Capítulo 47: "Todo vuelve"

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No me cabía aún que fuera mi hermano, así que comencé a hacerle preguntas MUY personales que solo mi hermano y yo sabíamos. Todo coincidía así que lo llevé a casa, en estado de shock.
Al abrir la puerta Rubius asomó su cabeza desde la cocina y mi hermano abrió tanto la boca que casi se acalambra.
Él también era una Criaturita, por lo que no se creía que estuviera frente a su ídolo.

-¿Quién es él?-. Pregunta Rubius sin quitarle la vista de ensima.

No sabía si responder o tirarme desde la ventana de la cocina por la presión. Traté de calmarme, pero cuando estaba a punto de hablar Stephan se adelantó.

-Soy su hermano.-. Dijo con una sonrisa en el rostro. Él permanecía tranquilo, mientras que yo recordaba ese maldito día en que lo había perdido. O bueno... eso creía.
Para él era como si nada hubiera pasado. No se ha de imaginar el dolor que me provoca verlo aquí conmigo, a mi lado, vivo. No es un sueño y mucho menos una ilusión.
Rubius se quedó en blanco, al igual que yo.

-¿P-pero no habías dicho que...?-

-Ya sé... lo que dije...-. Traté de frenarlo. No he sabido nada de mi hermano en estos últimos ocho años. Podría herirle hablar de aquel tema. La verdad es que sí parecía que fuéramos hermanos, ambos castaños, ojos café, dedos largos y finos... todos nuestros rasgos eran casi idénticos.

-Rubius eeeh... necesito hablar con Stephan... a solas.-. Él asintió y se fue a seguir haciendo lo que sea que haga en la cocina.

¿Era idea mía o en su mirada había enojo? Ay Jaz... tantas emociones te afectan el cerebro... DEJA LAS DROGAS COÑO.

Llevé a mi hermano a mi cuarto y sentados en la cama comenzamos a hablar. Me contó que en realidad no había muerto, sino que se había salvado del accidente y en cuanto recobró la memoria huyó. Como un animal, como un cobarde. Estaba arrepentido, pero con las cosquillas todo se soluciona. Dijo que había vagado por las calles desde aquel día, que se puso en el lugar de los pobres como castigo. Por no volver a ayudar a nuestros padres o acompañarlos al menos.
Dejamos todos aquellos temas grises de lado y hablamos del presente, del ahora. Tampoco le conté lo de Jazez. No es es que no tuviera confianza en él, todo lo contrario, pero que lo sepa puede implicar riesgos y que muchas personas estén en peligro.

Rubius también quería hablar con él, así que los dejé a solas y comencé a dibujar. Cuando tienes muchas emociones dentro de tí es difícil expresarse con tan solo un dibujo, una canción o un plato de comida, por lo que te quedas en blanco sin saber qué hacer. Pues ésta es mi situación. Hasta que un papel de desliza por debajo de la puerta con tan solo dos palabras:

"Te encontró..."

No tenía firma ni ningún indicio que me permitiera determinar de dónde vino la carta y quién la mandó, así que no le di demasiada importancia y seguí dibujando.
Cuando los chicos salieron de la habitación, Rubius estaba algo colorado y Stephan no paraba de sonreir. Please que no sea lo que estoy pensando...

Quedamos en salir con Mangel también a cenar afuera. Estaba algo enfadada aún con Rubius pero no siempre puedo estar así, decidí aceptar solo por el hecho de que mi hermano estaba aquí. Tuvimos que contarle toda la historia a Mangel, que estaba igual que nosotros, en estado de shock.
El mundo se consume en shock, el shock es shock, el shock es shock, el shock es shock, ¡aprende algo shock! Vale paro.
Obviamente mi hermano tuvo a misma reacción que yo cuando estuve por primera vez en Madrid. Todo mucho más limpio, de noche una ciudad hermosa, todo muy distinto a Argentina, sin mencionar el idioma.

Luego de volver de comer volvimos a casa, pues los chicos estaban cansados. Stephan durmió en mi cama mientras que yo dormía en la cama de Rubius... con él a mi lado. Se habían hecho las dos de la madrugada, y ya saben que pasa.
Me vestí de negro, agarré el bolso y estaba por abrir la puerta cuando alguien toca muy suavemente en ella. Fueron apenas tres golpes apenas perceptibles. ¿Quién podría ser a ésta hora? Abrí la puerta rápidamente para hechar a quien quiera que esté del otro lado, pero me detuve en seco al ver a Zeke allí parado como si fuera normal golpear las puertas de las casas agenas a las dos y media de la mañana.

Mi vida con RubiusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora