Capítulo 17: Verdades que duelen y otras no tanto - Parte II

3.9K 177 34
                                    

Después de salir del hotel, o "arca" como Noah le decía, Antonella se dirigió hacia el río que estaba algo cerca de su casa. No sabía que pensar de todo lo que les habían contado. Sólo quería escapar de ahí. Por eso eligió el lugar, donde sin saberlo, sus padres se habían conocido. Era el único lugar donde se sentía tranquila y sabía que podría pensar con más claridad. Claro que no contó con que Iván también estaría sentado frente al río, donde había ido a pensar después de que Jack le dijera todo lo que tenía que hacer a partir de ahora.

Cuando lo vio, no dudó en descargar su enojo en él.

- ¿Qué haces en mi río? -le preguntó molesta. Iván la miró sorprendido pero luego se puso serio.

- Este no es tu río -contestó él, ceñudo.

- Si, yo lo encontré cuando llegué a Argentina.

- Eso no lo hace tuyo. Yo vengo acá desde los diez años -contraatacó él.

- Bueno, quedatelo -aunque se sentía enojada, no tenía ganas de pelear con nadie. Se dio vuelta para irse hacia el lado contrario.

Iván notó que estaba diferente cuando ella no siguió la discusión hasta ganar, como siempre lo hacía. Se levantó rápidamente y la siguió.

- Hey pará -la tomó del brazo haciendo que se diera vuelta.- ¿Estás bien? -preguntó preocupado. Ella negó con la cabeza.- ¿Queres contarme? -esta vez, asintió.

***

Guada salió prácticamente corriendo del hotel, se sentía mal. No quería haberse ido así pero no podía quedarse mirando a las personas que le habían mentido sobre la muerte de su madre. Y mucho peor, sobre su madre. Ahora se sentía más lejos que antes de ella, ya ni sabía quien era Luz, no sabía de quien era hija.

Caminó y caminó hasta encontrar un viejo árbol y se sentó junto a este. Abrazando sus piernas y haciendo lo único que necesitaba hacer en este momento, llorar.

Adam también se sentía confundido pero no había salido por eso, había salido por ella. Sabía que Guada se ponía mal cada vez que recordaba a su mamá y con lo que les habían contado estaba seguro de que ahora ella estaba en su peor momento. La buscó por todo el jardín del hotel pero no encontró algún indicio de su amiga. Pero cuando estaba por darse por vencido y volver a entrar al hotel para encarar a sus padres, la vio.

- ¡Guada! -gritó al verla sentada bajo un árbol. Lejos, casi adentrándose al pequeño bosque que separaba el hotel de la universidad a la que iba Tomás. Caminó hacia ella.- Guada, ¿qué pasó? ¿Por qué...? -notó que estaba llorando y rápidamente se sentó junto a ella para abrazarla. Aunque no lo admitía, cada vez que la veía llorando, su corazón se partía en pedazos.

***

- ¿Entonces simplemente saliste corriendo sin decir nada? -preguntó Iván luego de que Antonella le contara todo. Ella asintió. Estaban sentados en el césped con el río frente a ellos.- ¿Y no les crees?

- No lo se -contestó sin despegar la vista del río. No quería mirarlo, se sentía apenada de que él la viera en ese estado de vulnerabilidad. Pero la verdad es que no había tenido alguna duda al contarle todo lo que había estado pasando en la últimas horas. Sentía confianza en él, aunque no lo conociera demasiado.- ¿Vos lo creerías?

- Yo creo que el mundo está lleno de magia, y que sólo hay que abrir los ojos para verla.

Antonella rió levemente.

- Eso es muy de película norte americana -comentó.

Iván sonrió, asintiendo.

- Pero es cierto.

Aliados 4 TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora