•Final•

535 56 3
                                        

Los días que siguieron fueron, en apariencia, tranquilos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Los días que siguieron fueron, en apariencia, tranquilos. A pesar del momento tenso con el padre de ella, el hombre no volvió a aparecer. Porque, a pesar de todo lo difícil que era tratar con él, algo que no se le podía negar era que tenía principios: Uno de ellos era no entrometerse en relaciones ajenas.

Sin embargo, la ausencia de su figura no significaba que todo estuviera resuelto; Apareció otro problema: Oskari. No en persona, sino en papel. Sus cartas comenzaron a llegar poco después, cada día, todas con la misma intención: Permanecer en contacto.

Pero, poco a poco, como si finalmente lo entendiera, Oskari dejó de escribir. Las cartas comenzaron a llegar con menos frecuencia hasta que, un día, dejaron de llegar por completo.

Ella suspiró de alivio la mañana en que notó el buzón vacío; No dijo mucho al respecto, pero su rostro hablaba por sí solo. Simo, al notarlo también, sonrió apenas mientras tomaba su café.

Querían creer que Oskari finalmente había encontrado a su verdadera media naranja, alguien que le correspondiera. Y si era así, se alegraban. No solo porque él ya no insistiría, sino porque significaba que ya no sufriría por un amor que, desde un principio, estuvo destinado a ser de otro.

A pesar de todas las dificultades que enfrentaron, tarde o temprano, todo corazón quiere hablar.

No hubo una gran preparación ni un escenario dramático para la confesión. Fue durante uno de esos días tranquilos, donde el cielo nublado y el aire fresco animaron a salir a caminar con Kille.

Paseaban sin prisa por un sendero tranquilo cuando, en medio de una pausa cómoda, las palabras salieron casi al azar, como quien comenta el clima. Ambos se dijeron lo que llevaban tiempo guardando: solo un "me gustas" dicho con sinceridad y respondido con la misma honestidad.

Al volver a casa, sus manos se encontraron como si no hubiera otra forma de caminar juntos. Fue un agarre simple, monótono, pero dulce como ellos.

Pasaron tres meses antes de que decidieran dar la noticia a la familia de Simo. No porque dudaran de sus sentimientos, sino porque querían asegurarse de que lo suyo no era un impulso, sino algo que había echado raíces profundas.

Cuando lo dijeron, la madre de Simo reaccionó como se esperaba: un regaño directo, cargado de cariño encubierto por haber tardado tanto en compartir algo tan importante.

Las hermanas de Simo no se quedaron atrás. Su hermana menor soltó un chillido de victoria, mientras la mayor reía con satisfacción, recordándole a Simo con ese "te lo dije" que venía acumulando desde hacía tiempo.

 Su hermana menor soltó un chillido de victoria, mientras la mayor reía con satisfacción, recordándole a Simo con ese "te lo dije" que venía acumulando desde hacía tiempo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
•𝐇𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐋𝐚 𝐌𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞• {𝐒𝐢𝐦𝐨 𝐇𝐚𝐲𝐡𝐚}Where stories live. Discover now