-¿Debo sentirme ofendido ante ese comentario? - preguntó, sonriendo de medio lado.

-En realidad, no. - respondí haciéndome el indiferente y cambiando el canal de la televisión.

O por lo menos eso hice hasta que de repente ya no tenía el mando en la mano, y ya no estaba sentado en el sofá, sino tumbado en mi cama.

-Dime como hicistes eso - dije mirándole fijamente a los ojos, puesto que se encontraba encima mía.

-¿Me reprochas por dormir y luego no sabes de la velocidad de los vampiros? - dijo riendo.

-Me parecía demasiado irreal, es decir, ¿Que hace tu cuerpo para moverse tan jodidamente rápido? - argumenté.

-¿Sabes qué? Importa más bien poco ahora mismo.

Si, me había besado varias veces, pero en realidad me sentía totalmente novato mientras me besaba con Samuel. Su lengua se coló en mi boca y jugó con la mía, rozándose, abrazándose. Pero lo hacía de tal manera que yo solamente podía dejarme llevar e intentar -fallidamente- seguirle el ritmo. Abandonó mis labios y fue dejando un camino de húmedos besos por mi mejilla hasta llegar a mi oreja y morder levemente el lóbulo de esta. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y ahogué un gemido. Todo esto era tan irreal y...

-Sa-samuel - dije poniendo mis manos en su pecho y apartándole apenas unos centímetros de mi.

-¿Que ocurre? - preguntó, como si no estuviese claro.

-¿Q-que estamos haciendo? - dije yo, apoyándome sobre mis codos a la vez que él quedaba de rodillas, con una a ambos lados de mi cadera.

-¿No quieres que..?

-¡No!¡No es eso! Si que quiero pero... ¿no lo ves? Apenas y nos conocemos desde hace una semana, y no sabemos nada el uno del otro, por no hablar que de alguna manera somos algo así como hermanos. - dije sintiendo frío cuando se quitó de encima mía y se sentó en el borde de la cama. Recogí mis piernas y me abracé a ellas, apoyando mi mentón sobre mis rodillas.

-Lo siento, de verdad. Aveces se me olvida que no eres más que un adolescente, apenas y tienes diecisiete años. - dijo él, mirándome.

-Son dieciocho los años que tengo y tampoco es que tu seas mucho mayor que yo, ¿Que tienes?¿Veintidos años? - dije claramente ofendido.

-No sabes nada, Guille - dijo levantándose y recogiendo sus pantalones del suelo.

-¡Ese es el problema! ¿No crees que deberíamos conocernos un poco, al menos?

Deseaba internamente de que su silencio fuera una clara prueba de inseguridad y no que estaba buscando una manera 'amable' de decirme que me fuera a la mierda.¿Quien me aseguraba a mi que lo que Samuel quería era algo serio y no un simple 'Aquí te pillo, aquí te mato'? Mordí mi labio inferior fuertemente deseando que dijera algo pronto, y dejase de abrocharse los pantalones. ¡Estábamos hablando! Recogió su camisa del suelo y se la puso. Estaba apunto de gritar que dijera algo, cuando fue el mismo el que se inclinó y dejo que nuestros labios nuevamente se rozasen.

-¿No vas a decir nada? - pregunté observando como sus largos y ágiles dedos abrochaban los botones de su camisa, y él me sonrió.

-Me gustaría volver a tumbarte en ese colchón y besar tu cuello, pero tu madre está abajo y tu vecina acaba de contarla lo que ocurrió anoche en la fiesta.

Y era cierto, terminé de bajar las escaleras cuando la puerta de mi casa se abrió provocando un fuerte ruido y mi madre entró casi corriendo a abrazarme. Que exagerada podía llegar a ser esta mujer a veces, pero no podía evitar sentirme tan bien al darme cuenta de la manera en la que mi madre nos quería. Tan loca y enormemente.

Atrévete a dominarme {Wigetta} Kde žijí příběhy. Začni objevovat