Sammy nunca fue de creer en esas cosas del destino, ni mucho menos en los sueños que parecen tan reales que duelen al despertar.
Pero desde hace semanas, cada noche sueña con un chico.
Nunca logra verle el rostro, pero recuerda su voz, su risa, el c...
Sammy estaba vestido con la armadura completa. El metal plateado reflejaba los colores de los vitrales, pero ni toda la luz del templo podía esconder la verdad:
Sammy estaba temblando.
Intentaba mantenerse firme. Intentaba ser un soldado. Un profesional. Un guardia perfecto.
Pero sus emociones lo traicionaban.
Jandel levantó la mirada solo un instante. Un instante que lo destruyó.
Porque vio algo que nunca debió ver:
Las lágrimas.
Sammy estaba llorando dentro del casco.
El metal no pudo ocultarlo. Las gotas caían desde la abertura de la visera y resbalaban por su cuello. Una tras otra. Silenciosas. Imposibles de detener.
Sammy estaba llorando porque el amor de su vida estaba a punto de casarse. Con alguien que no era él. Con alguien que sí podía tocarlo. Con alguien que sí podía amarlo en público.
Lloraba porque su amor era un pecado que debía ocultar incluso al morir. Lloraba porque Jandel nunca sería suyo. Lloraba porque no podía hacer nada.
El corazón de Jandel dio un vuelco tan fuerte que su respiración se quebró. Judith, sintiéndolo tensarse, lo miró de reojo.
Y lo entendió.
Ella vio la mirada. Ella vio el temblor. Ella vio el dolor.
Y comprendió que el hombre que amaba... amaba a otra persona.
—Jandel... —susurró Judith, con la voz rota—. Por favor, mantén la cabeza erguida...
Pero él no podía.
Sus ojos estaban fijos en Sammy.
Sammy, que lo miraba como si ese fuera su último momento en la tierra. Sammy, cuya respiración se quebraba dentro del casco. Sammy, que apretaba su lanza tan fuerte que sus dedos estaban blancos. Sammy, que parecía luchar por no caer de rodillas frente a todos.
Jandel murmuró sin mover casi los labios:
—Sammy... perdóname...
Sammy soltó un pequeño sollozo, casi inaudible, pero suficiente para desgarrar el alma del príncipe.
Judith, al oírlo, sintió su propio corazón romperse. Porque ella lo amaba. Pero él jamás la miraría así.
La música subió, anunciando que el príncipe debía avanzar.
Jandel dio otro paso hacia el altar.
Sammy lloró más fuerte.
Las lágrimas caían golpeando el metal del casco con pequeños sonidos. Tenues sonidos que para Jandel eran como campanas de muerte.
Jandel quiso detenerse. Quiso correr hacia él. Quiso agarrarlo. Quiso gritar.
Pero no podía.
Porque si hacía algo... el reino caería en guerra. Su familia quedaría humillada. Y Sammy sería ejecutado por "influencia indebida" sobre un príncipe.
Así que siguió caminando. A cada paso... perdía a Sammy. A cada paso... dejaba atrás la única felicidad que había conocido. A cada paso... sentía que dejaba de ser él mismo.
Llegó al altar.
El sacerdote abrió el libro.
Judith respiró hondo, conteniendo lágrimas. Ella también estaba sufriendo. Ella también estaba rompiéndose. Ella también era víctima del deber.
Y Jandel, sin mirar al sacerdote, sin mirar a Judith, sin mirar al reino...
Volvió la cabeza una última vez.
Buscó a Sammy.
El guardia estaba de rodillas. No porque se hubiera caído... sino porque sus piernas ya no podían sostener el peso del dolor.
Su casco estaba inclinado al suelo, pero las lágrimas seguían cayendo. Manchaban la piedra. Gota tras gota. Una confesión silenciosa. Una despedida.
Jandel sintió su alma gritar.
Y sus labios pronuncian un susurro que solo Sammy —y tal vez Judith— escucharon:
—Te amo...
Y el mundo se quebró.
Estem Helooo Sé que está corto Los acostumbro a que sean largos Pero nomas con el otro aún no tengo tantas ideas 💔 Si llevo algo pero no lo suficiente Mientras le traje este que lo e estado viendo mucho en Tik Tok y quería escribirlo por que? No sé nomas me gusta como es y su temática Y Posiblemente actualice esta semana el otro capítulo que le sigue a la historia original
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