Primer día.
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Arrastro los pies al caminar por el sendero de la escuela. Hace calor y mi equipaje pesa como el demonio.
Se lo había dicho a mis padres: No podría con todo esto. En primera, porque soy una delicada dama y segundo, ¡porque odio cargar cosas como un burro! Pero no importó, y aquí estoy, al borde del colapso.
Mis huesos se van a romper. ¿Estoy siendo dramática? Tal vez. No me importa.
Al menos tengo que reconocerle a papá el mérito por la maleta y la mochila de viaje que me prestó; son de buena calidad, aunque no aligeren la carga. Hasta este momento me doy cuenta de que jamás había tenido que cargar algo, mi papá siempre lo hacía por mí.
Ah… apenas tiene casi 3 minutos que se fue en el auto con la bruja de mi mamá y ya lo extraño.
El camino a mi aula se me hace interminable.
Mientras avanzo a paso de mula, veo a varios compañeros y me sorprende la cantidad. ¿De verdad querían venir? ¿O también los embarcaron aquí por los caprichos egoístas de sus madres, como a mí? Casi siento empatía, sin embargo, la emoción que muestran al ver a los soldados me da la respuesta: ellos quieren estar aquí.
«Idiotas».
Su entusiasmo me desconcierta muchísimo. Ojalá pudiera sentir siquiera una fracción de esa emoción, pero para mí no tiene nada de bueno. Quiero llorar de lo enojada que estoy. Independientemente de mis nuevas metas, mamá se pasó de la raya, y nunca se lo perdonaré.
Ahora comprendo por qué a veces hay tanto anciano solo y abandonado por sus hijos, porque tal vez en su crianza fueron unos verdaderos cabrones.
Mamá tiene suerte de que esté aquí las próximas semanas, porque si me hubiera quedado en casa —como era mi plan original— luego de lo que hizo no habría pasado nada bueno. Estoy tan enfadada que puedo olvidar que es mi mamá, y… ¡Uf!
Alguien pasa corriendo junto a mí, rozándome con fuerza y haciendo que mi maleta se tambalee peligrosamente.
—¡Fíjate, imbécil! —gruño, pero el tipo ya se ha perdido entre la multitud, probablemente ansioso por llegar primero a ver los rifles o lo que sea que tengan aquí.
Respiro hondo, intentando calmarme, pero el maldito calor solo empeora todo. Ahí va otra queja para mamá: ¿Es que no se dio cuenta de que puedo morir por eso? El sol es mi enemigo natural desde que nací. Igual no le importo mucho, me dio una cantidad enorme de bloqueador y dijo: ¡Bye-bye!
Contra mi voluntad sigo avanzando entre la multitud: Sudando, maldiciendo y arrastrando mi dignidad por este camino polvoriento.
Miro a mi alrededor, porque a pesar de todo, siento cierta curiosidad. Con tantos estudiantes, podría parecer un día de clases normal, si no fuera por los soldados parados cada pocos pasos y los demarcadores de tráfico —creo que así se llaman— desplegados a lo largo de la entrada.
«¿Y eso para qué?» Me pregunté. ¿Para asegurarse de que no nos desviemos del camino a un infierno? ¿O para confundirnos en el camino cuando queramos escapar? Bah, da igual. Tengo otra duda: ¿Cuántos de mis irritantes compañeros han venido?
Supe la respuesta cuando por fin llegué a la puerta de mi aula y vi que casi todos estaban allí, armando el mismo alboroto de siempre. No pude evitar hacer una mueca. Nada de fuego, ni colas puntiagudas, ni cuernos: este es el verdadero infierno.
Ya es suficiente aguantar más de medio día aquí… y ahora tendré que quedarme a tiempo completo durante cuatro semanas.
Ha-Na me vio llegar, sonrió y me saludó con la mano. Le devolví el saludo y me desplomé en mi escritorio, exhausta. Cargar con todo ese equipaje bajo el sol me había dejado sin energía. Creo que voy a morir antes de empezar esto.
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𝐒𝐔𝐑𝐕𝐈𝐕𝐄 [Duty After School].
Fanfiction𝐒 | ❝ Corre si quieres vivir. Nadie te protegerá. Sobrevive por tu cuenta. ❞ Min Ha-Yun no tiene aspiraciones muy altas, está en su último año de preparatoria, es desinteresada y no le gusta estudiar, pero quiere conmemorar el deseo de su hermano i...
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