✮⋆˙𝒅𝒊𝒏𝒏𝒆𝒓 𝒂𝒕 𝒄𝒐𝒖𝒔𝒊𝒏𝒔 ✮⋆˙

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Subí las escaleras todavía con la piel tibia por el sol y la arena pegada en las pantorrillas. Amaba esa sensación: el cuerpo cansado, el pelo salado y el murmullo del mar colándose por las ventanas. Cousins me devolvía el alma de a poco.

Cuando entré en la habitación, la valija medio abierta me recordó que todavía no había terminado de ordenar, pero mis ganas de ducharme eran más fuertes. Me metí en el baño, dejando que el agua fría me despertara por completo.

Minutos después, envuelta en una toalla, me senté en la cama y empecé a buscar qué ponerme para la cena. Nada demasiado formal, pero tampoco como recién bajada de la playa. Elegí un vestido liviano, blanco, con tiras finas, y lo acompañé con unas sandalias bajitas. Me solté el pelo y me miré al espejo. Por primera vez en mucho tiempo, me sentí... bien.

Justo cuando estaba guardando el neceser en el cajón, alguien golpeó la puerta suavemente.

-¿Sam? -era Steven. Asomó la cabeza por la puerta con una sonrisa que intentaba parecer relajada, pero no le salía del todo-. ¿Puedo pasar?

-Claro -dije, todavía de espaldas, acomodando cosas sobre la cómoda.

Lo escuché entrar, y cuando me di vuelta, lo vi parado en el medio de la habitación como si no supiera qué hacer con las manos.

-Te ves linda... digo, bien. Recién llegada del mar, onda sirena o algo así -intentó bromear.

-Gracias -reí un poco, porque lo notaba raro-. ¿Querías algo?

-Sí... o sea, no. Digo... -se rascó la nuca, torpe- Solo... Esta noche, después de la cena, con los chicos vamos a la fogata en la playa. Como siempre

Lo miré, esperando.

-¿Querés venir? -preguntó, al fin, mirándome a los ojos.

Lo miré un segundo. Su voz tenía ese tono inseguro que rara vez usaba, y por un instante, me pareció ver al chico de trece años que me había robado un beso a escondidas en el muelle.

𝐈𝐍 𝐁𝐄𝐓𝐖𝐄𝐄𝐍 - 𝐭𝐡𝐞 𝐬𝐮𝐦𝐦𝐞𝐫 𝐈 𝐭𝐮𝐫𝐧𝐞𝐝 𝐩𝐫𝐞𝐭𝐭𝐲Où les histoires vivent. Découvrez maintenant