de odiar; jamás entendió la rivalidad entre las dos escuelas, jamás llegó a comprender por qué el odio... quizá por eso no se esperó la traición de aquella pelirroja.

Entre su agonía y dolor, alcanzó a distinguir a Kcalb y a Fumus, ambos lucían preocupados por ella, quizá, una puñalada en el brazo no parecía tan grave, pero si dolía demasiado y eso sumado a la pérdida de sangre, era un milagro que hubiese llegado consciente al hospital, donde le atendieron inmediatamente.

Seguramente Kcalb estaría disgustado por la negligencia de los árbitros del juego, pero era inevitable, nadie interfería con el juego a menos que lo solicitaran de manera explícita, era algo brutal y sádico, sin embargo, así era en los verdaderos torneos, solamente que sin las armas reales, el caso de Rieta no llegaba a explicárselo.

—Con permiso...

Fumus pasó, acompañado por Liliya, el último tenía los brazos cruzados, luciendo más preocupado de lo que normalmente lucía.

—Te dije que esto era peligroso —fue lo primero que dijo Fumus con seriedad.

—¿Estás bien, Etihw? —Preguntó Liliya angustiado.

—Todo anda en orden —dijo ella siendo la más tranquila—. Perdón por preocuparlos.

—Es normal que nos preocupes, eres nuestra hermana —apuntó Fumus con las manos en los bolsillos de su pantalón—, pero me encantaría saber qué le hiciste a ese muchacho, no se ha ido en todo el día esperando noticias tuyas.

Etihw se sintió por un momento muy leve, confundida, pero no era muy difícil adivinar de quién se trataba, miró a Fumus sorprendida. —¿Mond?

—Así es —asintió el azabache.

—¿Es tu novio? —Preguntó Liliya enarcando la ceja.

La chica, por alguna razón, al escucharlo de labios de su hermano, le resultó más vergonzoso que molesto, como generalmente era con sus compañeros de clase.

Sonrojada, suspiró cansada. —¿Por qué todos dicen eso? Entre Mond y yo no hay nada más que amistad.

—Pues vaya amigo más raro has hecho, te trajo en brazos hasta el hospital y discutió con una enfermera para poder verte. Ya lo calmaron, pero sigue insistiendo en saber tu estado.

Sin poder evitarlo, Etihw sonrió un poco, se sentía feliz de recibir esas atenciones de parte de ese chico, y también su preocupación la halagaba. —Hermanos, ¿podrían dejarme hablar con él?

Ninguno de los dos se negó, en menos de unos minutos Kcalb estaba entrando suavemente, como temiendo que si hacía ruido pudiese perturbar a la azabache, que lo esperaba con una amable sonrisa.

—Lamento haberte preocupado —le dijo con voz suave.

Kcalb negó, no tenía por qué disculparse por algo cuya culpa no tuvo. —¿Estás bien? ¿Te duele?

—Me dieron un tranquilizante para el dolor —explicó—, aunque no podré usar mi brazo derecho por un tiempo —suspiró.

—Shiraiwa... —Kcalb se sentó en la silla que estaba al lado de la camilla de la chica— de verdad... no creo que debas estar en ese tipo de clubes.

—¿Eh? ¿Por qué? —Preguntó confundida.

Observó al chico suspirar, como preguntándose si era prudente hablar o no, pero en ese momento estaba más preocupado por la salud integral de Etihw.

—Shiraiwa, ese deporte es muy peligroso, ¿una guerra? Disculpa por mi intromisión, pero creo que deberías dejarlo... de verdad...

—Mond, lo de hoy fue una extraña novedad —buscó tranquilizarlo con una sonrisa—, jamás había pasado antes y dudo que vuelva a ocurrir. Sin embargo, muchas gracias por preocuparte por mí.

Kcalb sintió sus mejillas arder, y su corazón presionarle el pecho con fuerza, y por una milésima de segundo sitió como si su vista se nublara dejando a Etihw como lo único visible y algo dentro de su estómago se contrajo.

—N-no hay de qué... voy... ¿quieres algo de comer?

—Unas galletas estarán bien —asintió ella sonriendo.

Kcalb no se hizo esperar y salió inmediatamente de la habitación, y apurado se dirigió al baño, donde se lavó el rostro sin conseguir bajar el color de sus mejillas.

—¿Qué me está pasando?


Blanc-Black: The first yearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora