Era un sábado por la mañana cuando Ulises y Ana finalmente llegaron a la ciudad donde Ana había nacido y crecido. Aquella ciudad que albergaba tantos recuerdos de su infancia. Se hospedaron en un hotel, donde pasarían el fin de semana: sábado y domingo.
Tras dejar sus maletas en la habitación, salieron de inmediato rumbo a la antigua casa de Angelique. Ana caminaba con una mezcla de nostalgía y esperanza, pero al llegar, se dio cuenta de que ya nada era como antes. Angelique ya no vivía alli. Tal vez por eso nunca respondió a sus llamadas ni a los mensajes. Aun así, Ana no perdía la fe de que su vieja amiga ya no estuviera enojada con ella.
Tocaron la puerta de la casa y una mujer que no conocían les abrió. Ana, con educación, preguntó si sabía la nueva dirección de quienes vivían allí antes. La mujer, amablemente, les dijo que sí y les dio la dirección actual de Angelique.
Con renovadas expectativas, Ana y Ulises caminaron hasta la nueva dirección. Era un edificio de departamentos. Ana miró hacia arriba, algo intimidada por el lugar, y se acercó al casero. Le preguntó si Angelique Lourdes vivía allí.
-Sí, vive aquí-respondió el hombre. ¿Qué relación tienes con ella?
-Soy su mejor amiga de la infancia -dijo Ana con una sonrisa nerviosa.
El casero la observó un momento, luego asintió y les permitió el paso.
Mientras subían, Ana no podía controlar los nervios. Hacía tantos años que no veía a Angelique... no sabía cómo reaccionaria. ¿La abrazaría? ¿Le cerraría la puerta en la cara? El corazón le latia con fuerza. Cuando llegaron al departamento, Ana se detuvo frente a la puerta, incapaz de moverse.
Ulises la miró, le tomó las manos y le dijo con suavidad:
-Tú puedes, mi amor.
Ana asintió y, con el corazón palpitando, tocó dos veces. En cuanto lo hizo, una sensación extraña la invadió. Era como si pudiera reconocer el aroma del perfume de Angelique acercándose desde el otro lado de la puerta.
Mientras tanto, Angelique estaba acostada en su sillón. Aún era temprano para ir al trabajo. Desde la muerte de su madre, habia cargado sola con todos los gastos del funeral y del departamento. Ese pequeño lugar era lo único que tenía. Desde que todo terminó con Sebastián, se había encerrado en sí misma. Ya no salia. Sus compañeros de trabajo la evitaban, la tachaban de amargada, mandona y malhumorada. Y aunque habia logrado convertirse en gerente económicamente no le iba mal, no se sentía feliz. Su vida, en apariencia estable, se sentia completamente vacía.
De pronto, un sonido la sacó de su trance. Alguien tocaba la puerta. Frunció el ceño, confundida. No esperaba a nadie. No tenía amigos, y tampoco familia. "¿Será el casero?", pensó, mientras se acercaba con desgano.
Pero cuando abrió la puerta, todo su cuerpo se tenso.
Ahí, frente a ella, estaba la persona que menos quería ver en el mundo. La que más le dolia recordar. Su exmejor amiga de la infancia: Ana McLaren.
Ana fue la primera en hablar.
-¡Angi, hola! -dijo, abrazándola.
-Ana-respondió Angelique con seriedad ¿Qué haces aquí? -preguntó, zafándose del abrazo. Pero la sintió extraña... Se veía muy pálida, estaba fría y vestía de negro. Esa no era la Ana de antes. Sabía que algo había cambiado en ella.
-Lo siento por venir sin avisar-dijo Ana, pero estuve llamándote todo este tiempo que me fui, y nunca contestaste. Fui a tu antigua casa, pero me dijeron que ya no vivías ahí. La dueña me dio tu nueva dirección. ¿Cómo has estado? ¿Dónde está tu madre? No la veo -dijo, mirando al interior del departamento.
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~~~Dolor,traición Y Amor~~~
VampireUna familia vive con ilusión la dulce espera de sus mellizas. La casa se llena de preparativos, risas, y sueños compartidos. Todo parece perfecto. Sin embargo, una tragedia inesperada ocurre antes del nacimiento de una de las niñas, una pérdida tan...
