Capítulo 26

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Recuerdo perfectamente el día que conocí a Pen. Me paralicé en el instante en que los gritos alertando sobre la presencia de un repudiado llegaron a mis oídos. No supe qué hacer, a pesar de que en muchas ocasiones mi madre me había dado indicaciones. Tenía miedo, demasiado, simplemente me quedé inmóvil y me preparé para lo peor. Había salido a escondidas de mi casa y mis padres estaban lejos de donde me encontraba, no había forma de que pudieran ayudarme. Todos corrían intentando ponerse a salvo, nadie parecía reparar en mi pequeña persona. Entonces su mano sostuvo la mía y me arrastró entre la multitud que se movía de un lado a otro. Él logró ponerme a salvo.

―¡No debes llorar! ―me reprendió poniendo mala cara. Era un pequeño no mucho mayor que yo. Cosa que me sorprendió, pues él no parecía tener miedo―. ¿Acaso no eres humana? ¿Por qué lloras? ―Era solo una niña. No tenía idea de que hablaba en ese instante y lo único que pude hacer fue ponerme a llorar de nuevo―. ¡Te dije que no lloraras! ―exclamó enojado, pero inclinándose para abrazarme e intentar consolarme.

Cuando dejé de llorar, todo se había calmado y entonces pronunció aquellas palabras que nunca olvidare. «Lucha por lo que quieres y protege lo que amas». Pen Jensen, solo tenía 7 años, pero era tan valiente como cualquier adulto. Desde ese momento se convirtió en mi héroe, en mi modelo a seguir y después de ese accidente cambié mi manera de ver las cosas.

Quiero a los de mi especie, pero amo a Armen y por eso mismo, debo protegerlo, aunque deba hacer frente a Pen.

Mi cabeza descansa sobre su pecho y mi brazo rodea su torso desnudo, sus dedos juguetean con mi pelo mientras observa distraídamente el techo de la habitación. Ninguno ha dicho nada desde que nos metimos debajo de las sábanas. Sé que algo lo inquieta, lo sentí en su forma de tomarme, y daría todo porque me hiciera partícipe de sus pensamientos. Supongo que el tiempo se agota y no hay nada que hacer al respecto.

―Mañana me reuniré de nuevo con ellos ―dicen sin que lo espere. Me incorporo ligeramente, observándolo sorprendida. ¿Verá a Pen?―. Han accedido a realizar un trato. ―¿Un trato? Las alarmas se encienden al recordar lo ocurrido con Pen.

Mi mente lucha desesperadamente por descubrir las intenciones de Pen. Esto no me parece algo que él quisiera hacer. No después de haber llegado tan lejos. Algo no encaja. ¿Acaso es...?

―¿Qué clase de acuerdo? ―pregunto intentando leer sus pensamientos, ver a través de su acostumbrada serenidad. Niega acariciando mi brazo.

―Aún no lo sabemos. ―«No me gusta esto»―. Mañana nos harán saber sus condiciones para poner fin a la rebelión. ―Me muerdo el labio para no cometer una indiscreción. Un acuerdo. No me gusta. ¿Es una trampa? ¿Quiere lastimarlo?

―Armen... ―Sonríe y me toma de la nuca, acercando mi rostro al suyo.

―No estaré solo ―dice anticipándose a mis pensamientos. Menos mal. Antes no lo hubiera creído, pero después de lo que pasó con Pen, esto podría ser una farsa para entrar y atacar a Armen. Y la idea me aterroriza. No quiero que lo lastimen.

―¿Puedo ir...? ―Frunce el ceño, no lo esperaba.

―No. ―Niega rotundamente, abro la boca para protestar, pero me interrumpe―. Uriel y Anisa estarán conmigo y también otros guardias. ―Me conforta saberlo, Uriel y Anisa son los mejores―. Además, no creo que se atrevan a hacer algo. ―Lo miro desconcertada, al darme cuenta de algo que he pasado por alto.

―¿Puedes leer mi mente? ―pregunto intrigada. Su sonrisa crece y sacude la cabeza.

―No. ¿Qué te hace pensar eso? ―inquiere divertido. Pego mi frente, a la suya y suspiro.

La donante (#1 ) *Resubida*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora