Te encontraré [Saigenos]

capitulo 7 el pezo de la culpa

Fue una larga jornada de trabajo. A pesar de eso, para Saitama había sido un día lleno de sorpresas. Cansado y con pereza de caminar de vuelta a casa, avanzaba sin prisa por la calle. A lo lejos, entre el monton divisó a un muchacho rubio y de aspecto delgado. Su forma de caminar era pesada, como si estuviera molesto.

Decidió acercarse, pues le resultaba idéntico a Genos. Sin embargo, para evitar pasar vergüenza en caso de estar equivocado, optó por ser prudente. Al acortar la distancia, lo confirmó: reconocería ese sedoso cabello y esa colonia cara en cualquier lugar.

Tocó su hombro. Genos se giró bruscamente.

_¡NO ME MOLESTES! -exclamó con un grito que hizo que todas las miradas se posaran sobre Saitama.

Él, incómodo, rió de forma nerviosa. Genos, dándose cuenta de su error, frunció el ceño.

_Saitama… disculpe, pensé que era Garou. No fue mi intención gritar.

Las miradas ajenas se disiparon, y la gente continuó su camino.

_Ok, pero la próxima confirma si no soy otra persona antes de hacerme ver como un acosador -respondió Saitama con sarcasmo.

Arrepentido por su actitud infantil, Genos le prometió que no volvería a suceder. Luego explicó que minutos antes se había despedido de su compañero, quien suele burlarse de él constantemente. El de mayor edad lo comprendió y no insistió más. Sabía que Genos rara vez levantaba la voz sin una razón de peso.

Ambos continuaron caminando en la misma dirección. Durante el trayecto, Saitama notó que Genos no decía una sola palabra y evitaba mirarlo.

_¿Te sucede algo? -preguntó, sorprendido incluso por su propio impulso.

Negó con desinterés, aunque trataba de aparentar estar bien no le creyó aquella respuesta.

_¿Qué fue eso de ayer?

_No debió ver eso. Lamento haberle causado molestias.

_No te preocupes. No era ninguna molestia. Aunque… me gustaría saber a qué se deben esos ataques de pánico. Lo son, ¿verdad?

Genos guardó silencio. Sus manos comenzaron a sudar. Intentó hablar, pero las palabras no salían; era como si su boca tuviera un candado sin llave. Apretó los puños, intentando calmarse aunque fuera un poco.

_Genos, no es necesario que me lo digas ahora. Hazlo cuando te sientas más seguro -dijo Saitama con una sonrisa tierna.

El gesto hizo que Genos se estremeciera.

Es tan amable… una persona como él es increíble, único y… -pensó, sintiendo un repentino malestar- …y se veía más tierno con esa maldita mujer.

Su ánimo volvió a decaer.

El silencio se volvió incómodo solo podia escuchar el murmullo de las personas, y el ruido por el tránsito, Saitama  Mordió su labio inferior con sospecha, analizando si dijo o hizo algo que lo hiciera enfadar. Llegaron al metro, donde el tren aún no había arribado. Observó que Genos no mejoraba su expresión. Algo más lo estaba afectando, pero ¿qué? Su rostro estaba rígido, más serio de lo habitual solo mirando un punto fijo sin despegar la mirada.

_¿Te sucede algo más? -preguntó.

Negó otra vez, sin mirarlo y con evidente desinterés. Eso colmó su paciencia. Confirmó que estaba molesto con él.

En un impulso, Saitama tomó las mejillas de Genos con una mano y lo acercó, dejándolo a escasa distancia de su rostro.

El rubor de Genos se hizo evidente. Con Saitama tan cerca, el ruido del metro dejó de existir; solo podía escuchar el latir acelerado de su corazón y sentir las firmes manos de él, acompañadas de esos intensos ojos marrones que lo observaban.