SEVERANCE +𝟭𝟴 || NETEYAM AND READER || AVATAR THE WAY OF WATER

𝟮𝟮 || 𝗢𝗥𝗜𝗚𝗜𝗡

Pero Neteyam se soltó de un tirón de su agarre.

—Yo sobreviví porque mi familia confió en mí.

La empujó a un lado y corrió hacia el borde, justo cuando el Ikran giraba en un espiral, chocando una y otra vez contra las piedras. Nyx trató de mantenerse aferrada a la base del cuello, pero la violencia del movimiento la arrancaron por un momento de su sitio.

Y entonces, un último rugido cruzo el aire. El cuerpo de Nyx desapareció, arrastrado por el Ikran que aún se agitaba.

—¡Nyx! —gritó Neteyam, corriendo hasta la orilla. Pero solo escucho el eco de su voz perdiéndose entre la bruma.

Sus hermanas y Spider llegaron detrás de él, asomándose al abismo. De fondo Reyla se veía gustosa por lo que acaba de pasar, esperando que realmente Nyx hubiera muerto.

El pecho de Neteyam subía y bajaba con violencia. Dio un paso más, intentando ver algo, cualquier señal de vida, pero nada.

Tuk abrazo a Kiri con pequeñas lágrimas en su carita, y esta miro a su hermano.

—¿Crees que...?

—No —respondió Neteyam, con los ojos fijos en la niebla— Ella no está muerta —o eso quería creer, era demasiado tosca para perecer de esta manera.

En lo bajo de las montañas, el viento golpeaba el rostro de Nyx con tanta fuerza que apenas podía mantener los ojos abiertos, incluso el aire le arrancaba la respiración, pero no se soltó. Sus dedos se clavaban con desesperación en la piel gruesa del Ikran que se retorcía bajo ella, gruñendo en intentos desesperado de sacársela de encima.

El mundo giraba a su alrededor. Sentía los músculos arder, las manos temblarle y el inminente peso de la muerte sobre la espalda.

Pero Nyx no cedió ante ese pensamiento tan fácilmente, no podía morir así. No a manos de una simple criatura salvaje, una de tantas que Pandora tenía. No bajo las costumbres primitivas de un pueblo que aún no terminaba de aceptar su existencia.

Sus pensamientos, antes simples brazas, se volvieron fuego, y cuando el Ikran giró nuevamente, ella aprovechó el impulso y estiró el brazo, buscando el kuru del animal. El viento la golpeó de lado, una sacudida que casi la arranca de su espalda, pero sus dedos alcanzaron las hebras bioluminiscentes que danzaban al aire.

Con un movimiento rápido, los unió.

El mundo estalló en luz, y un torrente de sensaciones la atravesó enseguida, principalmente la fuerza del Ikran para rugir. De pronto, no había dos cuerpos, sino uno, casi como estar con un Pa'li, pero mejor.

Ambos se sentían mutuamente, pero el animal gruño con tal fuerza que parecía que le dolía el sentir una mínima parte de los pensamientos de Nyx.

—¡Vuela! —grito, y el Ikran reacciono.

El primer giro fue torpe, casi chocan contra una roca flotante; el segundo, fue aún peor. El Ikran graznó molesto, como si se burlara de la torpeza de su nueva compañera, pero Nyx no se rindió. Apretó las piernas, inclinó el cuerpo, y poco a poco comenzó a entender el ritmo del vuelo.

El aire cambió y ahora golpeaba su cuerpo como una caricia, e incluso el rugido del Ikran se convirtió en su propio grito. Se sentía tan ligero, pero a la vez fuerte, era una especie de libertad que no había sentido antes, en sus veintitantos años de vida.

Nyx sonrió ligeramente y acarició el cuello de la criatura.

—Eso es... —murmuró, y el Ikran respondió alzando el vuelo, directo hacia las alturas.