Capitulo 03

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El consejo en la capital de Emberland estaba lleno de murmullos. La sala estaba cargada de tensión, y los ministros estaban ansiosos.

—¡Debió haber tenido más hijos con las concubinas! ¡Ahora debe hacerlo! —exclamó uno de los ministros, alzando la voz con un dejo de desesperación.

—Su apellido y su prestigio están en juego —añadió otro—. El legado de uno de los grandes líderes militares que unificó el mundo no debe desvanecerse. Esa sangre no puede cortarse aquí.

—Así es —intervino un tercero, inclinándose hacia adelante—. Todos deseamos ver a sus descendientes pronto en los brazos de las docenas de concubinas omegas que posee.

Un murmullo de aprobación recorrió la sala.

Jungkook los observaba en silencio, con el ceño apenas fruncido. Ellos creen que pueden cambiar el destino, empujándome a ser un simple instrumento... pensó, sintiendo cómo la molestia le ardía en la garganta

—¿Creen que soy un semental? —murmuró al fin, con una sonrisa ladeada que no alcanzaba sus ojos.

No hacen más que vigilarme, juzgarme... Como si yo fuera un joven inexperto incapaz de saber lo que debo hacer, se dijo para sí mismo.

El primer ministro que había hablado antes intentó continuar, aunque con un tono más prudente:

—Hmm... entonces el señor no quiere escuchar nada de esto, ni siquiera se da cuenta de lo que...

—Shhh —lo interrumpió otro, con un gesto nervioso.

Jungkook giró lentamente la cabeza hacia ellos, su voz grave pero tranquila:

—¿Por qué lo dices? Continúa.

El hombre tragó saliva antes de atreverse:

—El punto, su excelencia... es que necesita un heredero. Todos aquí se lo pedimos. Es su destino.

Otro ministro, más atrevido, añadió con frialdad:

—Teniendo tantos omegas a su disposición... Sólo debe tomar a uno o a una y llénelo de su semilla el vientre. ¿O acaso permitirá que la descendencia de la familia real termine con usted?

Hace años atrás, la madre de Jungkook había fallecido durante el parto. Su padre, viudo, se desvaneció poco después, como rocío disipado en la primera batalla de la mañana.

A los catorce años, Jungkook entró en la etapa de "engendramiento". Aún recuerda con nitidez las noches interminables: omegas, tanto machos como hembras, enviados a su cama, el consejo lo justificaban como un deber ineludible.

Los ancianos del consejo habían jurado no permitir que la línea Jeon se debilitara. Para ellos, la sangre de Jungkook no era solo real, era la herencia de un linaje forjado en la guerra. Su padre, Jeon Hajun, el General militar de primer rango, había unificado naciones con la fuerza de su espada y la astucia de su mente; sus ancestros nunca habían perdido una batalla. Esa sangre significaba poder, protección y supervivencia.

Los ancianos temían que, sin descendientes directos de Jungkook, Emberland quedara vulnerable, condenada a perecer frente a sus enemigos. Y así, en su afán desesperado, enviaban omegas a su lecho cada noche, convencidos de que la mejor manera de preservar aquella herencia era multiplicarla en tantos vientres como fuera posible.

Pero para Jungkook aquello era un martirio. Llegó un momento en que la repulsión se volvió insoportable, y comenzó a matar a quienes osaban acercarse a seducirlo con afrodisíacos, aromas dulzones debido a sus celos y esas sonrisas hipócritas, lo odiaba. Ni siquiera eso detuvo a los ancianos, para ellos, los muertos eran sacrificios necesarios en el altar de la perpetuidad de la dinastía Jeon. No se detuvo el ciclo hasta que cumplió los dieciocho.

INMORAL ~KOOKMIN•.~Where stories live. Discover now