Capítulo 15

42 1 0
                                    

En los siguientes meses, Fhernando pasó la mayor parte del tiempo en Tamaulipas por cuestiones de "trabajo", llamaba siempre que le era posible y ocasionalmente recibía diversos detalles que me enviaba, en especial chocolates.

Cada que leía sus mensajes, imaginaba como sería nuestra vida si él no se dedicara a traficar drogas. Y es que me parecía que él era un excelente partido. Podría encajar incluso en mi definición del hombre ideal. . . Si tan solo no estuviera involucrado en la mafia. . .

Dos semanas antes de su cumpleaños, Fhernando estaba de regreso en Monterrey y me invitó a pasar un fin de semana en "la aldea" un área de camping cercano a una cascada

El lugar era increíble. Reservó una cabaña con espacio para 8 personas, aunque estaríamos solo los dos y en la recepción nos ofrecieron realizar actividades al aire libre, paseos a caballo y en cuatrimoto, entre otros.

Fhernando bajó nuestras maletas y entramos a la cabaña, la cual tenía una enorme chimenea en la estancia.

Aquí estamos seguros - dijo mientras me ofrecía una taza de café - pero más vale prevenir.

Luego de instalarnos en la cabaña decidimos dar un paseo. Caminamos durante más de una hora y como no queríamos que anocheciera aceleramos el paso para regresar. Fhernando tenía una excelente condición física, lo cual en más de una ocasión me dificultaba seguirle el ritmo, considerando que la clase de educación física de la preparatoria era otra a la cual faltaba constantemente.

Regresamos a la cabaña exhaustos y nos recostamos en un sofá a descansar antes de ir a cenar y al cabo de unos minutos me quedé dormida en los brazos de Fhernando. Unos instantes después sentí que acomodaba su barbilla sobre mi frente y él también se quedó dormido.

Se escuchó un golpe en la ventana y apenas logre abrir los ojos cuando sentí que algo me jalaba. Fhernando me había lanzado al suelo y respiraba muy rápido. En la mano sostenía una Glock 17 9mm y permanecía inmóvil, alerta de cualquier otro ruido.

Transcurrieron varios minutos sin que nada sucediera; me sentía abrumada y tenía el pulso acelerado. Me levanté y abrí la puerta de un tirón.

Noémi: Es un ave - grité molesta y aliviada a la vez - se estrelló contra la ventana.

Fhernando me había seguido y se veía bastante enojado.

Fhernando: No debiste salir - dijo muy serio - fuiste muy imprudente.

Noémi: Debes tranquilizarte - le respondí - no puedes sentirte acorralado en todo momento

Fhernando: Tú no entiendes que estamos en constante peligro - me reclamó - que siempre debemos estar alerta.

Noémi: No puedes temerle a lo inevitable - dije en tono sarcástico - lo peor que puede pasar es morir y eso tarde o temprano, a todos nos va a tocar

Fhernando: No lo entiendes - me miraba molesto - pensé que nos habían seguido hasta aquí

Noémi: . . .

Fhernando: La organización. Se enteraron que estamos saliendo. . . Quieren conocerte



Entre Armas Y RosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora