Disclaimer: The Gray Garden no es de mi propiedad, le pertenecen a Ogekom y Deep Sea Prisioner.
Advertencias: Posible OoC, historia completa de mi autoría, cualquier parecido con otra es coincidencia.
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—Quédate quieto —pidió la chica con seriedad mientras le pasaba el pañuelo seco por la herida que tenía en la cabeza.
Kcalb se quejó levemente, ardía, no fue hasta que la presidenta Shiraiwa lo había ayudado a entrar en el auto que no se fijó en lo mucho que le dolían las heridas que esos criminales le habían hecho.
Observó de reojo a la chica que doblaba su pañuelo ocultando la sangre de la que se manchó al limpiarlo, para volver a pasárselo por otra herida, ella no había dicho nada sobre la escena del parque, como si hubiese totalmente normal ver a un sólo hombre noquear a otros cinco.
—¿Hay algo que te inquiete? —Preguntó la chica sin verlo a los ojos, centrada sólo en la cortadura de su ceja.
—¿Eh...?
—Sólo preguntaba —respondió con sencillez, Kcalb supo entonces que ella había notado las miradas que le dedicaba.
—Sólo... me sorprendió su llegada —contestó no mintiendo del todo—. Gracias por ayudarme.
—Si hubiera llegado antes te habría ahorrado las heridas —suspiró la azabache lamentándose.
—Llegó en el momento justo. —La verdad, al peli-blanco no le habría apetecido ver a esos hombres intentar algo con la presidenta, haber estado solo había sido lo más indicado.
—Mond, no te tienes que preocupar por mí, puedo cuidarme yo sola —parecía que esa chica podía leerle mente; recordó entonces el momento en el que le salvó.
—Es cierto... ¿cómo...?
—Estoy en el club de artes de guerra —explicó con un ligero sentimiento de orgullo.
Kcalb enarcó una ceja, decidiéndose entre si eso era bueno o malo. —¿No es algo peligroso?
—Oh, para nada, nos educan en la defensa personal y en el uso de...
—Hablo de cumplir demasiadas actividades —interrumpió Kcalb—. La escuela, su cargo de presidenta, el club... ¿puede con todo eso?
Etihw sólo se acodó el vestido incomoda, Kcalb temió haber dicho algo fuera de lugar, pero la chica habló antes de que él pudiese disculparse. —No es fácil, pero es sólo cuestión de tener una vida ordenada.
—... ya veo.
No hablaron más hasta que el chofer se detuvo frente a la casa de Kcalb, un edificio de apartamentos que lucía algo sencilla. El peli-blanco asomó su cabeza por la ventana, viendo que uno de los apartamentos tenía las luces encendidas... el suyo.
Eso significaba que Wodahs lo esperaba.
—Lamento las molestias, y muchas gracias, presidenta.
—No tienes que ser formal conmigo fuera de la escuela —negó la azabache bajándose del auto con él. —Vamos, te ayudaré a subir.
Kcalb negó inmediatamente. —No quisiera molestarla más...
—No es ninguna molestia.
Él no se pudo negar, aceptó en silencio realmente avergonzado, tanto por depender tanto de la presidenta como de su hogar. No hacía basta más de una mirada para saber que Etihw provenía de una familia adinerada, el vestido, el auto y sus delicadas y educadas palabras la delataban en seguida, en cambio él a penas tenía un techo decente, si es que así podía llamársele a ese apartamento rentado.

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Blanc-Black: The first years
Teen FictionEl instituto Blanc, lugar al cual más de uno aspiraba a entrar y Kcalb Mond no era la excepción. Asocial, terrorífico, solitario e increíblemente tímido, un huérfano que cuida de su hermano adoptivo como puede descubrirá que los milagros existen en...