Tiempo despues:
POV – Eijirou Kirishima
A veces me despierto en mitad de la noche y me quedo en silencio, mirando el techo. Escuchando esa respiración suave, pequeñita, que viene desde la habitación contigua. Y en esos momentos, mi cabeza viaja. Siempre al mismo recuerdo.
La primera vez que la vimos. De verdad.
No en una imagen, no en una pantalla... sino en nuestros brazos.
Estaba envuelta en una manta blanca, pequeñita, tan liviana que tenía miedo de romperla solo con tocarla. La enfermera me miró y dijo mi nombre. No el de héroe, no el formal, solo:
—Eijirou, ¿quieres cargarla?
Mi garganta se secó.
Y cuando la tuve... cuando su cabecita se apoyó en mi brazo, y sus ojos —esos ojos rojos tan intensos, tan de él— me miraron por primera vez... sentí que todo dentro de mí se desmoronaba y reconstruía al mismo tiempo.
Era perfecta.
Pelo claro, revuelto como si ya estuviera lista para gruñirle al mundo. Esos pequeños dientecitos marcados que me hicieron sonreír aún con las lágrimas a punto de caer. La mezcla exacta de los dos.
Y entonces lo miré a él.
Bakugou estaba de pie, inmóvil, con los labios entreabiertos. No decía nada, pero su mirada... era todo. Tenía las manos a los costados, como si no supiera si podía tocarla, si estaba listo. Me acerqué, sin hablar, y le extendí los brazos.
—¿La quieres cargar?
Él dudó un segundo. Solo un segundo.
Y luego, con la torpeza más dulce que le había visto en toda mi vida, la tomó. Como si fuera fuego. Como si fuera... algo sagrado.
El silencio en la sala fue total.
Solo estábamos nosotros tres.
Y en ese instante, supe. Supe que nada volvería a ser igual.
Supe que habíamos creado algo más fuerte que cualquier batalla. Que cualquier herida. Que cualquier miedo.
Ella.
Nuestra hija.
Nuestro principio.
Recuerdo cuando la trajimos a casa.
El viaje en auto fue un caos silencioso: yo manejando como si lleváramos una bomba atrás, Bakugou en el asiento trasero con ella en brazos, mirándola cada tres segundos como si fuera a desaparecer. No sé cuántas veces le pregunté si todo estaba bien. No sé cuántas veces me respondió con un gruñido bajo, pero sin apartar la mirada de ella.
La casa estaba impecable. Lo habíamos preparado todo. Desde hacía semanas. Pero cuando abrimos la puerta, con ella entre nosotros, todo se sintió... nuevo. Diferente. Más real.
Esa noche, nadie durmió.
Ella lloraba cada cierto tiempo. Quería brazos, quería calor, quería asegurarse de que estábamos ahí. Y ahí estábamos. Siempre. Turnándonos, pero siempre juntos.
No me molestó. Ni un poco. Estaba agotado, sí. Pero cada vez que la cargaba y sentía ese cuerpito tibio apoyado en mi pecho, mi mundo se detenía.
Pero lo que nunca olvidaré fue lo que pasó cerca del amanecer.
Yo acababa de dormirla. Estaba ya en su cuna, por fin tranquila. Y al darme la vuelta lo vi a él, parado en la puerta, quieto. Con los ojos rojos... pero no como su color usual. Rojos de lágrimas.
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Recuerdos de lo que fuimos (Kiribaku)
Romance🧠💔 ¿Qué pasa cuando olvidas al amor de tu vida... pero él sigue ahí, fingiendo que nada ocurrió? Tras una misión fallida, Bakugou Katsuki despierta sin recuerdos de los últimos años... incluyendo su relación con Kirishima Eijirou. Los médicos advi...
