Siempre Tuya

Introduccion

-Lista, Mer?
Me giro hacia Aspen
- Sí, estoy lista
Él me tiende el brazo, y yo me agarro a él.
-Estás increíble.
Tú tampoco estás nada mal- comento, y aunque sonrio, sé que sabes lo nerviosa que estoy -
-Todo saldrá bien
-Tú no dejes que me caiga, ¿vale?
-No te preocupes. Si veo que pierdes el equilibrio, te pasaré esto- responde, mostrandome su bastón azul, fabricado especialmente para que haga juego con su uniforme.
-¿Majestad?- saluda Silvia algo impresionada- Es el momento.
-Dejalos impresionados- dice él, justo antes de que la musica aumente de volumen y quedamos a la vista de los invitados.
Hay cientos de personas a los lados del pasillo que me llevará hasta Maxon. Todos se ponen de pie para verme, de modo que no lo veo a él. Sólo necesito verle la cara, si veo su mirada firme sabré que puedo hacerlo. Sonrio a nos invitados, tratando de mantener la calma, pero Aspen me conoce
-Todo va bien, Mer.
Ver su gesto de ánimo me ayuda y sigo adelante. Por fin veo su cara, entonces me parece que no hay nadie allí, sólo él y yo. Aspen me coge la mano y la coloca en la de Maxon, entregándole a él. Se saludan con un movimiento de cabeza. Nos acercamos el uno al otro y empieza la ceremonia.
-Hola, cariño - me saluda-
-No empieces - le advierto-
Es un día mágico. Sin embargo sé que no es un cuento de hadas, se que habrá momentos duros que nos harán dudar, se que las cosas no irán siempre como queremos. No será perfecto. No siempre.
Al fin y al cabo, esto no es un final de cuento de hadas.
Es mucho más que eso.