El salón de los Acuerdos

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CIUDAD DE CRISTAL (Malec)

"El rostro de Alec se ilumino.

-Allí esta Magnus -Dijo él, y se fue sin mirar atrás, abriéndose camino entre la multitud hacia el lugar donde estaba el alto brujo.

La sorpresa de Magnus mientras Alec se aproximaba a él era visible incluso desde la distancia."

Ciudad de Cristal, Cassandra Clare

Libro tres de la saga Instrumentos Mortales.

El salón de los Acuerdos

Magnus no podía dejar de mirar a los hermosos ojos azules del Cazador de Sombras. Había demasiadas personas a su alrededor y nunca se imaginó que se le acercaría en este lugar.

Pero Alec caminaba seguro hacia él y le sonrió, estaba completamente uniformado, con un cinturón del que pendían múltiples armas. Llevaba un arco sujeto a la espalda, como era casi siempre, sin embargo, se miraba diferente noto Magnus.

―Hola. ―dijo el chico sencillamente cuando estuvo frente al brujo.

―Alexander, ¿Todo está bien? ¿Necesitas algo? ―Magnus le pregunto sinceramente, si Alec necesitara algo haría lo que fuera para dárselo.

Alec abrió la boca para comenzar a hablar con el brujo, pero fue interrumpido por la muchedumbre a su alrededor; hadas, Cazadores y hombres lobos pasando entre ellos. El chico frunció el ceño y miro a su alrededor, con determinación tomo a Magnus del brazo y lo arrastro con él fuera de la multitud. Se detuvo cuando considero que estaban suficientemente apartados para hablar con tranquilidad.

― ¿Por qué me secuestras, Lightwood? ―pregunto divertido el brujo.

―Quiero preguntarte si te gustaría ser mi compañero en la batalla.

Magnus parpadeo, esto era diferente, muy nuevo para no asombrarse.

Su mirada cambio de divertida a una llena de ternura.

―Te lo dije, Alec, estoy aquí solo por una persona, y no veo una mejor forma de protegerlo que siendo tu compañero.

―Uhm, esa persona... quiero decir, ¿Estás hablando de mí?

Magnus no pudo evitar sonreír, sabía que cuando Alec hacia este tipo de preguntas lo hacía en serio, siempre actuaba como si él nunca fuera a ser la prioridad de nadie.

―Estúpido Nephilim.

Alec rodo los ojos ya que Magnus se miraba irritadamente divertido.

―Sí, eso ya me lo dijiste ―le dijo bruscamente como solo sabía ser―. Y también dijiste que me amabas.

Alec se congelo casi instantáneamente al escucharse, nuevamente su boca lo traicionaba, soy muy bueno para ponerme en ridículo pensó, miro a Magnus y no podía negar que el brujo se miraba incluso más sorprendido.

―Lo dije. ―confirmo. Sus ojos de gato miraban fijamente al azul de los del Cazador―. Porque es la verdad.

Alec respiro profundo, no se había dado cuenta que se le había ido el aliento. Bajo la mirada y alcanzo su estela desde su cinturón, tomo el brazo del brujo de manera muy natural, Magnus llevaba un largo abrigo abotonado hasta el cuello, y su cabello que normalmente estaba en punta ahora estaba peinado hacia atrás, todo en Magnus le era muy familiar y se sintió oscuramente orgulloso de ello. Comenzó a trazar la runa en la mano del brujo, su cabello caía hacia enfrente tapando sus ojos.

Al terminar guardo su estela y sin soltar la mano del brujo paso sus dedos por la runa recién creada provocando un cosquilleo en la piel sensible de Magnus.

― ¿Te ha dolido? ―pregunto Alec mirando finalmente al rostro del brujo.

―No realmente. ―Magnus cada vez estaba más y más extrañado del comportamiento de Alec, había demasiada gente alrededor de ambos como para que tomara de esta manera su mano. Siempre había sido en extremo temeroso y reservado con respecto a su comportamiento al estar juntos en público, este Alec se notaba muy diferente a lo que Magnus se había tenido que acostumbrar.

Y las sorpresas estaban lejos de acabar. El Cazador de Sombras soltó la mano de Magnus solo para colocar sus brazos alrededor del brujo y levantar la cabeza lo suficiente para alcanzar sus labios.

Alec lo estaba besando, besándolo frente a Cazadores y submundos.

La gente a su alrededor miraba asombrada el espectáculo y los murmullos no se hicieron esperar. Magnus estaba en estado de shock y parado ahí con los suaves labios de Alec sobre los suyos, miro hacia el otro lado de la habitación donde sabia se encontraban los padres del chico.

Maryse y Robert Lightwood los miraban fijamente. Magnus noto con claridad como la madre de Alec se llevaba una mano a la boca. Después de un momento y de un beso que, pensó Magnus pudo ver sido increíble si no hubiera estado tan preocupado por buscar personas en la habitación, Alec separo sus labios, pero no sus brazos estos siguieron alrededor de Magnus.

Alec observo al brujo.

― ¿Estás bien? Te ves... preocupado.

―No soy yo el que debe preocuparte ―dijo―. ¿Qué haces, Alexander?

―Nada malo pienso ―le dijo el Cazador acercándose nuevamente a los labios de Magnus―. Solo estoy besando a mi novio.

En esta ocasión El Gran Brujo de Brooklyn correspondió al abrazo y correspondió al beso. Ahí, frente a todo el mundo, uno de los más anhelados deseos de Magnus se estaba cumpliendo. Se había terminado el andar por ahí a escondidas, y se sintió muy arrepentido de haber pensado que Alec nunca tendría el valor de reconocer su relación. Pero ahí estaba; haciendo a un lado sus miedos y aceptando con valentía lo que seguramente sería una vida conflictuada debido a la manera en que los Cazadores de Sombras eran tan cerrados con este tipo de cosas. Aun así, en este momento lo único que le importaba era el disfrutar de Alec, disfrutarlo de la manera en la que siempre quiso hacerlo; sin más mentiras ni escondites. Mi novio, recordó Magnus y sujeto a Alec con mucha más fuerza.

Ciertamente ninguno de los dos tenía la intención de soltar al otro, podrían estar rodeados por una multitud, pero eso no importaba en absoluto, se encontraban perdidos en los labios del otro. Después de un buen rato sus labios por fin se separaron lo suficiente para mirarse a los ojos, ambos se encontraban respirando con cierta dificultad. Tanto Magnus como Alec rieron abiertamente para después soltarse, al parecer se dieron cuenta de que este no era precisamente el mejor lugar ni el mejor momento para hacer ese tipo de demostraciones de afecto.

―Bien ―dijo Magnus aclarando su garganta―. Debemos ir a la plaza, tengo que hacer un portal.

La determinación en los ojos de Alec se acentuó y caminaron hacia la plaza con una muchedumbre de Cazadores y Subterráneos.

Alec se sentía el más valiente del mundo y Magnus el más poderoso, saber si era a causa de la runa Alianza era difícil, aun así, ellos estaban juntos y de esa misma forma caminaron sin temor hacia la batalla.

Ciudad De Cristal *MalecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora