10
Britdi
Me acomodo el arma en la espalda y me quedo en el asiento del auto, esperando a que Liam regrese. Trato de mantener la calma, pero mis dedos golpean el volante con impaciencia. De pronto, la puerta de mi lado se abre con violencia. Por un segundo pienso que es Liam, pero el aire se me congela en los pulmones cuando siento un tirón brusco que me arranca del asiento. No es él. Lo sé en el instante en que un cañón frío se apoya contra mi sien.
Alzo las manos, el corazón me da un vuelco.
—Cállate —me susurra una voz ronca en el oído, tan cerca que el calor de su aliento me eriza la piel. Un escalofrío me recorre la espalda como una descarga eléctrica.
Su brazo se cruza firme alrededor de mi torso, inmovilizándome, y con la otra mano sostiene el arma contra mí.
—¿Qué mierda quieren? —escupo entre dientes, aunque mi voz traiciona el temblor que me agita.
No responde. Solo me obliga a caminar hacia una camioneta blanca. Cada paso que doy me pesa como si el suelo fuera arena movediza. Mi corazón late contra mis costillas con tanta fuerza que me duele, y las palmas me sudan, resbalándome entre mis propios dedos. Sé que no puedo dejar que me suba a ese vehículo. Si lo hago, todo se acaba.
Los disparos suenan alrededor, ecos metálicos que desgarran la noche, pero mi mente solo grita: ¿cómo carajo salgo de esta?
De repente, me gira de golpe, forzándome a quedar de frente hacia la camioneta negra de Liam. Y entonces lo veo. La puerta se abre y Liam aparece, buscándome con los ojos como un animal que huele la sangre. Nuestros ojos se encuentran. Se congela. Es como si dejara de respirar, como si el tiempo se detuviera con ese contacto. No da un paso, no parpadea. Y yo, atrapada contra un extraño, siento que me quiebro por dentro.
—¡Detengan el puto tiroteo o la mato! —ruge el hombre contra mi oído. Su voz vibra en mi piel y me deja helada.
No lo va a hacer. Eso me repito. No le importo, no soy la bala que detenga esta guerra. Pero aun así, la amenaza se clava en el aire como un cuchillo.
Liam gira levemente el rostro y le dice algo a Elliot, que se mueve hacia él. No escucho, pero un instante después los disparos cesan. El silencio es peor que el estruendo. Un silencio pesado, tenso, que me hace abrir los ojos con incredulidad.
El hombre se mueve entonces y me toma la mano con una fuerza brutal. Antes de que pueda resistirme, siento el metal helado de un arma acomodarse en mi palma. Mis dedos se cierran instintivamente alrededor de la culata.
—Dispárale —ordena con una sonrisa torcida que me revuelve el estómago.
—¿A quién? —pregunto con un hilo de voz, incapaz de comprender.
Se ríe. El sonido es áspero, sucio, me da ganas de arrancarme los oídos.
Veo a Liam dar un paso hacia nosotros, sus ojos ardiendo, clavados en mí. Está a unos metros. Siento el vacío abrirse bajo mis pies.
—Al señor Maddox —escupe con burla—. Al líder, Liam Maddox.
Mi ceño se frunce, como si la palabra me golpeara en el pecho.
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Peligrosa atracción #2 [+18]
RandomBritdi que hizo su vida en Londres después de 5 años Liam aparece nuevamente para hacerle caso en su vida tranquila
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