𝚁𝚎𝚏𝚕𝚎𝚌𝚝𝚒𝚘𝚗𝚜 • 𝙽𝚒𝚌𝚘 𝙳𝚒 𝙰𝚗𝚐𝚎𝚕𝚘

••• 3 •••

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El rubiecito no cerraba la boca.

Palpó su armónica, considerando brevemente si era socialmente aceptable lanzársela al cráneo.

Típico. Los hombres creyéndose sabelotodos y sobre explicando cosas que no eran tan difíciles de entender.

Malcolm Pace revolvía su cabello de princeso, mientras hacía apuntes en su libreta, dando datos que sin duda tenían el fin de hacerlo lucir intelectualmente superior.

El búho de la profecía, estaba claro que era él.

—Disculpa, ¿me estás escuchando?

—Sí.

—¿Te ofendí o...

—No —negó Micaela sin intenciones de alargar la conversación. —¿Dónde está el otro participante?

—¿Hablas de Di Angelo? Bueno, él... suele levantarse tarde, pero podemos volver a discutir nuestros roles y...

—No necesito que vuelvas a hablarme como si tuviera seis años mientras ocultas de forma leve esa arrogancia notable en tu voz. Sé que eres hijo de la señora Atenea, pero no soy tonta. Ni siquiera Palas logró callar a Aracne, ¿crees que vas a lograrlo conmigo con tecnicismos?

Malcolm pareció querer decir algo al respecto para defenderse, pero cerró la boca al entender que intentar debatir probaría su punto.

Y luego, como si todo estuviera ya premeditado, apareció el tal Di Angelo frente a ellos. Mirándolos como si ya todo su día estuviera arruinado.

Mica pudo haber brindado por eso.

—¿Les puedo ayudar?

—No lo sé —soltó Mica —Dímelo tú.

—¿Y tú eres?

—Micaela Luna.

—La hija de la luna —soltó Nico sentándose, alzando ambas cejas sin parecer impresionado. Casi como si la simple idea le pareciera ya una carga.

—¿Tienes algún problema?

—¿Debería? —preguntó sentándose junto a Malcolm —. Además, ¿por qué te sientas tan lejos? No mordemos —dijo con crudeza,

Mica miró la distancia. Dos metros como mínimo, como se había auto-impuesto.

—Estoy siendo generosa.

Nico miró buscando respuestas. Malcolm suspiró con su aire de sabio dador de respuestas.

—Ella no había visto a un hombre en diecisiete años. Quirón me lo informó.

—¿Seguirán hablando como si no estuviera aquí?

—No es que estés receptiva a dar respuestas.

—¿Cuál es tu problema?

—Eso ya lo preguntaste —dijo Nico sin el más mínimo rastro de interés sincero en seguir con la conversación.

¿Qué se creía?

—No, pregunté si tenías alguno antes, ahora estoy segura de que es así y te pregunto cuál es.

Nico miró al cielo, casi y pareció que contó hasta 100 en griego y luego se centró en ella.

—¿Terminaste?

Mica quiso hablar, pero Malcolm los interrumpió a ambos.

—Muy maduro, ahora, si me permiten, me gustaría plantearme qué es lo que busca Afrodita en el Inframundo y cómo eso nos involucra directamente. Así que, teniendo en cuenta que están tan dispuestos e interesados, me gustaría escuchar alguna idea.

Un silencio denso se instaló entre los tres.

Claro que no tenían nada. Mica no era exactamente una estratega y ellos eran... Hombres.

—Mi padre y ella han estado peleados. No pregunté porque para no involucrarme y no funcionó muy bien.

—Prístino —masculló Mica.

Nico alzó una ceja.

—Significa...

—Gracias, Malcolm —soltó Nico con desgana, dándole a su sandwich un mordisco con desgana.

—Solo diré que no tenía sentido.

—Un digno hijo de la señora Atenea.

Quirón se acercó a los tres, con una sonrisa apacible que generó desconfianza en más de uno.

—Veo que ya tuvieron la oportunidad de convivir los tres.

Una que a Mica le hubiera gustado desaprovechar, pero quién era ella para decirlo en voz alta.

—¿Cómo les va?

Malcolm abrió la boca pretendiendo una sonrisa. Porque era un lamebotas y porque los hombres eran de esa forma.

Mentirosos.

—Bien. Seguimos discutiendo la misión.

—Genial, porque deberán partir hoy mismo.

Nico se llevó las manos al cuello fingiendo asfixiarse a sí mismo.

—Encantador —dijo Quirón, mostrándole una mirada desaprobatoria que ni siquiera fue severa. —Espero que se comporte de forma adecuada con nuestra invitada.

Nico pareció querer contestar, pero Malcolm lo interrumpió.

—Todo estará bien.

Eso le devolvió la sonrisa al rostro a Quirón.

Aunque estaba claro que no le creía del todo ni confiaba en el criterio de las dos personas junto al rubiecito.

—Caballeros, señorita —dijo antes de retirarse.

Ella hizo lo mismo.

—Nos vemos luego —soltó Nico con una sonrisa irónica.

Ella la odió.

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Nota de autor

Entiendo si odian a Mica a este punto.

En fin, de que... ¿Qué les va pareciendo la historia ahora que apareció Nico?