Micaela Luna juró lealtad a Artemisa, odiaba las misiones y nunca había hablado con un hombre... hasta ahora.
Una profecía la obligó a viajar al Campamento Mestizo, colaborar con seres ajenos a su especie y descubrir que, tal vez, las cosas eran dif...
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Micaela se sentía en una burbuja de oscuridad y caos. No le importaba el día soleada y la gente parcialmente sonriente, estaba segura de que se quería robar su alma y que lo lograrían si ella contestaba a sus buenos días.
—¿Qué es eso?
—Una patineta eléctrica.
—Que... antinatural —dijo haciendo una mueca. —¿Desde cuándo se promueve tanto el sedentarismo? Ni siquiera tiene tanta utilidad, es solo... estética pretenciosa —dijo con un acento gracioso que solo salía en sus quejas y una mueca.
—Vaya, sí, hablemos de pretención —dijo Nico, quien avanzó como si nada después de soltar tal comentario.
—¿Nunca habías estado en la civilización actual?
Mica negó hacia Malcolm.
—¿Amazon tiene algo que ver con las amazonas?
—No estoy...
—Sí —interrumpió Nico —, las odiarías, ellas opinan que los hombres tienen derechos, muy anticuado si me preguntas.
Lo maldijo en nueve idiomas, pero simplemente apretó los labios y siguió con su camino, sabiendo que ceder ante sus provocaciones sería perder el juego.
—¿Y esos son celulares?
—Sí, sirven como medio de contacto, aunque los semidioses no los utilizan en misiones, suelen atraer monstruos.
—¿Comunicarse dices? ¿Ya nadie envía cartas?
—A menos que quieras pretender a alguien, lo cual supongo no es tu caso.
Malcolm le mandó una mirada de advertencia a Nico, tomando de pronto el rol de líder que se había auto-impuesto.
—¿Aquí hay sombras?
—Nada que temer —respondió el hijo de Atenea, ocupado en sus anotaciones en el mapa que tenía.
Se había sentado en una banca, y Nico y ella lo había seguido como corderitos. Tal vez estaban siendo demasiado pasivos, a Mica le supo amargo tener que admitir que, efectivamente, parecía a cargo.
—No tengo miedo —puntualizó Mica.
—¿Y si tuviera un pronombre masculino? ¿Cuando eras niña te asustaban con hombres en vez de monstruos?
Mica estaba a punto de perder la paciencia, dio gracias al Olimpo que una voz tras ella la interrumpió.
Aunque no debió cantar victoria tan pronto. Y ese detalle lo pagó con creces.
—Disculpa, ¿me pasas tu insta? —preguntó el tipo con una sonrisita que mostraba hoyuelos, una a la que Mica quiso responder gruñendo.