¿Cómo alguien puede hacer que mandes todo a la mierda sin conocerla realmente?
¿Cómo puede ser que serías capaz de arriesgar tu vida, tus sueños y tu felicidad por complacerla?
¿Cómo puede una chica conseguir convertirse en todo para sus íd...
—Julieta...— suspira Guille, mirando a un punto fijo.
—¡Nesquik!— Jesús abraza y besa un bote de nesquik.
—Eres un poco gilipollas, eh— digo sin ganas.
—Tío, Dani, por lo menos tu en cuanto veas otra chica te liarás con ella y se te olvidará la de hoy, yo a Julieta si la conozco y me tengo que joder, y tú, Jesús, no hay ánimos hoy, ¿vale?
—Calla, yo soy feliz como una perdiz, haciendo tonterías que os molesten— soltó Jesús animado recibiendo dos miradas fulminantes por nuestra parte.
Lucía.
—Tengo ganas de hablar con Guille, tía— dice Julieta desanimada.
—Llama a Guille, tía— dije con obviedad y retintín.
—Pero tía, y si él no quiere hablar conmigo— la miré sin créemelo.
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Al final acabó cediendo y llamó a Guille.
—¿Hola? ¿Julieta? ¿Eres tu?— dijo Guille al otro lado de la linea.
—Sí, soy yo— contestó.
—¿Están los gemelos por ahí?— grité.
—Sí, Guille dice que sí.
—Pon el manos libres, tía— digo yo.
Lo pone sin queja alguna.
—¿Yo también lo pongo?— cuestiona Guille.
—Sí, por favor— respondo.
—¡Listo!
—¿Con quien hablas?— pregunta una voz conocida.
—Con Julieta y Lucía, no sé si las conocerás, Lucía es gemelier y estuvo en la firma de ayer— dice Guille.
—¿Lucía la del beso?— pregunta, a decir verdad, creo que está entusiasmado.
No seré yo, verás.
Eres tu inútil, ¿cuántas chicas besaron en la firma a Jesús y se llaman Lucía?
—¿De verdad te acuerdas?— pregunto sin poder créermelo.
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