Hechizada [PARTE 1 COMPLETA - PARTE 2 EN PROCESO]

22. Mágico y Liberador

Andrew price.

27 de noviembre, 2019.

Espero afuera del auto, con la mirada fija en la puerta de su edificio. Ya no tolero un segundo más sin poder verla, necesito verla, perderme en el brillo de su mirada, llegar a casa con su aroma impregnado en mi ropa, necesito sentir la suavidad de su piel, necesito volver a besarla y haré todo lo posible por obtener un segundo beso de ella.

La puerta se abre y el aliento se me escapa cuando la veo, sus ojos grisáceos se encuentran con los mío y sonríe. Siento que la observo en cámara lenta cuando baja los escalones en ese vestido tejido color lila que, aunque su abrigo beige lo tapa un poco, puedo observar cómo se adhiere a su cuerpo moldeándolo de una manera que no me hace pensar cosas lindas y eso es culpa de ella, por tentarme y decir que le quitara la ropa para ver los tatuajes.

Jade se detiene al frente de mí y me parece adorable la forma en la que cruza sus piernas y sostiene su bolsa con ambas manos.

—¿No me saludarás? —pregunta.

Dios, tan solo escuchar su voz causa que mi corazón se acelere.

—Sí, es que... —suelto una pequeña risa y llevo una mano a mi cabello—. Me dejaste sin palabras, siempre me dejas sin palabras. Estás hermosa, Jade.

La veo tomar la solapa de mi abrigo y trago con dificultad cuando me acerca mínimamente hacia ella.

—Gracias —me mira de abajo hacia arriba y esboza una pícara sonrisa—. Tú también estás hermoso de ver, Andrew.

Bajo la mirada y rio a la vez que ella libera mi abrigo, alejándose.

Ella quiere que enloquezca.

—Gracias, Jade.

—¿Y a dónde tienes pensado llevarme?

—Uhm... —abro la puerta del copiloto para ella, sin dejar de verla, porque me resulta imposible hacerlo—. A un lugar que te gustará.

—¿Y si me das una pista? —insiste.

—¿Y si me muestras los tatuajes? —pregunto ahora yo, alzando una ceja.

Su boca se abre con asombro y me da un manotazo en el hombro.

—¿Acaso quieres que me desnude en la calle? —suelta, alarmada y con fingida indignación, cosa que me hace reír—. No conocía esas cosas de ti, Andrew.

Jade entra al auto y me inclino un poco hacia ella, mirándola con diversión.

—No, es obvio que no. Eso hazlo cuando estés en mi habitación.

Su boca se entreabre y si dice algo, no lo escucho porque cierro la puerta del auto. Admito que no esperaba ser capaz de decir algo como eso, pero no pude evitarlo y ahora no sé si fue un comentario muy apresurado. Tomo una lenta respiración y me obligo a tranquilizarme.