Capítulo 50.

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Julio

5 meses de embarazo

Lorena

—Nacerá a finales de noviembre. ¿Estáis seguros de que no sabéis el sexo?  —pregunta Antonio después de la revisión.

—Seguro —ríe Dani agarrando mi mano con cariño—. Esta vez queremos que sea una sorpresa.

—Bien, que así sea —sonríe en respuesta—. ¿Dónde os habéis dejado hoy a los mellizos?

—Están con los abuelos —contesto de buen humor—. A la próxima consulta prometemos traerlos para que les veas.

—Eso decís siempre —carcajea Antonio acompañándonos a la puerta de su despacho—. Cuida esa alimentación, Lorena, y haz mucho ejercicio.

Después de asentir y despedirnos, salimos de la consulta y nos dirigimos al aparcamiento del hospital, donde hemos dejado el coche. Ni sus padres ni los míos saben todavía que van a ser abuelos otra vez, así que... tenemos que decírselo cuanto antes para poder anunciarlo en redes sociales y dejar de llevarlo en secreto. El embarazo es algo increíble, quiero poder gritarlo a los cuatro vientos cada día.

—Se lo tomarán bien —asegura Dani, como leyéndome el pensamiento, antes de darme un beso en la mano y abrirme la puerta del coche—. Ya conoces a nuestras familias: somos todos muy numerosos y muy niñeros.

—Les encantará —sentencio sonriente abrochándome el cinturón.

Cuando llegamos a casa de Eva y Juan Carlos, Dani aparca en la puerta y frunce el ceño al encontrar cámaras y periodistas esperándonos.

—¿Hay exclusiva y no nos hemos enterado? —pregunta mi novio de buen humor mirándome con una sonrisa—. No contestes nada, cariño —me aconseja cuando unos cuantos periodistas rodean el coche—. ¿Nos dejáis salir? —ríe intentando abrir la puerta.

—¡Daniel! Hay rumores de un posible embarazo, ¿es cierto? —nos interrogan cuando Dani me ayuda a salir del coche entre tanta cámara, micrófono y pregunta—. ¿Confirmáis que estáis esperando un tercer hijo?

—¿Qué tal están Martín y Lucas? —pregunta otro hombre poniéndome un micrófono en la boca—. En la boda de Jesús les vimos muy mayores y espabilados, ¿son iguales que su padre?

—Chicos, sabéis que nos encantan las preguntas y la prensa rosa —dice Dani molesto al ver que no podemos ni caminar—. Pero venimos a ver a mis padres, ¿no podéis respetar eso?

—Os acaban de ver salir de la consulta de Antonio de la Hoz, el ginecólogo que controló tu primer embarazo y trajo al mundo a los mellizos. ¿Confirma esa visita los rumores de un nuevo embarazo?

—Lo único que confirma esa visita es que me preocupo por mi salud vaginal —sonrío parándome frente a la cámara—. Y no me quites méritos: quien estuvo doce horas de parto fui yo, no Antonio.

—Aunque admitimos que Antonio sufrió casi tanto el parto como ella —carcajea Dani cogiéndome el brazo para tirar de mí hacia el interior del jardín—. De verdad, siempre es un placer veros, pero nos esperan para comer.

En seguida nos Eva nos abre la puerta de su casa y entramos sin decir una palabra más.

—¿Qué pasa ahí fuera? —pregunta Juan Carlos mirándonos.

—Prensa rosa —sonríe Dani—. ¡Cariño! —exclama agachándose a abrazar a Lucas cuando éste corre hacia él—. ¿Qué tal con los abuelos, enano? ¿Dónde está el tate?

—¡Mamá, mamá, mamá, mamá! —grita Martín corriendo a mí con los brazos en alto—. Tú, tú, tú.

—Yo, yo, yo —sonrío cogiéndole y dándole un beso en la mejilla—. Hola, cariño. ¿Te has portado bien?

—Se han portado estupendamente. Son dos santos —ríe Eva recogiendo los juguetes del salón—. Qué suerte habéis tenido con ellos.

—La verdad es que no podemos quejarnos —aseguro colocándole el pelo a Martín.

Hablamos durante un buen rato, hasta que sirven la comida y nos sentamos a comer todos juntos en el comedor. La prensa sigue fuera, así que en seguida echamos las cortinas para que no puedan fotografiarnos.

—Pero bueno, ¿qué les pasa hoy? —se queja Eva mirando por la ventana—. ¿Ha pasado algo?

—Rumores absurdos —contesta Dani quitándole importancia y dándole una cucharada de puré a Martín.

—Bueno, tonterías aparte —habla Juan Carlos desde su sitio—. Estos dos monstruos cumplen un año dentro de veinte días, ¿qué tenéis pensado hacer?

—Nada —respondo con seguridad—. El 1 de agosto lo pasaremos en casa, juntos en familia. ¿Qué queréis que les organicemos?

—Juan Carlos y yo hemos pensado que quizá podríais organizar una fiesta así, al estilo americano, con muchos niños y juegos —dice Eva sonriente—. Invitáis a la familia, a los amigos... y pasamos todos un día increíble.

—Bueno, podemos poner castillos hinchables en el jardín para los niños. Me parece una buena idea —sonríe Dani cogiendo un biberón de agua—. Y hablando de buenas ideas, tenemos algo que deciros.

—¿Y si...? —empiezo a decir cuando Dani se sitúa a mi espalda y me da un pequeño masaje en los hombros—. ¿Y si confirmamos de una vez por todas que los rumores de embarazo son ciertos?

Siempre Tú II [RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora