Capitulo 23

19 3 0
                                        


POV - Katsuki Bakugo

Había algo en despertar así... que todavía no me entraba en la maldita cabeza.

El calor de su pecho subía y bajaba lentamente, como un ritmo que conocía desde hace años. Estaba apoyado ahí, con mi rostro escondido entre su piel y la sábana revuelta. Su mano pasaba entre mi cabello con una suavidad que no merezco, pero que secretamente... amo. Aunque jamás se lo diría.

—Buenos días, Katsuki... —susurró con esa voz rasposa de recién despierto.

Gruñí por lo bajo.

—¿Otra vez con lo de decir mi nombre en un tono de pareja de novela? —murmuré sin abrir los ojos.

—Es que lo somos —rió muy bajo—. Y hoy más que nunca...

Me removí un poco, desorientado aún, y fue entonces cuando sentí sus labios en mi frente. Su brazo me envolvía como si no pensara soltarme nunca.

—¿Sabes qué día es hoy? —preguntó, con ese tono cálido que me rompía todas las defensas.

Mi cuerpo se tensó un segundo. No por miedo. No por duda.

Por... incredulidad.

No, no lo había olvidado. Era imposible. Las semanas previas habían sido un torbellino de planes, trajes, decisiones, papeles, citas, ensayos y más de una noche en la que me había ido a dormir preguntándome si de verdad esto era real. Pero por alguna razón, escucharlo de su boca, dicho con esa sonrisa en la voz... lo hizo aún más verdadero.

—Hoy es el día de nuestra boda, Katsuki.

Tragué saliva.

Y me quedé quieto.

—¿Estás... llorando? —preguntó Kiri, con un tono suave.

Gruñí más fuerte, escondiéndome en su pecho.

—¡No estoy llorando, idiota! —murmuré, con la voz un poco más rasposa de lo normal.

—Tienes los ojos rojos... —dijo, sin dejar de acariciar mi cabeza.

—Tú también los tendrías si alguien te despertara con frases cursis y te recordara que hoy te vas a casar con un maldito nerd como tú.

Se rió. Esa risa suya que me hace sentir que todo va a estar bien, aunque el mundo se caiga.

—Te amo, Katsuki. Y hoy... hoy vas a ser mi esposo.

Sentí un peso en el pecho. Uno bueno. De esos que no duelen, pero que llenan tanto que apenas te cabe el aire.

Me levanté solo un poco, lo suficiente para mirarlo a los ojos. El sol apenas entraba por la ventana. Y ahí estaba él, con esa sonrisa tranquila y enamorada, con el cabello hecho un desastre y los ojos brillando de emoción.

—Te amo, maldito idiota —le dije, como solo yo sabía decirlo.

Y al fin, sonreí también.

Porque sí. Hoy iba a casarme con él.

Y todavía no me lo creía.

..

Golpearon la puerta con tanta energía que pensé que la iban a tirar abajo. Solo una persona podía ser.

—¡Vamos, dormilones! ¡Es el gran día! —gritó Mina desde el pasillo— ¡Bakugou, deja de hacerte el duro, que sé que estás llorando!

Gruñí con fuerza desde la cama.

—¡Te voy a arrancar el cabello rosa si no te callas, Ashido!

Kirishima rió mientras se incorporaba conmigo. Su sonrisa era tan jodidamente brillante que me cegaba un poco. Acarició mi mejilla antes de levantarse y fue hacia la puerta para abrirla. Apenas lo hizo, una explosión de voces entró en la habitación: Mina, Sero, Kaminari, incluso Iida que venía a "supervisar que todo estuviera en orden".

Recuerdos de lo que fuimos (Kiribaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora