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El aire en el pequeño departamento de Sakura estaba cargado de una tensión que parecía a punto de estallar. Ella seguía de pie frente a Naruto, sus muñecas aún sujetas por sus manos, sus ojos verdes brillando con una mezcla de pánico, confusión y algo más profundo que no quería nombrar. Las palabras de Naruto — "Sé que me amas. Dime la verdad" — resonaban en su mente como un eco implacable, desgarrando las defensas que había construido durante años.

Con un movimiento brusco, Sakura se liberó de su agarre, retrocediendo un paso mientras sacudía la cabeza con vehemencia.— ¡Estás equivocado, Naruto! -espetó, su voz temblando pero firme, como si intentara convencerse a sí misma tanto como a él—. ¡No sé qué te dijo Ino, pero está equivocada! ¡No te amo! ¡Nunca lo he hecho! -Sus palabras eran afiladas, pero sus ojos enrojecidos, aún hinchados por la noche de llanto, traicionaban la mentira.

Antes de que Naruto pudiera responder, Sakura se giró y cerró la puerta de un golpe, dejándolo fuera en el pasillo. El sonido resonó como un trueno, y ella retrocedió hacia el interior de su departamento, apoyándose contra la pared. Su respiración era agitada, y sus manos temblaban mientras se cubría el rostro. ¿Qué acaba de pasar?, pensó, su mente un torbellino.

Naruto, el novio de Hinata, estaba en su puerta, exigiendo saber si lo amaba, en el día de su boda. Era una pesadilla. ¿Cómo lo supo? ¿Por qué ahora?

La culpa y el miedo la envolvieron, y por un momento, sintió que el suelo bajo sus pies se desmoronaba.

Pero el silencio duró poco. La puerta se abrió de golpe, y Naruto entró al departamento sin dudar, su expresión una mezcla de enojo y desesperación. Sakura se enderezó de inmediato, sus ojos abriéndose con incredulidad.— ¿Qué haces? -gritó, dando un paso hacia él, su puño apretado instintivamente, como si estuviera lista para defenderse—. ¡Te dije que te fueras, Naruto! ¡No tienes derecho a entrar así!

Naruto no retrocedió. Sus ojos azules brillaban con una determinación que ella conocía demasiado bien, la misma que lo había llevado a enfrentarse a enemigos imposibles y a cambiar el mundo.— ¡No me voy a ir, Sakura! -espetó, su voz rompiéndose por la intensidad de sus emociones—. ¡Puedes mandarme a Suna de un golpe si quieres! ¡No me importa! Seguiré volviendo hasta que me digas la verdad. ¡Sé que me amas! ¡No puedes mentirme ahora!

Su atención fija en Sakura. Sus lágrimas recientes, sus ojos rojos, la forma en que su voz temblaba... todo confirmaba lo que Ino había dicho. Pero su negación, su insistencia en empujarlo lejos, lo enfurecía y lo hería al mismo tiempo.

¿Por qué sigues escondiéndolo?

Su corazón dividido entre la rabia y el amor que nunca había dejado de sentir por ella.

Sakura, con el rostro pálido y los puños apretados, dio un paso hacia él, su voz baja pero cargada de una mezcla de dolor y furia.— ¡Vete, Naruto! -dijo, casi suplicando ahora—. Lo que siento... lo que sea que sienta, no importa ahora. ¡Estás a punto de casarte con Hinata! ¡Ella te ama, y tú la amas! ¡No tienes derecho a venir aquí y exigir respuestas que no cambiarán nada! -Sus ojos brillaban con lágrimas que se negaba a dejar caer, y su voz se quebró en la última palabra.

Naruto se quedó inmóvil, sus puños temblando a los costados. Las palabras de Sakura eran como un golpe, pero no podía moverse, no podía dejarlo ir. La verdad estaba allí, en sus ojos, en su dolor, y él necesitaba escucharla, aunque sabía que podría destruir todo. El silencio entre ellos era un abismo, lleno de años de sentimientos no dichos, de rechazos y sacrificios, y de un amor que amenazaba con cambiarlo todo.

Sakura, con los puños apretados y los ojos verdes brillando con lágrimas que ya no podía contener, retrocedió un paso más, su espalda chocando contra la pared. La negación que había sostenido hasta ahora se derrumbó, y un sollozo escapó de sus labios, rompiendo el silencio tenso. Sus manos subieron a su rostro, intentando ocultar las lágrimas, pero no podía detener el temblor de sus hombros ni el dolor que se derramaba con cada sollozo.

Naruto se quedó paralizado, su enojo desvaneciéndose como arena entre sus dedos. Ver a Sakura así, llorando con una angustia tan cruda, era un golpe directo a su corazón. Odiaba esto. Odiaba verla sufrir, y más aún saber que, esta vez, él era la causa. Por un instante, su mente lo llevó a Sasuke, a esos momentos en los que Sakura lloraba por él, ahora entendía, de una manera visceral, por qué Sasuke siempre parecía tan distante en esos momentos: el dolor de ver a alguien que amas romperse por ti era insoportable.

Sakura... ¿Por qué tiene que ser así?

— Sakura-chan... -dijo, su voz suave ahora, casi suplicante, mientras daba un paso hacia ella—. Por favor, dime la verdad. Solo... dime si me amas.

Sakura sacudió la cabeza, sus sollozos intensificándose mientras lo miraba con ojos llenos de dolor.— ¡Vete, Naruto! -gritó, su voz quebrándose—. ¡Hinata no se merece esto! ¡No se merece que estés aquí, conmigo, en lugar de estar en tu boda con ella! ¡Por favor, solo vete! -Sus palabras eran una súplica, pero también una barrera, como si quisiera proteger a Hinata, a Naruto, y a sí misma de lo que estaba sucediendo.

Naruto no se movió. Sus manos temblaban a los costados, y su voz salió más baja, pero cargada de una mezcla de frustración y desesperación.— ¿Por qué, Sakura? ¿Por qué me alejas así? ¿Por qué quieres que vaya con otra mujer si sé que me amas?

Sakura se quedó inmóvil, sus sollozos deteniéndose por un instante mientras sus ojos se clavaban en los de Naruto. La verdad que había guardado durante años, el peso que había llevado en silencio, se derramó como un dique roto.— ¡Porque no te merezco, Naruto! -gritó, su voz rompiendo el silencio del departamento con una fuerza que sorprendió a ambos—. ¡No merezco estar contigo! ¡Hinata... ella te apoyó desde el principio, siempre creyó en ti, siempre te amó! ¡Y yo... yo te lastimé! Te rechacé, te ignoré, te traté como si no valieras nada cuando éramos niños. ¡No soy alguien que merece tu amor! -Las lágrimas corrían por sus mejillas sin control, y su voz se quebró en un sollozo final—. Hinata es todo lo que mereces, Naruto. Yo... yo no...

Naruto se quedó sin palabras, sus ojos abiertos de par en par mientras procesaba lo que Sakura acababa de decir. La rabia que lo había llevado hasta allí ahora se sentía tan idiota, reemplazada por un dolor profundo y una comprensión que nunca había tenido antes. Sakura no solo lo amaba; se había convencido a sí misma de que no era suficiente para él, que su amor era un peso, no un regalo. La veía allí, vulnerable, rota, y todo lo que quería era abrazarla, decirle que estaba equivocada, pero las palabras no salían. El silencio entre ellos era un abismo, lleno de años de malentendidos, de amores no dichos, y de un futuro que pendía de un hilo.

All I Want   ─  NaruSaku OSTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang