desayuno

5.3K 280 48
                                        

8

Britdi

TTras guardar la notita en mi bolso, camino entre las mesas. A lo lejos, en una mesa del fondo, veo a Alex. Una sonrisa ligera se dibuja en mi rostro mientras me acerco a él; está concentrado en la carta, pero al levantar la mirada, sus ojos se cruzan con los míos y me devuelve una sonrisa amistosa. Llego a la mesa.

—Hola —le digo con naturalidad. Él se pone en pie y me corre la silla para que me siente, con un gesto atento pero informal.

—Siéntate —me dice, y yo me acomodo en la silla sin dramatismos.

—Gracias —respondo, por educación.

Se sienta frente a mí y me pasa la carta.

—Fíjate, hay cosas nuevas que ayer… —comenta mientras agarro la carta. —O quizás siempre comas lo mismo, pero también tal vez quieras probar cosas nuevas.

Se nota un poco nervioso, y eso me provoca una sonrisa contenida. Es curioso verlo así, tan diferente de su actitud habitual.

—Creo que sí, fíjare y te digo —respondo, concentrándome en la carta. Sus mejillas se tiñen levemente de rojo, y hay un instante en que se ve torpe, lo que me resulta simpático.

Después de unos segundos, decido pedirme un café con una lágrima de leche y tostadas con queso crema.

—Ya decidí —le informo, bajando la carta. Él asiente con tranquilidad, observándome con atención, sin que sea nada más que amistoso o al menos eso quiero pensar

—Café con lágrima de leche y tostadas con queso crema —repito para confirmar.

—Nunca se me había ocurrido pedir queso crema… ¿Es rico? —pregunta, frunciendo el ceño con genuina curiosidad.

Pongo un rostro de ligera indignación, divertido por su comentario, y sonrío con naturalidad, sin más.

¡Nunca lo haz probado! ¿Me estás jodiendo? —le digo con una sonrisa amplia, arqueando las cejas con diversión. A él se le iluminan los ojos, y por un segundo puedo notar ese destello de sorpresa mezclado con diversión.

—¡Es una puta maravilla! —agrego tras soltar una pequeña risa, meneando la cabeza mientras lo observo. —Tú te lo pides y lo comes, no me importa lo que ibas a pedir, pues ya no te lo pidas —le aseguro, divertida.

Él sonríe, dejándome ver sus dientes blancos, y la expresión cálida que tiene no me hace sentir lo mismo que con Liam; tampoco es que me atraigan sus ojos. ¿Por qué los comparo? Ya basta. Liam no tiene nada que ver con esto ni con nada.

—Vale, pero veré, eh… —me dice, aún con esa sonrisa amistosa, nada coqueta, solo simpática—. Confío en ti, espero que no me decepciones —agrega con una leve risa, como si no fuera gran cosa.

—Sisi, tú confía en mí, es una puta adicción —le aseguro con seguridad, divertida por lo fácil que parece dejarse llevar. El moso llega, nos toma los pedidos y se va, dejándonos otra vez a solas, con el aroma del café recién hecho flotando alrededor.

—Si eligieras un país para ir a visitar, ¿cuál sería? —pregunta de repente. Lo miro sorprendida por la pregunta, y un pequeño arqueo de comisura se dibuja en mi rostro.

Peligrosa atracción #2 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora