✨️twenty-four✨️

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Lencería, bocetos y desvelos

Habían pasado dos meses desde la última ecografía, y el tiempo parecía volar.
Hyejin ya tenía cinco meses de embarazo, y aunque su pancita comenzaba a notarse con claridad, algo sorprendía a todos: su figura casi no había cambiado. Su cintura se mantenía delicada, su postura elegante, y su energía intacta.

Aun así, Jungkook no podía evitar preocuparse.
Tenía frente a sí una avalancha de proyectos, y entre ellos uno que podría definir el año entero: el desfile de lencería de Victoria’s Secret, un evento que demandaba diseño, precisión, y días sin dormir.

Esa mañana, mientras revisaba los informes en su oficina, se frotó las sienes.
—Necesito que el equipo trabaje más rápido —murmuró para sí—, pero no puedo permitir que Hyejin se exceda…

Alzó la vista justo cuando ella entró a la oficina, vestida con un vestido rosa pastel, cómodo y sencillo, que resaltaba su pancita con dulzura.
Llevaba el cabello recogido, el rostro ligeramente maquillado y una sonrisa que podía aliviar cualquier preocupación.

—¿Piensas mucho, jefe? —bromeó ella mientras se acercaba con su iPad en mano.

Jungkook soltó una pequeña risa.
—Demasiado, amor. —La observó de arriba abajo—. ¿Te sientes bien hoy?

—Perfectamente —respondió ella, sentándose frente a él—. Dormí bien, desayuné con Anna y ya revisé los bocetos del equipo B.

—Eso me tranquiliza —dijo él, y con un suspiro decidió hablar—. Escucha, Hyejin. Vamos a fusionar los equipos A y B para avanzar con el proyecto de Victoria’s Secret.

Ella arqueó una ceja, sorprendida.
—¿Los dos equipos? ¿No será demasiado personal trabajando en un solo espacio?

—Sí, pero es la única manera de cumplir con los tiempos —explicó Jungkook—. Quiero que tú participes, pero no tanto como antes. No quiero verte agotada.

—Jungkook, puedo hacerlo —respondió ella con voz firme—. El embarazo no me va a detener.

Él la miró en silencio unos segundos antes de levantarse, acercarse y tomarle las manos.
—No dudo de ti, princesa, pero quiero que te cuides. Si te sientes cansada, me lo dices. No necesito heroínas, necesito que estés bien.

Hyejin sonrió, conmovida por la forma en que la cuidaba.
—Está bien… te lo prometo.

---

Esa noche, a las 8:00 p.m., la gran sala de diseño de JK Design & Tech Corp estaba llena.
Más de veinte diseñadores, dibujantes, modistas y técnicos trabajaban codo a codo bajo las luces blancas y las pantallas gigantes.

Hyejin estaba sentada frente a su iPad, concentrada, mientras Jungkook caminaba entre los grupos revisando avances.
—Equipo A, los bordes deben tener encaje francés, no sintético. —Dijo con voz firme.
—Equipo B, los tonos pastel deben mantenerse. Nada de colores saturados —añadió, cruzando los brazos con autoridad.

Hyejin levantó la vista un momento, observándolo con orgullo.
Incluso en el caos del trabajo, Jungkook irradiaba control, elegancia y liderazgo.

—¿Ya revisaste el diseño base del set “Moonlight”? —preguntó él, acercándose a ella.

—Sí —respondió Hyejin, mostrándole su iPad—. Le agregué detalles en encaje blanco y unas transparencias en la parte superior.

—Perfecto… —murmuró él, inclinándose sobre su hombro—. Me encanta.

Ella giró el rostro ligeramente, y por un segundo sus miradas se cruzaron.
Los murmullos del equipo se mezclaron con el ruido de las máquinas, pero ese instante se sintió como si el mundo se detuviera.

—Deberías descansar un poco —susurró él.

—Estoy bien —repitió ella, dibujando sin levantar la vista.

—Te conozco —dijo él con una media sonrisa—. No has cerrado los ojos desde que llegamos.

Hyejin soltó un suspiro y lo miró divertida.
—¿Vas a ponerme a dormir como a un bebé?

—Si hace falta, sí —bromeó Jungkook—.

Ella soltó una risa suave, pero siguió dibujando.
Jungkook se quedó observándola un momento, notando cómo sus dedos se movían con precisión sobre la pantalla.
El vestido rosa se ajustaba a su cuerpo con delicadeza, y su cabello caía sobre los hombros en ondas suaves.

Con una sonrisa cómplice, Jungkook sacó el teléfono y envió un mensaje rápido al personal de servicio:

> “Por favor, compren pantuflas rosas talla 36 y envíenlas a la sala de diseño. Urgente.”

Una hora después, un asistente apareció con una caja blanca. Jungkook la tomó y se acercó a Hyejin.
—Tengo algo para ti.

Ella lo miró curiosa.
—¿Qué es eso?

—Pantuflas. Para que no estés tanto tiempo con esos tacones —dijo, arrodillándose frente a ella y colocándoselas con cuidado—. Rosa, como tu vestido.

Los diseñadores alrededor fingieron no mirar, pero las sonrisas eran inevitables.

—¿Sabes que todos te están viendo, verdad? —susurró ella.

—No me importa —respondió él, levantándose y dándole un beso rápido en la frente—. Que vean lo que significa amar de verdad.

Ella bajó la mirada, sonriendo.
—Tonto.

---

Eran las dos de la mañana cuando finalmente se escuchó la voz de Jungkook:
—¡Alto por hoy! Guardemos todos los archivos y bocetos.

Un suspiro colectivo llenó la sala.
Hyejin, sin embargo, seguía dibujando en su iPad, los ojos fijos en un último diseño.

—Hyejin —llamó Jungkook—. Vamos, amor. Ya es tarde.

—Solo un segundo… quiero terminar este encaje —murmuró, moviendo el lápiz digital con precisión.

Él la observó desde la puerta, los brazos cruzados, admirando la determinación en su mirada.
No era solo talento. Era pasión, dedicación, una conexión real con su trabajo y con la vida que crecía dentro de ella.

Cuando finalmente guardó el archivo, apagó la tableta y se levantó, caminando hacia él.
—Ahora sí —dijo con una sonrisa cansada.

—Ven aquí —murmuró Jungkook, envolviéndola en un abrazo cálido—. Lo hiciste increíble hoy.

—¿Y tú? —preguntó ella, apoyando la cabeza en su pecho.

—Yo solo intento seguirte el ritmo —respondió él con una risa suave—. Eres mi mejor inspiración.

Y así, entre risas y suspiros, salieron de la oficina tomados de la mano, dejando atrás una noche de trabajo, de esfuerzo, y de amor en su forma más tranquila y real.

❝𝗘𝗻𝘁𝗿𝗲 𝗯𝗼𝗰𝗲𝘁𝗼𝘀 𝘆 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗮𝘁𝗼𝘀❞Where stories live. Discover now