V e i n t i c u a t r o

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Abrí la puerta de la habitación de Spencer sin siquiera tocar, viendo que ya tenía su ropa empacada. Él se dio cuenta de que cargaba un bolso en mi espalda y me observó con desconcierto.

—Antes de que preguntes no iré a la fiesta de los Weasley y sí, viajaré contigo a casa de nuestros padres.

No pude mirarlo a los ojos, desde ayer estaba evitando sus preguntas. Se la pasó buscando la forma de saber qué ocurrió en la piscina, pero no fui capaz de admitirle que me había estado comiendo a besos con Calum en los vestidores y que Jamie y él se fueron a los golpes por mí. Sentía vergüenza y que sería mucho material que podría usar en mi contra para molestarme por el resto de mis días. Claramente, era consciente de que el secreto no se mantendría eternamente, pero este fin de semana me daría el lujo de conservar la calma.

—Estás muy extraña desde ayer, pero bueno. Ellos estarán dichosos por recibir la visita de ambos. —Se encogió de hombros y se colgó el morral, dirigiéndose a la salida de la habitación.

Le seguí el paso, debatiendome internamente si estaba tomando la mejor decisión. Calum me intentó contactar de todas las maneras posibles y no le di ni una señal de vida. Con tantas cosas ocurridas en las últimas semanas sentía que no era apta para sobrellevar tanta carga. Tal vez actuar de esta manera solo demostraba mi poca capacidad de asumir mis acciones y enfrentarme a las consecuencias de estas, sin embargo, no me juzgaría por eso. Necesitaba un respiro y estar en la fiesta de los Weasley no me lo permitiría.

Estar cerca de Calum solo haría más difícil para mí decidir de una vez por todas qué era lo que quería y lo más correcto para ambos.

Lisa se encontraba sentada en el comedor, desayunando y levantó la mirada del plato apenas sintió el resonar de nuestros pasos.

—¿En serio no irás a la fiesta? —me observó con desilusión, esperando que pudiera convencerme de retractarme.

—No, me gustaría pasar un tiempo con mi familia este fin de semana. Ya he tenido suficientes fiestas este mes  —mentí, aunque más para ella fue un engaño dirigido a Spencer. Lisa perfectamente sabía el motivo de mi huída.

—Sí, claro. Eso ni tú misma te lo crees —recriminó mi hermano, lanzandome una mirada juzgona.

—Cuídate y espero que la pasen muy bien en la fiesta, amiga —ignoré las palabras de mi hermano y le di un abrazo a la chica.

—Tú también. Pásala bien en el pueblo.

—Ya, dejen tanto drama. Ni que fuera la última vez que se van a ver —se entrometió Spencer, tomándome del brazo y finalizando nuestras muestras de afecto—. No tenemos toda la mañana, quiero llegar a la hora del almuerzo, mujer.

Entorné los ojos, negando con la cabeza. Él era tan insoportable. Y tendría que aguantarlo, sola, durante todo el viaje.

Dios, compadecete de mí.

►►►

Un fuerte movimiento provocó que mis ojos se abrieran de golpe. Mi caballeroso hermano me había propinado una palmada en la frente para anunciarme que ya nos encontrábamos en nuestro destino.

—¡Spencer! —grité, dándole múltiples zapes en la cabeza. Él la agachó, pero se reía como si mis palmadas no le dieran ni cosquillas.

CalumWhere stories live. Discover now